Me llega la nueva edición americana de The Death-Ray, una de las genialidad de Daniel Clowes que seguía absurdamente inédita en castellano por la elección inicial de formato de publicación: en grapa, en tamaño más grande que el habitual cómic book, pero siguiendo la numeración habitual de Eightball. Un problema que la nueva edición soslaya con una impresionante tapa dura y mejor papel que le da consistencia de álbum europeo de qualité. La relectura sigue siendo igual de apasionante, una aproximación al género de superhéroes que es capaz de unir sin fisuras la imaginación adolescente espoleada por los tebeos de Ditko con una reflexión madura, brillante en unos planteamientos que tejen la ficción con fibras de realidad, ácida en sus críticas a la vez que tierna y tolerante con sus claves. Uno de los mejores tebeos de Clowes, sin duda.
Pero le falta algo: en esta nueva y lujosa encarnación perdemos ese delicioso metasentido que Clowes daba a la obra con su publicación en grapa. Estábamos leyendo un comic-book “para adultos”, con mejor papel, más tamaño y más calidad, sí, pero incluso con su pegatina de precio simulada para dar esa sensación de inmersión total en la fantasía adolescente, para provocar esos sentimientos encontrados de niño leyendo Spiderman por primera vez. Unas sensaciones que, por desgracia, se pierden en esta nueva edición.
Que nadie se equivoque: sigue siendo un grandísimo tebeo, pero es una lástima que se pierda parte de esa experiencia tan especial que suponía aquél mítico Eightball 23.
Yo, me temo, conservaré los dos. (Y si por falta de espacio tengo que dejar uno, tengo claro cuál se irá fuera… :) )
A ver si alguna editorial española lo trae pronto por aquí. Pese a todo, es un grandísimo tebeo.