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Tercera Víctima

Publicado el 16 julio 2013 por Bypils @bypils

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13-. Tercera Víctima

La invitación a café ha sido providencial.

No me ha dado tiempo a pensar demasiado pero, en este caso, prefiero sedarla casi hasta el coma y entonces…actuar.

No sé cómo puede reaccionar una mujer. Hasta ahora, sólo he matado a hombres y, claro, mi intuición femenina me dice que además de chillar como un cerdo degollado, se puede producir algún ataque físico con patadas, arañazos, mordiscos y tirones de pelo ( hasta arrancar los mechones de cuajo). No me puedo arriesgar…

Aprovecho un momento en el que ella se gira y vierto una ampollita en su café. En esa ampollita, hay un cóctel (molotov) de benzodiazepinas .

-Por favor, tengo un hijo. Mi compañero se ha largado de casa y no tengo más que mi trabajo para sacar a mi nene adelante…Le prometo que seré la mejor pollera que haya tenido jamás. Quíteme las vacaciones…Lo que sea. Lo que sea, por favor. No me despida. Se lo ruego.

-Comprenderás, Saray, que no puedo dejar así lo que ha pasado en la Pollería. Cuando te abrías de piernas para el charcutero, tenías que haber pensado en las posibles consecuencias. Y mira que te digo, ¡Si por lo menos hubieses sido cuidadosa y lo hubieses hecho bien y no te hubieran pillado! Pero, no. Dejas que Pepita te grabe en vídeo. ¡Qué humillación me habéis hecho pasar!

-De verdad. Lo siento. Se lo ruego, escúcheme, por favor. Su marido me amenazó y yo, yo…yo necesito este trabajo. Lo más importante para mí es mi hijo y…

Toc.

La frente ha chocado contra la mesa cuando, por fin tras diez minutos de lloros y ruegos, se ha dormido. Ese “toc” seco y profundo me ha parecido música celestial. He visto cómo se iban cerrando sus párpados. Después, ha empezado a hablar más lentamente, más lentamente, más lentamente hasta caer, en picado, encima de la mesa de roble. Si no fuera porque va a morir y no le va a dar tiempo, seguro que se hubiese formado un chichón bien hermoso…

Muevo sus brazos. Los dejo caer, muertos, a ambos lados del cuerpo. Duerme como un tronco… Tengo que darme prisa. Como las otras veces… He dejado una bolsa escondida en la entrada, detrás de los buzones. Allí tengo el material.

Cuando vuelvo a la cocina, veo que ella sigue en la misma posición. Aunque no es muy alta, me cuesta moverla. Quiero que esté bien sentadita. Como los demás…Me parece más… estético…

Antes, por eso, va a morir asfixiada…

En mis ratos de soledad, he hecho una capucha, que tiene varias capas de plástico del que no transpira y está forradita con una funda monísima de ganchillo.  La base es una máscara de sado, a la que le he tapado ojos y boca.

Se me da muy bien el ganchillo o crochet ( que es como lo llama ahora). En el Mercado, son famosos los tapetitos con los que decoraba la parada de la Pollería . Y…no hay que preocuparse por las huellas. Mi ADN no está en esta lana.  La capucha está limpia: me pongo guantes para tejer y compro los hilos en mercadillos para que no me puedan seguir la pista.

Tiene un cómodo cierre inferior, que cubre totalmente la cabeza e impide el  suministro de oxígeno. Puesta mi capuchita de crochet, no corre el aire…

Sé que, cuando empiece a faltarle el oxígeno, moverá los pies, las manos, se arqueará, obligando a sus pulmones a abrirse para captar una brizna de aire y finalmente, se pondrá rígida para después desfallecer y fallecer. Es un momento especialmente hermoso.

Ya fiambre, la colocaré bien sentadita .

Mira que bien le queda… Se lo merece. ¿Así que me ibas a despedir, Pollera? ¿Qué? ¿Por qué no me despides ahora, zorra?

No sé qué se cree la tía esta. ¡Sí todo el mundo sabe que sus tetas son postizas y que era una cornuda casi desde el primer mes de matrimonio ¡ Y es que el charcutero era un verdadero gilipollas. Un tirano. Uno de esos tipos que se cree que todo se puede comprar con dinero. No me dio tiempo a desplumarlo. Me folló, me metió en este lío y despareció. Un hijo de puta. ¿Y esta? Esta tipa no me da ninguna pena. Me dejó tirada, en el Mercado. Ni apelando a mi hijo, la vi compadecerse de mí.

Asquerosa.

La oigo murmurar. El plástico amortigua su voz.

Ya se está muriendo…

Esta mañana, ella y su actitud prepotente,  la han metido en la boca del lobo… ¡Ja! Despedirme a mí, a la Saray. Pero, ¿De qué vas, señorona? ¿Eh?

Uy! Mira como mueve el pecho. Quiere respirar y no puede. ¡Qué ritmo, oye! Arriba, abajo, arriba , abajo…

El primer asesinato lo cometí a los quince años.  Fue el tercer padrastro que tuve. Tenía las manos muy largas y era un impresentable.  Mi madre hizo la primera fundita. El muerto se quedó con los ojos abiertos y a mí me daba yuyu, así que mi mamá ideó la capucha, para no verle la cara mientras nos ocupábamos de hacer desaparecer el cuerpo. Al final, nos fuimos nosotras. Cambiamos de identidad y de ciudad y dejamos al cabrón ese, sentado a la cabeza de la mesa del comedor, con su capucha de ganchillo y el hedor de la muerte. Fue la noticia del año en nuestro barrio.

El segundo, ha sido hace poco. Un mes, más o menos. El borracho que vivía conmigo. Nadie lo ha echado de menos sólo sus clientes habituales. Además de vago, trapicheaba con drogas de diseño. La ampollita que he vertido en el café de la pollera, son restos de la última partida que tuvo en casa. Utilicé una con él…Ya  no me servía de nada.Es más, me molestaba,  así que le hice una capuchita de ganchillo. Como además de borracho, iba todo el día fumado, la suya estaba decorada con la bandera rastra y una silueta de Bob Marley. Me gusta estar atenta a los detalles… Lo dejé en un lugar en el que , algún día, espero, lo encuentren…O no. Me da igual. Lo que es una pena es que la fundita de ganchillo no vea la luz. Me quedó preciosa…

He esperado que se fuera ese Poli que va haciendo preguntas por el Mercado. Desde el hueco de la escalera he oído que se iba a Benidorm…Cuando él vuelva, yo ya estaré muy lejos de aquí. En Marruecos, por ejemplo. Otro nombre, otra vida. Ya lo empecé a preparar cuando me cargué al borracho.

Seguro que esta tía tiene pasta, joyas y cositas interesantes por aquí… Voy a mirar .No, espera, que ya le dan los espasmos…

Arriba, abajo, arriba, abajo…Abajo, abajo.

Ya está.

Fulminada.

Miro a la pollera, desmadejada , encima de la mesa…Mmm…Esta capucha no es tan personalizada como yo hubiera querido.. Es rosa y es bonita pero si me hubiese dado tiempo, hubiese dibujado una pata de pollo pero… Todo esto se ha precipitado esta mañana, con su visita…

¿Despedirme? ¿A mí? ¡Ja!

Ya está. La he dejado colocadita.

He encontrado dinero y unas joyas preciosas. Y una bolsa del Carrefour con un vestidito negro, unos Louboutin, unas gafas Chanel y  una peluca que me ha encantado.  Es una melena frondosa con mechas californianas. Me lo pongo todo. Es perfecto, nadie me reconocerá al salir de aquí.

También me llevo un Diario que había en el cajón secreto de su mesita de noche. Un Diario manuscrito…Es extraño, lo he ojeado rápidamente y he visto que trata de una Asesina en Serie. ¿No es curioso? Me lo llevo para leerlo más detenidamente. Dice que si matas a tres o más personas, dejando un intervalo de como mínimo un mes entre asesinatos, eres un Asesino en Serie.

Saco las cuentas. Tengo a tres y he dejado pasar el tiempo reglamentario…¡Sí! La pollera es la Tercera Víctima de… ¿Cómo podría llamarme? ¿La Asesina de La Capucha  de Ganchillo? ¿De crochet, por modernizarlo? No sé. Tengo que pensarlo…

¡Qué ilusión! Ya verás cuando se lo diga a mi madre…

¡Soy una Asesina en Serie! …

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NB : Este es el capítulo final de “La Asesina del Pollo”. La pobre pollera nos ha dejado,  sin poder hacer realidad su sueño… No sé qué hará el Inspector Flórez cuando vuelva de Benidorm y se encuentre todo este lío y si perseguirá  ( o no ) a “La Asesina de la Capucha de Ganchillo” que ya viaja rumbo a Marruecos con su madre, su hijo y otra identidad…

Gracias,  a todos,  por seguir este Thriller ¿?.

En PDF para descarga, aquí.


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