Sencillamente es una película mágica que reivindica
el cine: la imagen, la música y unas interpretaciones
magníficas que proporcionan al espectador unos instantes
inolvidables. Repleta de guiños que muestran la grandeza
del séptimo arte, la cinta te embriaga sigilosamente y
nos marca hitos para que nuestras emociones permanezcan
en nuestra cabeza durante mucho tiempo. Su suave ritmo
genera ideas que alcanzan un VÉRTIGO (de entre los muertos)
que nos trasladan a otra película mágica (Hitchcock, jugando
con la realidad y la ficción en la que para mí es su mejor
película.
La música potencia el romanticismo y consigue recuperar la
fuerza de sentimientos como el amor y la gratitud. Y nos
cautiva con sus recursos narrativos sin utilizar las palabras.
Y comprendemos que la imagen, aún en blanco y negro, es capaz
de superar a cualquier engendro de efectos especiales o incluso
al moderno cine en 3D. Fluye con la sensibilidad del silencio
para punzarnos el corazón y al mismo tiempo, nos llena de
esperanza con la inteligente idea de adaptación a los
cambios. En ningún otro momento sería más oportuna esta
película que en esta época de búsqueda de nuevos valores.
La crisis de 1929 bien puede ser un reflejo de la que vivimos
hoy. El cambio de modelo económico parece sugerirse en
la transformación del cine de los años veinte. Las crisis
son necesarias para que este sistema ecónomico pueda continuar.
Pero hay que pagarla entre la mayoría de los que no la han
ocasionado para que se beneficien unos pocos, los que la han
han originado.
Es un homenaje al cine con mayúsculas. El director es Michel
Hazanavicius y tiene una pasión: contar historias a través
del cine. Esperemos sus obras con la mayor impaciencia.
Porque en esta película, además de mostrar un gran talento
como cineasta, utiliza la historia del nacimiento del cine
sonoro como una metáfora del cambio al que no debemos
resistirnos si no queremos hundirnos en "las arenas
movedizas" del pasado. Sonrisas y lágrimas aparecerán en el
el público que presencie esta deliciosa película que tiene
diez nominaciones a los Oscars.
No le falta de nada, si acaso más minutos para entusiarmarnos:
Magia, amor, generosidad, simpatiquísima mascota... Puro cine
que te deja sin palabras, cine mudo... CINE BRILLANTE.
No hay que perdérsela. No recuerdo diálogos, sólo imágenes,
sólo ¡BANG!