Revista Coaching

Testimonio de Nuria

Por Ipiera68 @Iciar_Piera
Testimonio de Nuria
Quiero agradecer a Nuria el que me diese permiso para compartir su experiencia de coaching en este espacio.
Hace años empecé mi práctica de coaching según un modelo centrado en objetivos pero la vida y mi propia experiencia me han ido dirigiendo hacia un modelo más centrado en la paz interior, en el reconocimiento de lo que ya somos, en el sentir y no tanto en el pensar, en el confiar en la vida y no intentar forzarla a través de nuestros deseos u objetivos, en el rendirnos a una parte de nosotros, "Yo Grande", que realmente sabe en lugar de dejarnos guiar por nuestro "yo pequeño" que cree que sabe. El proceso con Nuria fue una apuesta por este nuevo enfoque. 
Estoy muy satisfecha con el proceso de coaching que he realizado. ¡Creo que le pongo un 10!
Nunca creí que a través de un proceso de limpieza, de reprogramación o algo así podía recuperar la alegría y la paz que había perdido en los últimos años. Como ya sabes, en el año 2012 tuve una depresión, repetida de otra anterior. La sensación que me quedó después de eso fue de insatisfacción, una desazón permanente: lo tengo todo pero no me siento plena, segura, ni conforme. Así durante todo el 2011...pero ahora mismo las cosas son muy diferentes.
Creo que he logrado apreciar donde reside el origen de mi insatisfacción, de donde me viene la lucha. Gracias a todo lo que he experimentado y sentido estos meses, he vivido como los pensamientos y la mente, las cosas que yo tenía como "verdades" me estaban impidiendo disfrutar de lo que tenía...
Gracias a tus indicaciones he dejado de racionalizar, de pensar sobre lo pensado y, sobretodo, dejar de querer entender. Esa intuición de que no hay nada que entender yo la había tenido alguna vez antes en yoga pero nunca había sido consciente del daño que la "historia" que me monto me puede hacer. Desde luego, nunca me hubiera atrevido a dar ese paso sin tu guía. Para alguien tan racional como yo y que vive de la mente, ese reto era insuperable.
Creo que el cambio más importante es el dejar de dar tanta importancia al pensar. La frase "este pensamiento no significa nada" es de las cosas más potentes que yo he vivido: la liberación que supone es tan increíblemente sencilla que da miedo...desde luego, me cuesta mucho dejar la racionalidad a un lado. Por eso creo que el trabajo de Byron Katie me gustó tanto, todavía hay hueco para repensar. Supongo que se puede ir más allá y realmente sentir el pensamiento como algo "ajeno", útil y práctico pero extraño, exterior a ti. 
Otra cosa que he sentido que me parece muy importante es un atisbo de amor por mi misma que tuve en una ocasión. No he conseguido revivir esa sensación de nuevo, pero al menos sé que se puede sentir esa compasión por uno mismo, que es posible sentirte como eres sin querer cambiar nada. Creo que tener esa experiencia de forma permanente debe de ser increíble. No necesitar ser nada diferente, ni tener que hacer nada distinto debe dar una tranquilidad y una paz inconmensurable. 
Otro cambio que creo que es relevante es la sensación de presencia (me ha costado mucho encontrar la palabra que define la sensación). Últimamente, no sólo estoy más presente sino que además siento una presencia, un algo más que está conmigo, que está ahí y que me acompaña y completa. No quiero resultar esotérica (soy una científica) pero es como si tuviera compañía...
Otra sensación que me ha resultado muy sorprendente es experimentar el abandono. Dejar de apretar, de luchar, de funcional, de hacer...he sentido como el colchón te sujeta y la silla te sostiene, no hay que hacer fuerza. Lo he sentido cuando sigo las indicaciones de dejárselo al Ser: reconoces y sueltas.
Creo que útil ha sido todo. Has abierto unas puertas que ahora me toca a mí mantener abiertas. Aunque parezca mentira el hecho de ser por teléfono a mi me ha ayudado mucho. También me ha ayudado mucho el que no me dejaras habitualmente contarte mi "historia". Vale para centrar la situación pero nada de empezar con "me dijo y luego yo le dije, pero hice y me contestó..." Al principio me frustraba un poco ya que soy muy verbal y me encanta mi propia verborrea pero me fui dando cuenta de lo inútil que es ese proceso. Es increíble la fuerza que tienen las palabras cuando las dices y como se deshinchan cuando no las pronuncias...
¿Recomendarías el coaching a un amigo/conocido/familiar?
Si, porque creo que es un proceso de limpieza y aseo que todo deberíamos hacer alguna vez. Nos bañamos, lavamos los dientes, cuidamos el cuerpo por fuera pero por dentro no sabemos como van las cosas. No tenemos ni idea de cuales son los procesos que guían nuestros sentimientos, reacciones y emociones...no somos conscientes de como pensamos ni los patrones que seguimos habitualmente. Esto nos hace muy vulnerables a cualquier tortura a la que nos sometemos creyendo encima que todo el rollo es culpa de alguien de fuera.
No, porque creo que es una experiencia a la que hay que llegar por uno mismo. Encuentro muy difícil explicar en que consiste el proceso y no se si la otra persona querría entender. Tienes que estar muy harto de sufrir para decidirte a cortar tu propio programa, tu pensamiento, que en definitiva es lo único que conoces. Es una cosa muy personal y muchas veces sobrevivimos gracias a ese sufrimiento. En mi caso ya había iniciado un camino con el yoga y con distintas lecturas que me ayudaron a coger más fácilmente al aire el tipo de trabajo que querías que hiciera. Ni siquiera todas las sesiones de psicólogo que he dado me aproximaron a esta idea. No se si la persona a la que podría recomendárselo estaría dispuesta para ello. Es cierto que ahora está muy de moda todo esto del autoconocimiento, no sufrir y el pensamiento positivo pero los libros que lees y las charlas que oyes son más combustible para la mente pensante. No lo experimentas realmente, simplemente piensas sobre ello dando todavía más poder al ego y muchas veces, generando órdenes contradictorias entre los distintos programas.
Estos meses trabajando con Iciar han sido una experiencia muy intensa. Empecé echa un lío, no sabiendo muy bien quien era, ni que quería y llegué a que no me importe saberlo. Saber no parece ahora tan necesario, lo mejor es sentir, fluir con lo que eres sin reproches ni preguntas. 
Testimonio de Nuria Hernández, profesora universitaria.

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