María de la Luz Poblete Corona, ocd
Acabamos de celebrar el centenario de la muerte de santa Teresa de Los Andes (1920-2020) y la familia del Carmelo Descalzo en Chile nos invitaba a volver nuestra mirada a lo esencial de la vida que es solo Dios y a configurarnos cada día más a vivir la experiencia transformadora de Jesús[1]. En resumen, esta fue la clave de la vida de la carmelita chilena, Juanita-Teresa, a quien queremos recordar en este nuevo aniversario de su muerte.
Si hay algo que desde pequeña identificó a Juanita, fue ir configurándose poco a poco con Jesús, pero éste crucificado. Ella no se centraba en el sufrimiento como tal, sino que cada vez tenía su mirada puesta con más fuerza en Jesús. Ahora, evidentemente, el sufrimiento y el que se le presentara en su vida concreta, era el medio más real que tenía ante sí misma para manifestar su amor a Cristo. Juanita nos dice: Veo que Dios quiere probarme, porque a cada instante me envía sufrimientos. Mas todos se los ofrezco, ya que comprendo que por ellos me he de asemejar a Jesús crucificado y he aquí mi único ideal[2].
En esta configuración del día a día con Jesús crucificado, se va tejiendo la autenticidad de su fidelidad al camino que se había propuesto como respuesta a su amor, fiel discípula del Maestro en su identificación con el misterio Pascual. Su fe va madurando y su amor por Él se va haciendo cada vez más verdadero hasta llegar a fraguar en una existencia mística, en su relación esponsal con Jesús y entregada siempre a los demás.
Les dejamos a continuación con el artículo del joven carmelita chileno, fray Cristhian Ogueda, profundo conocedor de la espiritualidad de santa Teresa de Los Andes, publicado en la Revista Humanitas, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, n° 96, pp. 50 – 65.
Puedes leer el artículo en este enlace: La categoría de víctima adorante en la espiritualidad de Teresa de Los Andes.
[1] Carta de la familia del Carmelo Descalzo de Chile, publicada en el sitio web http://iglesia.cl, de la Iglesia de Chile, el 10 de julio de 2019 en una carta abierta al pueblo de Dios.
[2] Carta 27, al padre Blanch.