Aún recuerdo cuando hace unos años leía con envidia las crónicas de los enviados especiales al Tokyo Game Show. El mundo de los videojuegos estaba dominado por las dos grandes ferias, el E3 que venía a representar la industria occidental y el TGS como abanderado del sector oriental. Los fans de las grandes sagas japonesas permanecíamos enganchados al PC esperando las grandes bombas informativas mientras nos entreteníamos viendo las fotos de las colas masivas que se formaban en los stands.
Este año he podido cumplir ese sueño y he podido constatar que la era dorada del Tokyo Game Show hace tiempo que ha pasado. La primera impresión que me dio el evento es de un estilo de organización de feria regional: abren las inscripciones con poco más de un mes de antelación y cada día toca hacer cola para renovar la acreditación que es para una sola jornada. También te das cuenta de lo vacío que parece el Makuhari Messe ante la escasa presencia de muchas de las grandes editoras locales y no puedes evitar pensar que, muy probablemente, vayamos a ver más acción en la Madrid Games Week.
Un evento desaprovechado por muchas compañías y con poco contenido de peso
Para que os hagáis una idea de lo que estoy hablando, debéis pensar que teníamos stands como el de Toei que solo mostraba unos pósters con imágenes de una de sus grandes sagas pero no tenía ningún juego para probar. Espacios de la feria ocupados por marcas como Monster que te regalaba bebida mientras mostraba vídeos del nuevo Call of Duty, Alienware cuyo contenido estaba únicamente destinado a los días de público y Madcatz que ofrecía enfrentamientos amistosos entre grandes figuras de Street Fighter (cabe decir que aprovecharon las fechas del TGS para montar un torneo, pero fuera del horario de la feria).
En otro stand, hizo acto de presencia el nuevo juego de terror del señor Shinji Mikami, The Evil Whithin (conocido en oriente como Psichobreak). Un acto de presencia totalmente testimonial porque, a pesar de que todos esperábamos probar una build temprana del juego, solo montaron una pequeña sala de cine donde pasaban el nuevo tráiler del juego.
Personalmente, creo que todo esto es una lástima. Esperaba un evento internacional y me he encontrado con una feria regional. Los grandes anuncios ya se hicieron en la GamesCom y nos han dejado huérfanos de grandes noticias en el Tokyo Game Show. Hablas con compañeros veteranos y te cuentan sus vivencias de una época en la que el TGS situaba Tokyo como referencia y ahora te encuentras a editoras como SEGA o Capcom que muestran juegos de segunda fila.
Compañías como Konami se limitaron a poner un stand en la zona de niños cuando podrían ser el centro de atención con novedades como Castlevania o Metal Gear. Una multitud se acercó a los stands de Sony y Microsoft para ver las apariciones de Kojima hablando de sus nuevos juegos y había grandes colas para probar las pocas copias que había expuestas del título de Mercury Steam. Sin ninguna duda, Konami podría haber arrasado pero prefirió vivir la feria en segundo plano.
Se tiene poco en cuenta al extranjero
Por otro lado, tenemos al grupo de editoras que trataron de volcarse con el evento. Empresas como Square y Namco que trajeron al evento sus pesos pesados encarados al mercado asiático, desde el nuevo Final Fantasy a lo nuevo de Gundam, pasando por el nuevo crossover de lucha que une a grandes personajes de animación como Luffy, Son Goku , Toriko o Yusuke Urameshi de Yu Yu Hakusho.
Debo reconocer que fueron todo un éxito y que sus stands estaban poblados de consolas y que las colas eran impresionantes incluso los días de negocios pero, desde mi humilde punto de vista, cometieron un pecado que demuestra la poca importancia que le dan a la dimensión internacional del evento: lo teníamos todo en japonés. Y no me malentendáis, es normal que los juegos de una feria en Tokyo estén en japonés (aunque algunos ya tienen las localizaciones hechas y no costaría nada llevar builds bilingües), lo que hubiese sido todo un detalle es que los cartones con los controles vinieran también con textos en inglés.
Creedme que es todo un reto entender con sólo textos en japonés cómo funciona un juego como el Lightning Returns en el que, por cierto, el sistema de batallas ha cambiado radicalmente. Ya no os hablo de qué pasa con la historia ni cuál es el objetivo de la demo; os hablo de saber qué tipo de ataque estás utilizando y, para cuando empiezas a hacerte alguna idea, se te ha acabado el tiempo.
Sólo las compañías americanas vinieron con visión global
Por suerte, no todas las compañías acudieron con esta visión marcadamente local. Compañías estadounidenses como Microsoft y Electronic Arts llegaron dispuestos a conquistar el mercado japonés sin obviar a la prensa extranjera, aunque la respuesta nipona no fue precisamente masiva. Aun así, la artillería estaba allí y pude, por ejemplo, comprobar el avance que significa pasar del FIFA de PS3 que se parece a su predecesor, al FIFA de nueva generación que da un salto importante a nivel de rendimiento.
Dejadme destacar en este punto que tuve la oportunidad de jugar al aclamado Titanfall. Llegué a la feria preguntándome si todo el hype que había levantado el juego estaba justificado (no pude probarlo en el E3) y debo reconocer que cuando tuve el mando en mis manos me divertí mucho. Hice una partida de unos 20 minutos con lo que tampoco puedo dar unas extensas primeras impresiones, pero las sensaciones son buenas.
Sin citas para la prensa europea
Otro punto curioso de esta feria es la poca importancia que las divisiones niponas de las compañías dan a los medios extranjeros. Tened en cuenta que en este tipo de eventos los temas organizativos y de agenda se llevan desde la parte local, en este caso, la sede japonesa de la empresa. Tan solo os diré que fui a la feria con una única cita cerrada y que, irónicamente, era con Microsoft. Para hacer un poco de comparación, en el E3, que dura un día menos, tengo que rechazar citas porque la agenda se llena.
Y hablando con los responsables de prensa y con compañeros te das cuenta de que no es porque representes a un medio más o menos pequeño comparado con los otros corresponsales sino que, simplemente, no se ofrecen suficientes citas a la prensa occidental porque su foco es el mercado asiático. Digamos que todo viene a confirmar la teoría que en este evento sólo importa Japón y que realmente no les importa mucho todo lo demás.
Los pequeños desarrolladores le dieron vida al showfloor
Un Makihari Messe lleno gracias a los stands de firmas internacionales que buscan algún contacto para la distribución en oriente y de la incipiente escena indie nipona. Una escena que tradicionalmente se ha movido más por otro tipo de ferias donde pueden vender sus discos, un poco como si fueran fanzines en el mundo del cómic. Pensad que la cultura de la distribución digital no está muy arraigada en Japón y muchos de los títulos que aquí se venden solo a través de las distintas plataformas online, allí se encuentran en formato físico en las tiendas.
El Tokyo Game Show con sabor agridulce
En conclusión, un evento gris y desangelado. Más destacado por lo que faltó, que por lo que había. Más amable por el componente extranjero que gracias a las compañías locales. Y es que quizás el tiempo de esplendor del Tokyo Game Show haya pasado y ahora sea sólo un vestigio folclórico de lo que antaño fue. Y, para alguien como yo que asistió con toda la ilusión del mundo, una pequeña decepción.
La entrada TGS 2013: Una feria regional de japoneses para japoneses es 100% producto Deus Ex Machina.