John Connor está a punto de vencer en la guerra contra las máquinas
cuando estas mandan el primer terminator atrás en el tiempo para
asesinar a su madre antes de que nazca. La resistencia también envía a
su propio soldado al pasado pero al llegar comprobará que toda la línea
temporal que creía conocer ha sido alterada.
Alan Taylor, un
director con una larga trayectoria en televisión siendo responsable de
episodios de algunas de las series más reconocidas de los últimos
tiempos como “Los Soprano”, “Mad Men” o “Juego de Tronos”, ahora se ve
vinculado a sagas cinematográficas en un estado bastante cuestionable.
Tras pasar muchas dificultades por el estudio Marvel como encargado de
“Thor: El Mundo Oscuro” y salir de este con grandes desavenencias, ahora
se enfrenta al reto de rescatar una saga que ya se había agotado y
condenado con la última entrega. Pero lejos de seguir los pasos marcados
por la que fue la cuarta entrega de la franquicia de Terminator, opta
por ignorar todos los acontecimientos de esa película y coloca la suya
como una supuesta secuela de la tercera aunque a la vez como un
pseudoreboot de la saga. Ofreciéndonos una película de acción donde
resulta mejor no pensar los desencadenantes ni la lógica temporal,
cumple como un homenaje a momentos cumbres de la serie pero los
reformula hasta llegar al punto de hacer dudar si todo lo que conocíamos
de estos personajes ya no existe o si se va transformando sobre la
marcha. Resulta curioso volver a ver a Arnorld Schwarzenegger
interpretando al que es su personaje más icónico, pero además haciéndolo
con distintas edades en un trabajo de rejuvenecimiento digital
logradísimo.
La serie de películas Terminator abarca ya más de
tres décadas y pese a su dubitativa presencia y diferentes proyectos
desechados recientemente acaba volviendo. Las dos primeras entregas son
casi sin lugar a dudas de las mejores películas de acción y
ciencia-ficción que podamos encontrar, con un trabajo en la idea de los
viajes en el tiempo que darían para estar analizando durante largos
estudios. La aportación que hizo James Cameron al género y su visión
fueron los grandes pilares del desarrollo tecnológico que ha
experimentado el cine en la década de los 90 y ya explotó en los 2000.
Una vez el realizador canadiense fue distanciándose de la saga, esta
perdió calidad hasta caer en productos ridículos como fue “Teminator
Salvation”, pese a que la tercera parte aún aguantaba el ritmo de las
primeras en parte porque Cameron seguía controlando parte del proyecto
ya fue palpable que nunca se volvería a alcanzar el nivel de los
comienzos. La lógica de viajes en el continuo espacio-tiempo era
aplastante en “Terminator” y lograba un gran giro de tuerca en
“Terminator 2: El Juicio Final”, pero en adelante o seguía esas pautas
ya marcadas o peligraba mucho la justificación de la corriente temporal.
La entrega previa a la que nos atañe optó por eludir el tema del
desplazamiento temporal pero no encajaba con lo relatado previamente,
mientras que esta convierte las líneas paralelas en un campo por el que
navegar sin problemas ni secuelas de manera bastante absurda. Además que
una vez se salta al pasado en “Terminator Génesis”, actúa una mano
externa y nunca explicada que fue la primera en alterar todo y salirse
de la continuidad oficial. La intención de iniciar una nueva continuidad
de películas a partir de esta es evidente, pero resulta triste ver cómo
el que era uno de los mejores universos cinematográficos de la
ciencia-ficción ahora se vea relegado a una línea alternativa de la que
nos podemos olvidar. Mi valoración: 6 sobre 10. “Terminator Génesis”
llegó a las salas el pasado viernes día 10 de julio.
Crítica de Sergio Cardete.