The Best Big Brother

Últimamente cada vez que estoy cámara en mano o pasando unos días en familia me pongo muy reflexiva, analizo, pienso y saco algo que tenía olvidado o que simplemente el estrés del momento no me estaba dejando ver. Qué importante es a veces pararse y mirar con distancia o detenimiento.

Ya sabéis que no tengo hermanos y no los tendré (soy atea y no creo en los milagros). Tener a mi segunda hija ha supuesto poder disfrutar y observar ese fenómeno que en su día seguramente añoré. Y digo seguramente, porque prometo no recordar con claridad si fue algo que echará mucho de menos o me creara frustración alguna. Y en confianza no me imagino otro y otra como yo, soy muy intensa y he tenido que dar yo guerra por un tubo.

Yo estaba enamorada del monillo era imposible que nadie pudiera igualar eso y de repente llega doña ojazos, así sin más (bueno sin más nos después de 17 horas de dolores, que no es plan de mentir). Llegó y arrasó, arraso mis hormonas, mi cámara de fotos, mi blog y mi Instagram. Tengo que decir que no era del todo consciente, hasta que de repente tu hijo se aleja, a su manera pero se aleja. Toca compartir madre y eso no tiene que ser tarea fácil y más cuando tu hermana es una acaparadora.

Pero entonces me paro y miro, si es que no me enamoré de él por enamorarme, sino porque sabía que era un gran hombre. No solo ha sido capaz de compartir madre, sino de ser un hermano cariñoso y atento, más paciente que un Santo y divertido como él solo. Pues eso alguien le tocaba pagar los celos, y esa he sido yo 😉 Celos que vamos a ir superando poco a poco, con cariño, paciencia y algún que otro grito, que lo rosa no es lo nuestro, somos más de rojo y grises. A intensos no nos ganas nadie por mucha vida zen que hagamos.

Estos días tras la cámara he visto escenas de hermanos increíbles, pero sobre todo he visto a un hermano mayor de categoría. Un niño a quien también le gusta ser protagonista, aunque ya no quiera fotos, aunque reniegue un abrazo de primeras pero luego por la espalda te abrace como un oso. Estos días me has hecho recapacitar y pensar que todo llegará a su equilibrio, mientras, todos hacemos lo que buenamente podemos.

Eso sí, hoy te merecías tus laureles particulares, por esos abrazos que le das, por ir cada mañana a su cuna a pesar que ella te diga que no con la cabeza. Cepillarle los dientes y el pelo cada vez que te acuerdas. Intentar subirla a todos los sitios, para que sea tu sombra, avisarme de sus pañales con regalo extra, ponerle y quitarle los zapatos. En fin por todas esas pequeñas cosas que hacen que tú seas muy grande.

Llevo un rato editando fotos y no puedo más que emocionarme, la maravilla de un objetivo y la grandeza de la realidad. Tengo dos personajes por hijos, y me dan momentos que ni con el mejor objetivo podría captarlo, pero sigo en mi empeño de poder tener instantes mágicos que luego sirvan para contarles mil historias de mayores. Eso sí confieso que esta Semana Santa mi mejor objetivo han sido mis ojos, incrédulos, admirados y reflexivos mirando cada escena. De repente he sido consciente de que todo esto ha valido mucho la pena, y que el camino ha sido complicado, pero en la vida todo cuesta, hasta la felicidad.

Por cierto o me quitáis la cámara o voy a convertirme en la tía más moñas del planeta tierra, lo veo venir...En fin ,este ha sido un post de amor de madre, porque te quiero, porque me doy cuenta que estoy cegada por tu hermana pero que sin ti no habría nada, no lo olvides nunca por muchas fotos de ellas que veas. Ya me gustaría a mí tenerte de hermano mayor!!

*Las fotos de este post son de mi propiedad y está totalmente prohibida su difusión. Gracias!!