Revista Opinión
Un tal Ramón Aymerich, el otro día, en La Vanguardia. Confesó el asesino Cesare Battisti. La descripción de Aymerich es tan impagable como el tono del artículo: habla de muertes (¿fueron accidentes?). En aquella Italia la izquierda practicaba la guerrilla urbana, con el tono épico que eso tiene, mientras que la derecha llevaba a cabo "grandes atentados". Aldo Moro fue ejecutado, no asesinado, los asesinatos de Battisti fueron "acciones armadas" (¿alguien se imagina a un periodista calificando así los asesinatos de los abogados laboralistas de Atocha?). ¿Y las víctimas? Algo habrían hecho. El final del artículo está al nivel del resto del texto: nos explica Aymerich que uno de los "ajusticiados" por la extrema izquierda italiana en aquellos años era un joyero (quiere decir rico) de extrema derecha (quiere decir culpable) propenso a defenderse a tiros en los atracos (un pistolero, vamos).
Que el periodismo está en crisis, dicen...