Revista Cine
Directora: Tatiana Gaviola
"Teresa" es la segunda película de Tatiana Gaviola, trece años después de "Mi último hombre". Tiene una tercera en preparación que, en teoría, se estrena el próximo año, es decir once después de ésta. "Teresa" es un biopic, bastante convencional, de la poeta Teresa Wilms Montt, que en vida publicó cinco libros y, décadas después de su muerte, fueron publicados sus diarios íntimos. Teresa Wilms Montt es conocida por su espíritu inquieto y rebelde, por su alma mutilada gracias a los conservadores de la época, que le cortaron las alas y la empujaron al suicidio. Se casó tempranamente con el sobrino del malogrado presidente Balmaceda, relación furtiva por la que debió huir de la casa paterna, y con quien tuvo dos hijas. El esposo era celoso y, por despecho, hizo que la familia de ambos la enviaran a un convento, presa en la práctica, en donde intentó suicidarse debido a la separación de sus hijas, arrebatadas de su seno. Su amigo Vicente Huidobro la ayudó a huir a Buenos Aires, en donde se empapó del ambiente artístico, llegando a ser publicada con su propio nombre, mientras en Chile aún escribían pestes sobre ella en la prensa. También vivió y publicó en España, luego fue a París a encontrarse con sus hijas, ubicadas en la capital francesa porque el suegro era embajador, aunque no tardaron en nuevamente alejarla de sus hijas, golpe demasiado cruel para la poeta Teresa Wilms Montt, impelida a acabar con su vida. Un conocimiento rudimentario de su biografía permite notar que "Teresa" es un repaso bastante somero y resumido de su trágica vida y fascinante personalidad, haciendo del visionado una experiencia bastante plana y poco interesante. La película consta de los hitos o episodios más importantes de su existencia, más o menos lo que les he contado recién, con fugaces apariciones de ciertas personalidades como la del poeta y novelista Victor Domingo Silva, e incluso una aún más fugaz e intrascendente aportación de Valle-Inclán, a quien vemos de juerga con la poeta y luego adiós, si te he visto no me acuerdo (por lo demás, Wilms Montt entabló amistad con Victoria Ocampo, con Borges, con otros escritores españoles, con el gran Joaquín Edwards Bello). Su personalidad se intenta retratar a través de la narración en off de su diario, en donde habla de las injusticias y vejámenes que se cometen en su contra, pero es un recurso manido y también superficial, son palabras que recitadas resultan vacías e impostadas (y eso que son palabras de la misma poeta, que en papel transmiten el complejo e intenso volumen de emociones de su autora), poco se adentra en la verdadera Teresa Wilms Montt, y poco puede hacer Francisa Lewin (no obstante su excelente interpretación) para darle consistencia y entidad a un personaje pobremente escrito y construido, lamentable considerando en quién se basa, peor considerando la oportunidad que una película así significaba. Aunque tiene escenas bastante bellas, muy bien filmadas, al igual que en "Mi último hombre", la sensación es de decepción, de interesante idea perdida en un desarrollo opaco y mediocre, nuevamente, debido principalmente al guión, a lo esquemático y mecánico de su estructura, a lo timorato y feble de su abordaje a la figura de su protagonista. La voz en off busca transmitir todo lo que la puesta en escena de Gaviola no puede; la verdad es que la Teresa de esta película es un cuerpo vacío, un cuerpo zamarreado por acontecimientos, pero qué hay de la persona dentro de ese cuerpo, qué hay de ese mundo interior, cómo cambia y reacciona ante las agresiones, ante el apoyo de algunos, ante el cambio de países y sociedades y realidades, cómo evoluciona esa persona a lo largo de los años, por qué exactamente cambia de peinado y de estilo de vestimenta, ¿es sólo por el lugar en el que momentáneamente se encuentra o por una visión madura de sí misma, madurez moldeada por sus experiencias?, y qué aprende, por qué escribe, en fin, tantas posibilidades perdidas.
No señor, "Teresa" no le hace justicia a la verdadera Teresa Wilms Montt, en lo absoluto... No digo que sea mala película, sí lamentablemente desaprovechada. Se puede ver sin problemas, después de todo Gaviola tiene una solvencia notable, pero pasa al olvido tan pronto como termina de exponernos, simplemente, los hechos.
¿Lo mejor? Indudablemente, la banda sonora de Juan Cristóbal Meza.