Edimburgo, año 1831. Un joven estudiante de medicina, Donald Fettes (Russell Wade), llega a la mansión del doctor MacFarlane (Henry Daniell), un prestigioso cirujano y profesor, para servirle como ayudante en sus experimentos. El siniestro John Gray (Boris Karloff), es quien le sirve clandestinamente al médico los cadáveres que utiliza en sus investigaciones y clases, cadáveres frescos llegados del saqueo de tumbas del cementerio más cercano. Gray aprovechará el secreto para chantajear a MacFarlane, poniendo así, inconscientemente, su vida en peligro.
Intentando no caer en la monotonía y extender su éxito como productor de films de horror, Val Lewton decidió cambiar los escenarios modernos vistos en “The Cat People” (1942) y “The Seventh Victim” (1943), por el Edimburgo del siglo XIX. Sería el mismo Lewton (bajo el seudónimo de Carlos Keith) junto al guionista Philip MacDonald, los encargados de adaptar la historia corta “The Body Snatcher”, del escritor Robert Louis Stevenson, la cual a su vez está basada en los famosos asesinatos cometidos por William Burke y William Hare. Burke y Hare eran dos norirlandeses que cometieron sus crímenes en Edimburgo, Escocia, y que en vez de deshacerse de los cuerpos de sus víctimas, no encontraron nada mejor que vendérselos a la Facultad de Medicina de la Universidad de Edimburgo, donde un tercer personaje, el doctor Robert Knox, compraba ansiosamente estos extraños cadáveres que cada día parecían más frescos para sus concurridas clases de anatomía. Se estima que la dupla asesinó al menos a 28 personas, mostrando cierta preferencia por los alcohólicos, las prostitutas, y los ancianos indigentes.
Para Lewton, llevar la historia de unos ladrones de tumbas a la pantalla grande no sería tarea sencilla. Mientras que el ejecutivo de la RKO, Jack J. Gross, insistía en que la cinta debía contener dosis importantes de gore, desde la Oficina Hays le advertían al productor que debía evitar todo tipo de escenas explícitas en lo referente al robo de tumbas y la disección de cuerpos humanos. Además el productor debía buscarle solución a los problemas propios del escaso presupuesto que tenía para realizar el film. Afortunadamente, Lewton supo ingeniárselas para sacar el proyecto adelante; primero se las arregló para caminar en la delgada línea entre lo explícito y lo implícito evitando así las quejas de los organismos de censura, y luego ocupó algunos de los sets utilizados en la cinta “The Hunchback of Notre Dame” (1939) para reconstruir las calles de Edimburgo en las cuales se desarrolla la historia. En cuanto a la constitución del elenco, Lewton pensó en Boris Karloff, con quien había trabajado recientemente en “Isle of the Dead” (1945), para interpretar al macabro cochero John Gray. Por otra parte, Albert Dekker, John Emery, y Alan Napier fueron considerados para interpretar al Doctor MacFarlane antes de que Henry Daniell consiguiera el papel. Pese a que Bela Lugosi es anunciado como una de las estrellas de la cinta, su papel se reduce a algo más que un cameo, y la verdad es que su personaje fue creado especialmente por Lewton con el fin de que Lugosi participara en el film atrayendo de esta forma a una mayor cantidad de espectadores.
Como todas las cintas de Lewton, “The Body Snatcher” está marcada por la complejidad de sus personajes. Tomemos como ejemplo al relativamente inocente Donald Fettes, el asistente del Doctor MacFarlane. A primera vista, él se presenta como un joven bien intencionado con un estricto sentido de la moral. Sin embargo, a medida que transcurre la cinta se evidencia que Fettes no se diferencia demasiado de su mentor o del mismo John Gray. Si bien expresa su indignación cuando se entera que el buen doctor le paga a Gray para que este robe cadáveres del cementerio más cercano, este pronto demuestra lo flexible de sus principios cuando se involucra en el caso de una pequeña niña discapacitada. Cuando MacFarlane le informa que para llevar a cabo la operación que le devolverá la movilidad de las piernas a la pequeña, debe estudiar la columna vertebral y sus componentes en cadáveres, Fettes decide seguir los pasos de su mentor y le pide a Gray que le consiga un cuerpo lo antes posible. Esta petición tiene horribles consecuencias que terminan involucrando al joven estudiante de medicina en un asesinato.
Por otra parte tenemos a MacFarlane y Gray, quienes representan el lado más oscuro de la historia. Aunque ambos se muestran de una determinada manera al principio del film (Gray aparenta ser un hombre amable, mientras que MacFarlane se muestra altanero y seguro de sí mismo), no pasa mucho tiempo antes de que exhiban su verdadera personalidad. Gray es sin lugar a dudas un hombre amenazante y codicioso, que aprovecha el miedo que provoca para someter a todos aquellos con los que se involucra. MacFarlane en cambio es un hombre cobarde e inseguro, atormentado por su pasado y por su presente, el cual pese a buscar el bien mayor cada vez que le pide a Gray que le consiga un cadáver para estudiarlo, obviamente sus métodos distan de ser loables. Lo que es aún más importante, es la relación que se da entre ambos hombres, la cual pasa a ser el centro de la historia. En un nivel bastante básico, el cochero de clase baja y el doctor de clase acomodada aparentan mantener una normal relación empleado/empleador. Sin embargo, a MacFarlane le es imposible demostrar su superioridad cuando se encuentra frente a Grey; el empleado sabe demasiado del sórdido pasado de su empleador y disfruta humillándolo cada vez que se le presenta la oportunidad. A Gray sólo le basta con llamar al buen doctor “Toddy”, para que este se deshaga en un manojo de nervios y sentimientos de culpabilidad.
Además existe un nexo inquebrantable entre ambos hombres, uno que provoca que Gray necesite a MacFarlane y viceversa, ya que las personalidades de la dupla resultan ser complementarias. El cochero es el oscuro alter ego del doctor; es quien le permite llevar a cabo sus más oscuros deseos sin mayores sentimientos de culpa. Por su parte, la relación que Gray mantiene con MacFarlane lo hace sentirse poderoso e importante, lo que le permite olvidar por un momento que es un simple y pobre cochero. En el ámbito de las actuaciones, nos encontramos con la que posiblemente puede ser la mejor actuación de Boris Karloff. Su trabajo como el siniestro John Gray es sencillamente espectacular, al punto que domina cada una de las escenas en las cuales participa. Henry Daniell también realiza un estupendo trabajo interpretando a este seudocientífico loco con consciencia, transformándose en el antagonista perfecto del personaje de Karloff. Russell Wade en cambio, no termina de convencer como el inocente pero hipócrita estudiante de medicina, que por momentos no es más que un mero espectador en la disputa existente entre Grey y MacFarlane. Algo similar sucede con Bela Lugosi, cuyo papel no sólo es insignificante, sino que además es dominado completamente por Karloff en las escenas que participan juntos.
Por otro lado, el trabajo de fotografía de Robert De Grasse es uno de los puntos altos de la cinta, y se complementa de manera perfecta con la atmosférica banda sonora compuesta por Roy Webb. Más allá del aspecto técnico del film, esta fue la última ocasión en la que Boris Karloff y Bela Lugosi trabajaron juntos en la pantalla grande. Resulta lamentable que la última colaboración de estos dos íconos del cine de terror haya sido tan desigual para Lugosi, quien palidece ante la brillante malevolencia de Karloff. Escalofriante, compleja y visualmente atrayente, “The Body Snatcher” es a mi gusto una de las mejores películas tanto de Karloff, como del ciclo de Val Lewton al interior de la RKO. Existe una serie de referencias a los homicidios de Burke y Hare en la cinta, principalmente debido a que se relaciona a los dos protagonistas con el trabajo del Doctor Knox. De hecho, con una de sus víctimas Grey utiliza la “maniobra Burke” de asesinato; cubre a la víctima, para luego presionar firmemente su nariz y boca hasta asfixiarla. Lo más relevante es que cada personaje contribuye al desarrollo de una verdadera red de errores humanos que conforma el núcleo de la historia, donde todos demuestran el miedo y la excitación que les provocan sus actos. En definitiva, “The Body Snatcher” es una película sumamente entretenida y bien construida, que presenta un tipo de terror prácticamente inexistente en el cine actual.
por Fantomas.