A pesar de haber tenido un verano agetreado, entre Las Finales de la NBA contra los Ángeles Lakers y los entrenamientos con los Boston Celtics en Waltham y Newport, parece ser que el verano sigue dando para mucho. A Paul Pierce le ha sobrado tiempo para tatuarse su antebrazo derecho, cubriéndolo con el apodo el cuál le hace mención desde que llegó a Boston y Shaquille le vio jugar.
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