tesla
“De todos los mitos sobre Tesla, yo destacaría el del Rayo de la Muerte, porque ni siquiera el nombre es el suyo”. Así lo afirma el escritor y periodista Miguel Ángel Delgado (Oviedo, 1971), gran divulgador de la vida y obra del inventor serbio en español. “El nombre se lo puso la prensa del momento. Él ni siquiera propuso crear un rayo, sino un impulso de alta energía que, en forma concéntrica, sería lanzado desde una torre para destruir todo a su alrededor”.
El genio de Nikola Tesla (Smiljan, Imperio austrohúngaro, 1856-Nueva York, 1943) y la excentricidad del personaje, en vida y tras su muerte, han alentado todo tipo de exageraciones, cuando no su beatificación frente a antagonistas como el perverso Edison. Él mismo fue responsable, en parte, de su caricatura como genio loco, sobre todo en los últimos años. Además de las manipulaciones reales, hay que entender que el propio Tesla alentaba especulaciones sobre sus inventos y sus proyectos: “En las últimas décadas de su vida, cuando pierde presencia en los medios de comunicación y empieza a ser olvidado, él se resiste y empieza a escribir en los periódicos opinando de cualquier tema y respondiendo, ante cualquier nuevo invento que se presentase, con un eso ya lo he dicho yo antes. Es una persona que vive sola, con evidentes problemas mentales que van a más con los años, y que pretende llamar la atención”.
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En sensacionalismo no le va a la zaga su máquina de los terremotos. “Surge de una anécdota que cuenta la biógrafa Margaret Cheney y que ya se refiere en la primera biografía de Tesla, la de Joseph O'Neill [Prodigal Genius: The Life of Nikola Tesla, 1944]. Parece ser que dejó trabajando un oscilador mecánico pegado a un pilar de su laboratorio y que empezó a crear una onda. Tuvo que volver a desactivarlo”. Ante la prensa congregada “afirmó que podría hundir el puente de Brooklyn en unas horas con un dispositivo que cabría en una maleta, incluso que podría partir la Tierra por la mitad en dos años creando una onda con explosivos”.
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Pero si hay una construcción icónica que destaque sobre las demás es su torre Wardenclyffe, el núcleo de su sistema mundial de distribución de energía eléctrica sin hilos, que terminó siendo derribada por el gobierno de EE UU. ¿Por qué? ¿Es cierto que se temía que los alemanes la usaran contra los americanos durante la Primera Guerra Mundial? “Las patentes de Tesla comienzan a usarse en Europa. En Alemania, país que invierte mucho en estaciones con tecnología sin hilos, Telefunken trabaja con patentes de Tesla. Cuando Estados Unidos entra en la guerra comprueban que hay un señor, Tesla, que está recibiendo royalties anuales de Alemania y eso levanta las sospechas. De hecho, su cobro se interrumpe durante esos años. Pero para 1917 la torre Wardenclyffe estaba vacía: la compañía inversora, Westinghouse, se había llevado ya todos los aparatos que había dentro, pero había una cierta psicosis con los submarinos alemanes y el gobierno americano decide tirarla de manera preventiva porque no saben para lo que sirve”.
Cobros que nunca llegan y una pésima gestión financiera —“no quería perder el tiempo patentando pequeños inventos que, en cambio, le habrían dado muy bien de comer”— lo llevan a sufrir estrecheces, pero no hasta el punto, como se cree, de morir en una completa miseria. “En sus últimos años, Tesla recibe dos pensiones. Una, de la Westinghouse, que cobra por la presión de un grupo de admiradores liderado por el periodista Kenneth M. Swezey, cuando en realidad la compañía ya no estaba obligada a hacerle pagos por sus patentes. Tesla vive en el hotel New Yorker a cargo del gobierno yugoslavo por la intermediación de su sobrino, futuro embajador de Yugoslavia en EE UU. No es el Waldorf Astoria, pero no era ni mucho menos un hotel barato”.
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Tesla, de hecho, negó parte de los grandes avances teóricos de su tiempo, como la Teoría de la Relatividad o la divisibilidad del átomo. “Tesla murió creyendo en el éter y negaba que la radiactividad fuera una radiación de la naturaleza; más bien pensaba que era una especie de radiación cósmica. En su descargo hay que decir que los cambios en los paradigmas de la Física de su tiempo desubicaron a muchos de sus colegas, no solo a él”. Quizá a Edison también, aunque probablemente ni se lo planteara por no tener una aplicación comercial inmediata.
Otro mito: ¿Despidió Edison a Tesla de su empresa? “No es cierto, fue Tesla el que decide marcharse porque Edison no le hacía caso con su sistema de corriente alterna. Tesla afirmó que Edison le había ofrecido 50.000 dólares que nunca le pagó, pero no está demostrado”. En realidad, el inventor de origen serbio era un admirador ferviente de Edison. “En París ya trabaja para él, aún sin conocerlo, en la Edison Continental, que era la empresa que desarrollaba la iluminación en Francia. Tesla decide irse a Nueva York porque cree que Edison le va a recibir, va a apoyar su sistema de corriente alterna en cuanto lo vea. Lo cierto es que hay un choque de egos: Edison quiere destruir un sistema que con toda evidencia es mejor que el suyo y en el que había invertido mucha de su fortuna y la de los inversores”.
Edison también ha sido objeto de la mitificación, aunque en otro sentido. “Se ha construido durante décadas un relato de Edison, muy al estilo norteamericano, como hombre hecho a sí mismo”. Para Miguel Ángel Delgado, Tesla también cometió errores, pero Edison es un personaje que recurría a métodos “directamente mafiosos” para mantener sus monopolios. “Está demostrado que una de las razones por las que la industria del cine se mueve de la costa este, donde nace, a la oeste es porque la United Artist nace huyendo de Edison, que envía a los Pinkertons a romper las máquinas de los competidores y no le tiembla el pulso”.
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El otro gran antagonista de Tesla es Marconi. ¿Le robó el que se le atribuía como invento estrella, la radio? Delgado no lo cree así, aunque la explicación no es sencilla. “Tesla nunca pretendió crear un aparato para comunicarse, como la radio”. Cuando Hertz anuncia el descubrimiento de que las ondas electromagnéticas son capaces de transmitir energía eléctrica, el hallazgo estimula a muchos investigadores. De hecho, antes que Marconi y el propio Tesla, Aleksandr S. Popov en Rusia consigue transmitir señales de radio en San Petersburgo. En España, el almirante Cervera también hace investigaciones. “Es cierto que Tesla, en los últimos años del siglo XIX, va mencionando en una serie de conferencias elementos de lo que luego será la radio, como la toma de tierra, pero Marconi ya llevaba años trabajando en su propio método”. ¿Habría llegado Tesla a desarrollar su propia radio de haber tenido interés? “Quizá, pero hay que tener en cuenta que desprecia los rumores que le llegan y que afirman que Marconi está a punto de crearla”. Él está más interesado en objetivos más “elevados”, como su sistema mundial de energía.
A pesar de ese desprecio, Tesla demanda a Marconi cuando presenta su radio, y el tribunal termina reconociendo que Marconi ha usado algunas patentes suyas, pero también de otros investigadores. “La sentencia es muy compleja”, señala Delgado, lo que ha podido llevar a simplificarla afirmando que Tesla es el verdadero padre de la radio.
JOSÉ MANUEL ABAD LIÑÁN
“Nikola Tesla, la verdad del mito”
(el país, 28.06.15)