Revista Medios
Algunos eruditos muestran su pesar porque Barrio y Mier no dejara una extensa obra escrita. Conrado Muíños va más lejos, lamentando que no tuviera un superior que le obligara a comunicar por medio de la imprenta los frutos de su ingenio.
Un buen amigo, quiso regalarme un ejemplar de “La Historia General del Derecho Español”, que perteneció en su día a la biblioteca de D.Laureano Pérez Mier y fue un regalo de sus herederos. Al dedicármelo señala: “yo ni siquiera conocía que Don Matías hubiera publicado libros”.
En mayo de 1871, Matías Barrio y Mier le remite una carta a D Francisco de Mier, cura de Santa María de Redondo. En la misma le adjunta el diario de sesiones del día 9 de mayo donde se impugnan las actas de La Vecilla. La madre de Matías descendía del barrio de abajo y Francisco era cura y nacido en el barrio de arriba. Deduzco por la correspondencia entre ambos, que aquello le sirve a nuestro jurisconsulto de contacto con la tierra y su gente, aportándole datos interesantes que luego resumirá en el libro que todos conocemos de “Tradiciones pernianas”. En la biblioteca Mier-Marfil, de Santa María, se conserva un ejemplar que la viuda de Don Matías, Maximina Marcos, regaló a Isidoro de Mier, de San Juan de Redondo.
Lo cierto es que a finales de septiembre de ese mismo año, en la carta que le remite desde Vitoria, se evidencia su satisfacción por haber terminado la composición del romance de Nuestra Señora de Viarce y una salve a la misma “calcada de los versos que usted me dio este verano”. Pero le faltan algunas matizaciones. Necesita saber si es el día 2 de febrero cuando se celebra la festividad , si es en el mes de mayo cuando se hace una novena y, si todavía cantan las mozas los versos. Don Matías le pregunta finalmente, si fue en Las Llanillas o en La Pedrosa donde sucedió el milagro relativo a uno que estaba haciendo hoja, y que cayó del árbol sin hacerse daño.
El académico Santiago Francia publica en el número 71 de la Institución Tello Téllez, un manuscrito de nuestro paisano que nadie sabe precisar en qué momento ni por mano de quién llega al Archivo de la Catedral. En principio, la denominación de “Pernía”, como bien señala en el inicio, sigue siendo un misterio, salvo su utilización en el tiempo de “Las Merindades”, cuando estaba comprendido por 129 pueblos. A los doce lugares que cita Laurentino y describe Gonzalo, los mismos doce pueblos que hoy la forman de Areños, Camasobres, Casavegas, El Campo, Lebanza, Lores, Los Llazos, Piedrasluengas, San Juan de Redondo, San Salvador de Cantamuga (villa), Santa María de Redondo y Tremaya, se agregaba Polentinos, aún hoy con ayuntamiento propio y los siete pueblos que forman La Castillería: Celada de Roblecedo, Estalaya, Herreruela, San Felices, Vañes, Verdeña y Villanueva de Vañes (desaparecida en 1940 bajo las aguas del pantano de Requejada).
Formaban parte de la citada Merindad, además de los 20 ya citados, las villas de Cervera, La Lastra y Salinas y los lugares de Arbejal, Barcenilla, Colmenares, Dehesa de Montejo, Gramedo, Ligüérzana, Mudá, Quintanaluengos, Rabanal de los Caballeros, Rebanal de las Llantas, Resoba, Rueda, Ruesga, San Cebrián de Mudá, San Martín de los Herreros, Santibáñez de Resoba, Triollo, Vado, Vallespinoso de Cervera, Valsadornín, Ventanilla, Vergaño y Vidrieros.
Imagen: Toño Gutiérrez
De la sección @Fuente Cobre, en Diario Palentino, 13.11.08