El 24 de los corrientes, el Ayuntamiento de Madrid cedió sus instalaciones de la galería de Palacio de la Cibeles a Mensajeros de la Paz, la fundación que preside el padre Ángel, para que 220 indigentes pasaran la Nochebuena. “El Papa Francisco –recuerda el padre Ángel– lo hizo el año pasado, en Roma, y yo quería hacerlo aquí, en Madrid. Y ahora estoy flotando. Se ha cumplido mi sueño”, sugería el padre Ángel quien defendía que en la cena no faltara de nada porque va encaminada a “personas dignas de que hagamos algo especial por ellas”. La alcaldesa, Manuela Carmena, acudió al ágape con los “más desfavorecidos”. Para ella, se trataba de un “símbolo” en favor de las personas que padecen el “sinhogarismo” que congregó a 200 personas sin hogar. La Asociación Gremial del Taxi de Madrid colaboró en esta iniciativa realizando el transporte, de modo altruista, de los invitados a la sede del Ayuntamiento.
Veintidós mesas fueron engalanadas con su respectiva botella de champán -sin alcohol- en el centro, velas y flores. Y comieron de todo hasta saciarse: sopa de marisco, ocho langostinos a dos salsas, paletilla de cordero con patatas panaderas o dorada al horno, además de postre de flan con nata. Todo ello cedido por una empresa de catering, servido con la participación de 20 voluntarios y decenas de cocineros que se pusieron a los fogones desde las ocho de la mañana y la predisposición del sargento de policía municipal, Paco Sánchez, y el agente José Plaza, que se encargaron de echar un vistazo aunque no hubiera ningún incidente. Sin olvidar a Alberto Torres, Javier Vaquero y Sergio Rojas, los músicos del programa “Qué tiempo tan feliz”, que tocaron durante más de dos horas con una sonrisa y aceptando todos los bises. Una cena de reyes.
La iniciativa fue, según el padre Ángel, “una muestra de cariño hacia los sin techo”, una cena de “lujo” para aquellos que les faltan las tres “t”, el techo, el trabajo y la ternura, recalcando que eran personas sin hogar que habitualmente pasan la madrugada de Nochebuena en la Iglesia de San Antón o asisten a comedores sociales. Personas sin hogar o en extrema vulnerabilidad social que, habitualmente, son atendidas en la iglesia de San Antón, donde la organización del Padre Ángel distribuye comidas y ayudas materiales de primera necesidad. Se trata, dijo, de un “proyecto precioso” que podría también hacerse en otras instituciones, aludiendo como ejemplos aleatorios el Congreso o el Senado.