Revista Cine

Texto 56: Stanley Kubrick a favor de la violencia en el cine.

Publicado el 19 enero 2013 por Loquecoppolaquiera @coppolablogcine

En este momento, está “la moda” por parte de algunos periodistas, en particular aquellos que escriben para la prensa sensacionalista, hablar de la violencia en el cine. Primero, no hay prueba que la violencia tenga un efecto directo sobre los actos futuros de los espectadores adultos. En realidad, todo prueba lo contrario. Hasta bajo hipnosis o en un estado post hipnótico, se ha mostrado que las personas no hacen cosas contrarias a su naturaleza. 
Después, pienso que la única diferencia entre muchas películas del pasado que juzgábamos inofensivas y las películas que hoy criticamos, es que, en las películas contemporáneas, la violencia es mostrada en sus efectos y no de la forma clásica, quiere decir, irrealista. Si la violencia fuera nociva, pienso que habría primero señalar a los dibujos animados de “Tom y Jerry”, las películas de James Bond y los westerns italianos, porque presentan la violencia como una cosa divertida, sin consecuencia alguna.  
Considerar el cine y la TV como un aspecto esencial de la violencia en el mundo, es ignorar las verdaderas causas de esta violencia. Cómoda posición para los periodistas y los hombres políticos. Y que les permite eludir los verdaderos problemas. 
Stanley Kubrick
Esta texto pertenece a una entrevista publicada en el libro titulado Kubrick, y firmado por Michel Ciment. El libro se publicó originalmente en francés, en octubre de 2.001, y en Ediciones Calmann-Lévy. Kubrick aborda el problema de la responsabilidad de los medios de comunicación de masas, el de los directores de cine, y en general el de todos los agentes que intervienen en un acto de comunicación cuando lo que se emite son contenidos audiovisuales de explícita violencia. En cuanto a esto, no creo que Platón perdiera los papeles cada vez que proclamaba el destierro de los poetas y cada vez que despotricaba contra las cosas mínimas que influyen en la formación de los infantes. Cuando uno abre el diálogo La República y se pone a leer las primeras líneas lo primero que piensa es que lo que tiene ante sus ojos es un tratado sobre política. Pero nada más lejos de la realidad, porque las siguientes páginas definen el primer programa educativo de la historia. Para Platón solo son válidas las armonías fuertes como la marcha dórica y la marcha frigia, apta para la formación de los guerreros. Además en su proyecto político proscribe las melodías dulces y los instrumentos que, como la flauta de Lidia, son quejumbrosos o lánguidos. Dentro del juego de estos dos discursos, soy de los que piensan que tanto los dibujos animados de Tom y Jerry como el ejemplo indirecto que un niño recibe de sus padres es absolutamente esencial para su formación. Se ve lo que se aprende. Y es así que los medios de comunicación de masas y los padres indolentes tienen su parte de responsabilidad en un mundo en el que la palabra del hombre se ha perdido. Por eso al igual que J.J. Rousseau estoy convencido que cuando Platón puso el punto y final en el diálogo la República había dado a luz al mejor tratado de educación de todos los tiempos. Pero también y al mismo tiempo el mejor tratado de política. Lo que somos en la ciudad está íntimamente relacionado con lo que nos pasó en la infancia. De esta manera la educación y la política se dan la mano.   

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