La crisis sanitaria que nos ha tocado vivir está cambiando muchos aspectos de nuestras vidas. Entre ellos, cómo no, tenemos que adaptarnos a nuevas formas lingüísticas que se mueven entre tecnicismos, eufemismos y neologismos. He dedicado los últimos años de mi vida profesional a la comunicación institucional y política, y les puedo asegurar que en el uso de las palabras no se da puntada sin hilo. Durante estos más de sesenta días de gestión de crisis hemos tenido que asumir un discurso bélico, otro paternalista, alguno
ininteligible en un juego de despiste y más de uno basado en dichos, sospechas y falsedades. Todos ellos, eso sí, construidos con sumo cuidado en un afán de dotarles de una autoridad en muchos casos inexistente. Además, nos vemos obligados a movernos entre soliloquios imposibles, nuevas formas de hacer las cosas, comportamientos desconocidos y adaptación a lo diferente. Todo ello, denominado de otra manera. Aquí, algunos ejemplos.
- Nueva normalidad: El eufemismo por antonomasia. Oxímoron que trata de dibujar la bondad de una situación que no es tan bondadosa. Dos términos de carga positiva cuyo significado real es que vamos a vivir otra realidad, diferente, a la que nos tendremos que acostumbrar y que no va a ser nada fácil.
- Desescalada: Palabra de moda, deseada y adoptada que hace referencia al descenso en las medidas extraordinarias puestas en marcha como consecuencia de la Covid-19.
- Covid-19: Enfermedad del momento que ha transformado nuestras vidas, con género cambiante (el/la) y poder contagioso.
- Pandemia: Lo que nos ha cambiado la vida. Según la RAE, enfermedad epidémica que se extiende a muchos países, o a todos los individuos de una localidad o región.
- La curva: La lideresa. La pesadilla de nuestros sanitarios. Aumento o disminución en las cifras de contagios, fallecimientos y recuperaciones que ha determinado cada una de las decisiones tomadas o no tomadas.
- Vector de contagio. Eso que 'los de letras' no entendíamos en el instituto y que hoy oímos todos los días.
- Héroes: Personas cuyo trabajo es imprescindible para nuestra vida y que, hasta ahora, o habían sido maltratadas por los recortes o eran absolutamente invisibles y denostadas en su labor.
- Rastreadores: Los y las guardianes de la salud. Personal sanitario encargado de encontrar y atender a la persona o personas que han tenido contacto con un enfermo de Covid-19.
- Confinamiento: Encierro en nuestra casa por un bien común.
- Medidas de alivio: Todo lo que podemos volver a realizar y que hacemos en masa los primeros días.
- Teletrabajo: Fortuna y pesadilla. Suerte por mantener el empleo y pesadilla al ejercerlo en un entorno excepcional de conciliación imposible y horas incrementadas ante la falta de experiencia en este tipo de organización laboral.
- Webinars: Palabra que le da una carga de calidad superior a los seminarios que antes hacíamos de forma presencial y que ahora realizamos a través de nuestros dispositivos electrónicos (ordenador, tableta, móvil).
- EPIS (Equipos de Protección Individual): Antes, equipos de protección que solo llevaban los trabajadores de ciertos ámbitos que se enfrentaban a un riesgo, entre ellos, los sanitarios. Ahora, elementos, principalmente mascarilla o guantes, que usamos el resto de la humanidad para protegernos de un contagio.
- Hibernación de la economía: El otro gran eufemismo. Parálisis económica total.
- Renta mínima vital. El ingreso que intentará paliar las dificultades que están pasando las personas en riesgo de exclusión y que ojalá ayude para que puedan tener otra oportunidad.
- Coronabonos: Bonos europeos que sí que no, que unos los necesitan y otros no.
- Cogobernanza: Un eufemismo más. Herramienta para convencer a las comunidades autónomas que siguen siendo autónomas bajo un mando único de gestión de crisis.
- Abrazos virtuales: Palabras que oyes a tu madre de 73 años repetir como si formaran parte de su cotidianidad desde tiempo atrás.
- Policía de balcón: Lo contrario a la empatía, vigilantes de diversa naturaleza que se fijan más en el prójimo que en ellos mismos.
- Covidiota: Fantástico neologismo que designa a todo aquel "de natural idiota o idiota de nación", que dicen en mi pueblo, y que se ha coronado en esta crisis.
La lista podría seguir, interminable. Les reto a completarla.