Texto 72: François Truffaut a favor de Alfred Hitchcock

Antes se hacían muchas menos entrevistas. Me decidí a escribir el libro de discusiones con Hitchcock para demostrar a los periodistas americanos que ese hombre famoso al que ellos subestimaban, era el más competente de Hollywood. Hoy en día, hay un elemento de propaganda en las entrevistas que me molesta bastante. Hay que vender, y eso lleva a decir frases como: «Sabe, no es solamente la historia de un tipo que tiene cáncer, es también un verdadero canto de amor.» Esto es el lado publicitario que me da vergüenza. 

(François Truffaut)

Esta entrevista se publicó en la reconocida revista Les Cahiers du Cinema. No tengo constancia del año de su publicación pero debió de ser por los años 70. François Truffaut proclama a los cuatro vientos la valedora carrera profesional de Hitchcock, un director subestimado en los ámbitos periodísticos de los Estados Unidos, durante los años 60 y 70, pero reconocido mundialmente por sus compañeros de profesión y por el público en general. El tiempo ha puesto a cada cual en su sitio. Hoy en día Hitchcock ostenta un lugar reservado en cualquier librería especializada en cine, en cualquier libro de historia del cine, en cualquier conversación de gente especialista. Tiene una manera muy particular de hacer cine. Sabe gustar, domina los silencios, y a menudo nos deja abandonados en los barrancos del suspense. Hitchcock construye su cine en los interregnos del cine comercial y el cine de autor. Su cine es una lograda mezcolanza de intenciones y gustos que se ensartan al hilo de un suspense bien tratado, bien dirigido y bien ejecutado. Pero todos estos calificativos favorables modulan su virtud ante la banalidad del sentimiento humano que trata en sus películas. Todo lo que caiga fuera del otro lado del suspense no alcanza a puntuar mejor nota que un 5. Los elementos periféricos pasan por circunstancias anecdóticas. Hitchcock no hunde sus raíces en la profundidad del hombre, no le interesa el dolor humano, ni la soledad humana, ni la angustia humana, ni la muerte del hombre, su diapasón no vibra cuando se trata de explicar el mundo y lo que nos rodea. El cine de Hitchcock es un cine de evasión, con el que trata de entretenernos, con el que trata de olvidar su propia vida o la verdad del hombre.
ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS