Está claro que hay responsables directos e indirectos, por acción y por omisión. Desde luego, entre los primeros están quienes lanzaron el misil. Para señalarlos se precisa conocer si la zona desde la que se disparó estaba bajo control separatista o ucranio y a partir de ahí determinar cuál de las dos partes en conflicto causó la masacre y por qué. Cabe la posibilidad de que el misil partiera de territorio ruso, lanzado con el fin de apoyar las acciones de los independentistas contra el ejército ucranio y tras confundir la aeronave malasia con un avión espía. Parece menos probable pero no debería descartarse aunque Putin se haya apresurado a eximirse de toda responsabilidad. Estas son las responsabilidades directas que deberá dirimir la investigación si quien la realiza puede gozar de la independencia necesaria para hacer su trabajo con rigor.

Y en tercer término de responsabilidad, pero no menor, están quienes han atizado este estúpido conflicto en el centro de Europa y quienes no han sido capaces – empezando por los Estados Unidos y continuando por la mortecina Unión Europea – de hacer nada significativo para detenerlo. En este grupo de responsabilidades, sin duda la más grave recae sobre Putin y su manía megalómana y expansionista. Él dio alas al separatismo anexionándose Crimea con la fuerza militar enmascarada en una farsa de referéndum y, a partir de ahí, la mecha prendió en toda la región con un conflicto de final impredecible pero en el que los independentistas cuentan con el apoyo y la comprensión de Moscú. Kiev, por su parte, abandonado a su suerte por una inoperante diplomacia internacional norteamericana y europea, se ha embarcado en una guerra para salvar la honra nacional que a todas luces tiene perdida ante el gigante ruso.
Ese es, a grandes rasgos, el telón de fondo del terrible acto terrorista de ayer. Serán los gobiernos de Holanda – de dónde eran nacionales la mayor parte de las víctimas- y Malasia los que deban exigir y vigilar para que la investigación aclare lo sucedido y señale a los responsables directos para que sean juzgados y paguen por el incalificable acto de ayer. Y aunque sea tarde ya para las víctimas inocentes y sus familias, los responsables indirectos de esta masacre – Rusia, EEUU, la UE y la ONU - no pueden seguir aplicando o consintiendo la política de hechos consumados desarrollada en Ucrania en los últimos meses y permitiendo que se consolide un status quo que vulnera los principios más elementales del Derecho Internacional. Porque esa y no otra ha sido precisamente la causa original y primera de lo ocurrido ayer y por la que han pagado con sus vidas 298 inocentes.