Las autoridades de la República Checa, al parecer cansadas de que se les cuelen de rondón refugiados que alegan ser perseguidos por su homosexualidad, andan utilizando un test para verificar si, efectivamente, quienes les solicitan asilo son gays.
Esto es nazismo disfrazado, no hay duda.
Por lo visto, estas lumbreras de la detección someten a los extranjeros presuntamente homosexuales a una serie de pruebas de verificación, entre las que se incluyen pelis porno. En el colmo de la simpleza, pensarán –digo yo- que las criaturas temerosas y acosadas van a reaccionar excitándose ante determinadas escenas.
¡Qué asco de remake neonazi!
Digo yo que por qué no se pondrá de rodillas esta mancha de cabrones y les hacen una buena felación a los sospechosos. Así al menos, alguien disfruta… no seré yo quien diga quién.
Un test más elaborado funciona desde hace años en seminarios católicos para los aspirantes al sacerdocio. Más nazismo.
¡Abur!
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