
Peter Parker (Andrew Garfield) tiene una vida muy ocupada deteniendo a los delincuentes siendo Spider-Man y pasando tiempo con la persona que ama, Gwen Stacy (Emma Stone). Peter no se ha olvidado de la promesa que hizo al padre de Gwen de protegerla permaneciendo alejado de ella, pero esa es una promesa que no puede cumplir. Con todo, las cosas se complicarán aún más para Peter cuando un nuevo enemigo, Electro (Jamie Foxx), entre en escena y descubra nuevas pistas sobre el pasado de un viejo amigo, Harry Osborn (Dane deHaan).
Uno diría que, para esta segunda parte, Marc Webb parece haberse librado de ciertas presiones previas y se ha propuesto poner toda la carne en el asador. Así, el director consigue llevar la historia a su terreno, que no es otro que el de la predilección por las relaciones entre personajes antes que la propia acción. Y no digo con esto que no haya acción, que la hay y de calidad, pero su protagonismo es el idóneo. Ni más ni menos. Webb no pretende salvar la papeleta con una sucesión de explosiones aleatorias. Su mejor baza es su capacidad para dibujar a los personajes con pequeños detalles, efectuando un profundo tratamiento psicológico de los mismos. De este modo, descubrimos que todos mantienen una estrecha relación con el dolor y la falta de autoestima. Eso nos deja unos personajes "reales" movidos por el dolor, la soledad o la falta de autoestima. Por eso mismo los 152 minutos de metraje no se hacen largos en ningún momento. Son necesarios, porque se requiere de tiempo para construir unos sólidos cimientos en las relaciones entre Gwen, Peter, Harry, tía May y compañía. De hecho, el clímax se construye en base a estos vínculos emocionales. Probablemente lo que más me gustó de la cinta.
En el extremo opuesto, quizás lo que menos me convenció es que de nuevo se incurriera aquí en uno de los peores errores de la fallida Spider-Man 3: traer más de un villano a la palestra.
Y es que en vez de centrarse en el villano principal, Electro, a fin de explorar más profundamente sus motivaciones, se dispersan presentándonos a un Duende Verde de Hacendado que, antes de ser el alter-ego de Norman Osborn, aquí lo es de su hijo Harry en primera instancia. ¿Y a qué obedece tan polémica decisión? Pues obviamente, a seguir esforzándose en desmarcarse de lo narrado en la trilogía de Raimi, aunque eso suponga contradecir lo que es canon en los cómics. Y si la inclusión de este segundo villano no fuera suficiente desacierto, aún se permiten insertar un atropellado cameo del Rhino, cuyo desenlace no se molestan en mostrarnos en ningún momento.

Nos vendieron que este tanque de guerra era el Rhino
En cuanto a detalles para iniciados, el film está plagado de ellos: hay una clara visión de las alas del Buitre y de los brazos de Octopus, uno de los trabajadores de Oscorp se apellida Smythe (como el creador de los Mata-Arañas), la secretaria de Harry responde al nombre de Felicia (sin aclarar si Hardy o no)... En fin, ya sabéis: los típicos easter eggs para deleite de fanboys.Aquí podéis ver su tráiler en castellano:
Como es lógico, entre el numeroso merchandising tampoco faltó el obligado álbum de cromos, que en esta ocasión tuvo un curioso formato apaisado.

Mi valoración de la película: (6/10)
LO MEJOR: el tratamiento psicológico que sabe hacer de los personajes, sin abusar de escenas de acción gratuitas y que no vienen a cuento. Eso sí: cuando la trama lo requiere, las hay y son ciertamente espectaculares. ¿Ejemplo? La inolvidable escena de la torre del reloj.
LO PEOR: el ser incapaz de centrarse en un solo villano, y ya sabéis lo que dicen: "el que mucho abarca, poco aprieta..."
