Ver Teruel, la ciudad mudéjar en un mapa más grandeA dos calles de la plaza del Torico se encuentra la catedral de Santa María de Mediavilla, cuyo nombre se debe al hecho de estar construida en el centro de la ciudad antigua. Tal como lo vemos hoy es un templo mudéjar de tres naves que fue ampliado en el siglo XVIII añadiéndole una girola recta, dando como resultado una planta rectangular al interior, aunque al exterior no se aprecia con claridad debido a otras dependencias catedralicias adosadas. En el exterior, el elemento sin duda más notable es el pintoresco cimborrio mudéjar, situado sobre el crucero de la nave central. Fue el segundo de los realizados por Juan Lucas Botero, tras el de la Seo de Zaragoza y antes que el de Tarazona (que ya vimos en otro artículo). Hay que destacar que estos tres son los únicos cimborrios mudéjares del mundo.
Vista general de la catedral de Santa María de Mediavilla con el Ayuntamiento en primer término.
La imagen está tomada desde la calle Yagüe de Salas
Portada neomudéjar de la catedral, aunque con reja neogótica flamígera
La torre, de tres cuerpos, es cuadrada como las otras torres mudéjares turolenses, pero se diferencia de ellas en que fue rematada con una linterna octogonal del siglo XVII. Se construyó en la segunda mitad del siglo XIII y su decoración mudéjar es más profusa que en la de San Pedro, que ya vimos en el capítulo anterior. Tiene una casi inapreciable inclinación. Por otro lado, la puerta principal (usada para las misas) es una obra de Pablo Monguió de 1909. Dicho arquitecto la realizó acertadamente en estilo neomudéjar, para adecuarse al resto del edificio, pero aun así se aprecia un pequeño e inevitable toque modernista. Para visitar el interior pasaremos por debajo de la torre y entraremos por la puerta de la otra fachada. Por el mismo precio de la entrada tenemos derecho a las visitas guiadas, algo muy recomendable porque es el único modo de ver de cerca la gran joya de la catedral e incluso de Teruel: su impresionante techumbre.
La techumbre de la catedral vista desde el suelo de la nave.
A ambos lados el balcón corrido que permite verla en detalle
Techumbre de la catedral vista desde el balcón corrido
La techumbre de la catedral de Teruel es sin duda la Capilla Sixtina medieval. Con sus características, sus dimensiones, su riqueza artística y su valor documental no hay otra igual en el mundo. En primer lugar hay que advertir que no es un artesonado (es decir, un techo meramente decorativo colocado sobre el verdadero techo), sino que es el auténtico armazón sobre el que descansa el tejado. Esta maravilla data del siglo XIV y tanto las vigas como el resto de piezas que la componen están completamente pintadas con los más variados motivos, tanto religiosos como profanos, tanto cristianos como musulmanes (lo que demuestra que se hizo con la colaboración de unos y otros): reyes, caballeros, clérigos, doncellas, santos, artesanos, músicos o guerreros; escenas de la pasión de Cristo, escenas de caza, de guerra o de justas entre caballeros; animales salvajes, dragones y otros monstruos fantásticos; frases en latín y en árabe; motivos vegetales y geométricos.
Techumbre de la catedral (detalle)
Techumbre de la catedral (detalle)
Todo cabe para ofrecernos un muestrario de la sociedad turolense del siglo XIV, lo que le confiere un excepcional valor documental. Fue cubierta en el siglo XVI por una bóveda que la protegió (de ahí su extraordinario estado de conservación), y que fue retirada tras la Guerra Civil. Fue entonces cuando se construyó el balcón corrido que permite al público apreciarla a escasa distancia. Aparte de lo dicho, tiene 32 metros de longitud (en origen tenía varios más) y 8 de anchura, por lo que es la mayor del mundo de este tipo. Los elementos de la catedral que la UNESCO declaró patrimonio de la Humanidad son la torre, el cimborrio y la techumbre.
Techumbre de la catedral (detalle)
Techumbre de la catedral (detalle)
Otros elementos destacables de la catedral son el magnífico retablo de madera de pino rodeno sin policromar obra del francés Gabriel Joli (como en la iglesia de San Pedro) y, sobre él, el majestuoso interior del cimborrio ya mencionado. De las capillas señalamos la de la Anunciación, en el lado izquierdo, por su precioso retablo de tablas góticas, y la de la Comunión, en la girola, rebosante de grandiosidad barroca. Para terminar, la bellísima reja del coro, de estilo gótico flamígero. A salir de la catedral podemos echar un vistazo a la pequeña colección de arte sacro del contiguo palacio episcopal (su precio está incluido en la entrada de la catedral). Pero el que realmente vale la pena es el Museo de Teruel, sito en la plazoleta que está tras la cabecera de la catedral.
Retablo mayor de la catedral, obra de Gabriel Joli
Interior del cimborrio de la catedral
El edificio del museo es la antigua Casa de la Comunidad, un palacio del siglo XVI que fue sede de la Comunidad de Aldeas de Teruel. Tiene cuatro plantas y se divide básicamente en dos secciones: etnografía y arqueología. La primera es una de las mejores de España, motivo por el cual se proyecta la futura instalación en Teruel del Museo Nacional de Etnografía: consta de una magnífica colección de trajes típicos, aperos agrícolas y variadas herramientas tradicionales; además, una gran muestra de alfarería popular, en la que destaca la colección de cerámica de Teruel, así como una completa botica del siglo XVIII, una de las más antiguas de España. En la sección de arqueología destaca un gigantesco mosaico romano encontrado en la villa de Calanda. El inesperado colofón de la visita será la inmejorable vista de la cabecera y el cimborrio de la catedral que obtendremos desde la logia superior.
Grandiosidad barroca en la cúpula de la capilla de la Comunión
Museo de Teruel (antigua Casa de la Comunidad)
Volvemos a la plaza de la catedral. Un poco más abajo, el edifico amarillo es el ayuntamiento de la ciudad. Tomamos la pequeña calle a la izquierda de éste (la calle de los Amantes) para dirigirnos a la torre de San Martín. Esta calle es la mejor para apreciar la evidente inclinación de esta impresionante torre del siglo XIV. Delante de la torre se abre una gran plaza, lo que nos da una estupenda perspectiva para fotografiar la torre. El gran edificio azul de la plaza es el seminario conciliar, típico ejemplo de arquitectura franquista realizado tras la contienda civil, pues los bombardeos de 1937 y 1938 destruyeron el anterior. Desde aquí tomaremos la calle Yagüe de Salas para ir hasta la torre del Salvador, la gemela de la de San Martín. A medio camino encontraremos la mejor vista de la catedral, que hará las delicias de los amantes de la fotografía. Estas torres también tienen su leyenda; como no podía ser de otro modo en Teruel, una leyenda de amor.
La cabecera y el cimborrio de la catedral vistos desde la logia del Museo de Teruel
Dice la leyenda que dos alarifes mudéjares, Alí y Omar, enamorados de la misma doncella, Zoraida, pidieron ambos su mano. El padre de ella dictaminó concedérsela a aquél que construyese la torre más hermosa. Ambos se pusieron a trabajar, cubriendo sus obras con telas para no ser copiados por el rival. Omar fue más rápido, y al descubrirla el pueblo de Teruel vio estupefacto que la torre era de una maravillosa factura, pero... tenía una evidente inclinación. Se trataba de la torre de San Martín. Después terminó Alí, que descubrió su torre, la del Salvador, de la misma belleza que la otra y derecha como una vela. En buena lógica, el padre de Zoraida entregó la mano de su hija a Alí, mientras Omar, desesperado, subió a lo alto de su torre y se arrojó al vacío. Está visto que en Teruel los amantes siempre tienen un destino trágico...
Torre de San Martín (detalle)
Torre del Salvador
Torre de San Martín
En realidad las dos torres, muy parecidas pero no idénticas, no fueron construidas a la vez, pero sí cercanas en el tiempo, ambas en la primera mitad del siglo XIV. Suponen la cima del arte mudéjar aragonés, siendo una clara evolución a partir de las de San Pedro y la catedral, que ya hemos visto. Su decoración aquí se hace mucho más compleja y llena por completo la estructura, aunque con gran elegancia y sin hacerse pesada. Dicha ornamentación se distribuye en paños (esto es, paneles rectangulares) a base de ladrillos formando arquillos entrecruzados, estrellas de ocho puntas o esquinillas; y cerámica en forma de platos, columnillas y azulejos variados, todo ello en los típicos tonos verdes y blancos. La estructura de estas torres es la misma que las de los alminares (mucho mejor que el galicismo minarete) de las mezquitas andalusíes, con la diferencia de que se les añade en la parte superior el cuerpo de campanas. La del Salvador se puede visitar y llegar (a pie, claro) hasta el mirador situado junto a las campanas, a casi 40 metros de altura. En los cuerpos inferiores hay tres salas habilitadas con paneles explicativos sobre el arte mudéjar en Aragón y España.
Torre del Salvador (detalle)
La iglesia del Salvador, curiosamente, está entre dos calles y carece de pies y cabecera. Su interior es totalmente barroco. Vale la pena entrar a echar un vistazo, pues es una bonita iglesia. Aquí aún tendremos una pequeña sorpresa: el llamado Cristo de las Tres Manos. No, no es un error: el crucificado del retablo tiene una mano bien visible adosada a su costado, lo que indudablemente indica que se reutilizó una figura que perteneció a un grupo escultórico que representaba el descendimiento de la cruz, y la mano corresponde a un personaje que sujetaba al Cristo.
La torre de San Martín vista desde el mirador de la torre del Salvador
El Cristo de las Tres Manos presidiendo el retablo mayor de la iglesia del Salvador. La tercera mano es visible en el costado derecho
Un apunte: en Teruel es muy recomendable hacer un paseo nocturno, pues las torres, como en general todo el casco antiguo, están muy bien iluminadas y tienen un especial encanto, como se puede apreciar en las fotos. Pero por ahora vamos a reponer fuerzas dando gusto al paladar. Podemos recomendar dos afamados restaurantes: La Tierreta, detrás de la catedral, para los bolsillos más pudientes, y el mesón El Óvalo, al lado de la torre del Salvador, de precios asequibles pero magnífica calidad. En la tercera y última parte de este artículo saldremos del casco antiguo para ver barrancos, viaductos, torreones y... dinosaurios.
Texto y fotos © LAGARTO ROJO
Permitida su reproducción previa autorización y siempre que se cite su procedencia.Para más información:
http://turismo.teruel.net/
http://www.bodasdeisabel.com/
http://www.jamondeteruel.com/
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