Es cierto que el arte mudéjar imprime carácter a una gran parte de Aragón y otros lugares de España, pero ¿quién podría dudar de que Teruel es la capital por antonomasia de esta manifestación artística, joya de nuestra cultura y reflejo de nuestra Historia? En esta pequeña ciudad encontramos nada menos que cuatro monumentos mudéjares declarados Patrimonio de la Humanidad, y uno de ellos contiene una joya única a nivel mundial. Pero Teruel es una de esas pequeñas ciudades bendecidas por la Historia y destinadas a encandilar a quien la visita, que ha sabido dotarse de unas señas de identidad más allá del mudéjar: es la ciudad de los Amantes, de los viaductos, modernista, de leyendas, de la etnología, de los dinosaurios y, cómo no, del delicioso jamón.
Ver Teruel, la ciudad mudéjar en un mapa más grande
Nota: para ver el emplazamiento de Dinópolis, deslizar el mapa hacia el sudeste.
Y todo ello en la capital de provincia más pequeña de España, de sólo 35.000 habitantes, que se puede recorrer en profundidad en una jornada. El casco antiguo de la ciudad se encuentra en lo alto de una pequeña meseta rodeada por abruptos barrancos. El rey Alfonso II de Aragón no podía encontrar mejor defensa natural para fundar una ciudad, allá por 1171, con el fin de consolidar su frontera meridional. Según la leyenda, merodeaba con sus huestes buscando el emplazamiento ideal, cuando, ya de noche, vio la silueta de un toro sobre la meseta, y sobre aquél una estrella que brillaba. El monarca lo tomó como una señal divina y decidió fundar allí la ciudad. Bonita literatura, como todas las leyendas... En realidad los aragoneses aprovecharon el estratégico emplazamiento donde ya había habido una fortaleza musulmana llamada Tirgual (en árabe, torre), de donde procede el topónimo actual.
La fuente del Torico y la modernista casa El Torico
La plaza del Torico con su original iluminación nocturna
Precisamente el centro indiscutible de ese casco antiguo es la plaza del Torico (aunque oficialmente se llama de Carlos Castel). Su nombre popular se debe a la fuente de 1858, que se encuentra en su centro, compuesta por una alta columna coronada por un minúsculo toro (no os riáis de su tamaño u os buscaréis problemas con los generalmente amables y tranquilos turolenses). Desde esta plaza triangular y porticada alcanzaremos cualquier punto del centro histórico de Teruel en menos de cinco minutos. También servirá de punto de encuentro y de descanso, pues está llena de comercios y terrazas donde tomar algo tranquilamente. Por la noche es especialmente sorprendente por su especial iluminación, con cientos de focos situados en el suelo. En su subsuelo hay unos aljibes medievales que fueron usados como refugio durante los bombardeos de la Guerra Civil y que son visitables.
El símbolo de Teruel, el famoso Torico. No os metáis con él, que para los turolenses es muy grande
Un detalle de la casa Ferrán, obra de Pablo Monguió
En la plaza destacan sobre todo dos obras maestras modernistas, la casa El Torico y la casa La Madrileña. Ambas son obra de Pablo Monguió, uno de los grandes referentes del modernismo español, que dejó la mayor parte de sus obras en Teruel. Sus fachadas están llenas de fantasía y líneas sugerentes sin perder la elegancia. Muy cerca, en la calle Nueva, está la casa Ferrán, del mismo arquitecto y para muchos su obra cumbre. Como veremos, hay más obras de Monguió repartidas por la ciudad, pero por sus características tuvo que dotarlas de un carácter historicista, aunque siempre tiñéndolas de un cierto aire modernista.
La torre de San Pedro (izda.), situada a los pies de la iglesia, y el Mausoleo de los Amantes (dcha.)
Detalle de la sencilla decoración de la torre de San Pedro
También muy cerca de la plaza del Torico se encuentra la iglesia de San Pedro. Está llena de interés por varios motivos. De ella, la iglesia, la torre y el claustro han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La iglesia es típica del mudéjar aragonés: de una sola nave con los contrafuertes hacia el interior, y no hacia el exterior de sus muros. De este modo entre los contrafuertes se ubican las capillas. Destacan el retablo de madera de pino rodeno típico de la cercana sierra de Albarracín, sin policromar para que podamos admirar la factura de sus tallas. Es una magnífica obra de Gabriel Joli, artista francés activo en Teruel en el siglo XVI. Suyo es también el pequeño retablo de la capilla de san Cosme y san Damián.
Vista general de la iglesia de San Pedro
Iglesia de San Pedro. Decoración de las bóvedas
Todo el interior fue redecorado bajo la dirección de Pablo Monguió, que le dio un aire neogótico, con pinturas que imitan el firmamento en las bóvedas y el mármol en los zócalos (acercaos, veréis que no es mármol real, está pintado). El claustro, uno de los cuatro de estilo mudéjar en Aragón, también fue retocado dándole un aire más gótico. Del exterior destacan el ábside y la torre, la más antigua de Teruel, que data de la primera mitad del siglo XIII. Consta de una discreta decoración que, como veremos en las otras torres turolenses, se irá haciendo más rica y compleja a lo largo de ese siglo y el siguiente. Como las otras, es una torre-puerta que se puede atravesar por debajo. También se puede acceder al ándito que rodea la iglesia por la parte superior.
Retablo mayor de la iglesia de San Pedro, obra de Gabriel Joli (detalle)
Capilla de San Cosme y San Damián. Bajo el retablo se encontraron los restos de los Amantes
Anexo a la iglesia se encuentra el famoso Mausoleo de los Amantes de Teruel. Lo que vemos hoy es un polémico edificio que se construyó hace unos años para aislar de la iglesia la capilla barroca donde se aloja el mausoleo. El túmulo en sí es una obra llena de sensibilidad y dramatismo del gran Juan de Ávalos realizada en 1955. Consta de dos sepulcros de alabastro que representa los cadáveres yacentes de Juan Diego Martínez de Marcilla e Isabel de Segura con las manos extendidas sin llegar a tocarse (representando así ese gran amor que no llegó a consumarse).
Claustro de la iglesia de San Pedro
Mausoleo de los Amantes de Teruel, obra de Juan de Ávalos
Hay que recalcar que la historia de los amantes es real, sus cadáveres fueron encontrados en el siglo XVI en la mencionada capilla de san Cosme y san Damián, y hoy se pueden ver sus momias por los laterales de los sepulcros, a través de las tracerías con motivos mudéjares. En este conjunto se puede visitar el mausoleo, la iglesia, el claustro, el ándito, y la torre, con varios precios en función de las diferentes combinaciones. Por otro lado, cada mes de febrero se celebra en la ciudad la multitudinaria fiesta de las Bodas de Isabel de Segura; Teruel se engalana y sus habitantes se visten con indumentaria medieval, mientras se representa por sus calles el drama real de esta joven y desdichada pareja.
Mausoleo de los Amantes de Teruel (detalle)
Momia de Isabel de Segura
Quizá sea el momento de hacer una pausa en nuestro recorrido para degustar el delicioso jamón de Teruel, cuya denominación de origen es la más antigua de España de este producto porcino. En la plaza del Torico y sus alrededores lo podremos hacer en cualquier lugar. Después seguiremos conociendo el casco antiguo de esta encantadora ciudad, empezando por sus otras joyas mudéjares. Pero eso lo veremos en la siguiente entrega de este artículo.
Texto y fotos © LAGARTO ROJO
Permitida su reproducción previa autorización y siempre que se cite su procedencia.Para más información:
http://turismo.teruel.net/
http://www.bodasdeisabel.com/
http://www.jamondeteruel.com/
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