Por más que algunos occidentalófilos y muchos tontos de tertúlia repitan que lo del terrorismo islámico es una guerra abierta contra Occidente, esto no va a pasar a ser verdad. Es más bien ridículo cuando en la misma semana del atentado del 'Charlie Hebdo' en Nigeria han muerto 30 personas en atentados islamistas, utilizando para ello a tres niñas bomba. Podrían decir, al menos, que la guerra es contra los valores occidentales, pero solo partiendo de un eurocentrismo inadamisible (que ellos precisamente dicen repudiar) según el cuál adjudicáramos a occidente los valores universales, se puede afirmar algo así. Es el islamismo, con una tendenciosidad interesada, el que puede hablar de "valores occidentales" refiriéndose a la libertad religiosa y de expresión. Pero si aquí se impusiesen los "valores occidentales" lo que habría no sería libertad, sino Estados fundamentalistas católicos. Todo terrorismo dice hablar en nombre de la Libertad que ahora tantos han salido a defender con el "Je suis Charlie". Pero no en nombre de la "libertad de expresión" (occidental según ellos) sino en la nombre de una libertad colectiva, la libertad de su pueblo, en este caso la libertad del pueblo islámico ("Estado islámico" es el nombre del mayor grupo terrorista actual) que está por encima de cualquier libertad individual (como pueda ser la de que puedas expresar creencias contrarias a las colectivas). Por todo ello, no es sólo que sea inoportuno y una salida de tono (un intento de meter una cuña para hablar de lo mío sin que se note demasiado) que Artur Mas diga en París, manifestándose por los atentados; "i quan dic la Llibertat la dic en majúscules, perquè és un valor de civilització que ens uneix a tots els europeus, però també les llibertats, que vol dir les individuals i les col·lectives, que no es poden destriar unes de les altres". No es solo un mal chiste, es que precisamente esos que han atentado lo han hecho en defensa de "sus libertades colectivas", escrito así, con el posesivo "sus" porque las libertades colectivas, fijémonos, nunca son las "libertades de todos", sino las libertades que unos (islamistas, nacionalistas...) definen que han de ser para todos. Y eso necesariamente choca contra los ciudadanos que no coinciden con esas "libertades" (así pues, no sólo libertades individuales y colectivas sí son "destriables", es que se oponen). Definir una "nación" como "islámica" no es ninguna libertad, es lo contrario. Pero de la misma forma, definir una nación en la que conviven dos lenguas propias, por UNA lengua, UNA cultura y UNA identidad, no es ninguna libertad "colectiva" (y cuando se le ponen apellidos a un valor hay que empezar a sospechar) sino una forma de intentar uniformizar, es decir, acabar con unas libertades.Aquí en Cataluña también hemos sufrido el terrorismo (y no sólo el etarra, también nuestro propio terrorismo alliberador). La triste diferencia con Francia, es que en Francia a nadie se le ocurriría decir que no sólo es responsable el terrorista, sino también quien provoca las causas que lo originan (vamos, sería culpar a los dibujantes por provocar) ni exigir diálogo con el islamismo porque, aunque los medios sean equivocados, hay que comprender sus motivos. Porque tener una religión individualmente es legítimo, convertirla en islamismo, (religión de las instituciones), no lo es porque va contra la libertad (y la vida cuando se convierte en islamismo terrorista)....y aquí nunca comprendimos que tener una identidad es legítimo (e inevitable) pero convertirla en nacionalismo (identidad de las instituciones) no lo es, porque va contra la libertad (y la pluralidad de identidades).
Lo que quiere el fundamentalismo islámico es imponer la sharía, es decir, las leyes islamistas a los Estados (sean occidentales u orientales). Es decir, que su identidad religiosa sea asumida por las instituciones y prevalezca sobre todos, acabando con la separación iglesia-estado y acabando con las libertades individuales (religiosas, morales o axiológicas) y con la neutralidad a la que se deben las instituciones respecto a las identidades de los ciudadanos (identidad religiosa, cultural, ideológica). Es decir, contra uno de los mayores logros de la civilización (que viene de ciudad y ciudadano) que es precisamente la de hacernos "ciudadanos", tengamos la identidad que tengamos, y no meros miembros de un "pueblo" (el pueblo islámico, el pueblo israelí, el pueblo ario...).