Nos despertamos en el Cajón del Maipo nuevamente pero partimos rápido rumbo a Santiago, donde apenas paramos unas horas para marcharnos enseguida a Valparaiso. a disfrutar de esa preciosa ciudad portuaria, fiestera, colorista y llena de vida. Al llegar paramos a comer delicias chilenas, y probé “chupe de jaiba“, una deliciosa mezcla de pan, crema, leche, queso, pan rallado, nuez moscada, vino blanco, pimienta y carne de jaiba o cangrejo, de una coqueta panadería que no podía tener mejor nombre, “Pan de Magia”.
Después nos marchamos al Festival Lambé Lambé, una propuesta de teatro de animación de pequeños muñecos y objetos que, acompañados por un relato y/o música en audio, dentro de una pequeña caja escénica, representan en pocos minutos, secretas situaciones teatrales que son apreciadas por sólo uno o dos y hasta tres espectadores cada vez.
Y al finalizar el espectáculo, el regalo fue asistir a la despedida del festival, una fiesta en barco por toda la bahía de Valparaíso, con música en directo, una temperatura agradable y rodeadas de nuevo de buena onda y amigos. Increíble.