Revista Música
Tocaba ver a The Delta Saints, y comprobar por uno mismo si tanto “fama” como van arrastrando está justificada, o es un grupo que ha caído en gracia. Y debo decir que merecen todas las buenas críticas y atenciones que atesoran. Sencillamente maravillosos. La juventud les permite meter fuerza impresionante en sus temas, en sus directos, compaginar el feeling, con peso, muralla sónica, un rodillo que utilizando sonidos blueseros, pantanosos, incluso “espirituales”, te arrolla en directo, te da una hora y media de una intensidad y pegada no muchas veces vista. Y con la posibilidad que según hagan rodaje, todo esto ira a mejor, todavía tienen el techo alto, son muy jóvenes, y actitud, ganas tienen, disfrutar y sentir lo que dan en el escenario, lo hacen. Muchos pros necesarios para esta banda que está girando en una “megagira” europea con un sinfín de fechas, que en su gran mayoría están haciéndose con gratificantes “sold out”.
Salieron a escena con la sonrisa puesta, jaleando al público, y esto avisaba que ellos ya se estaban divirtiendo, y que los asistentes lo hiciera era solo cuestión de comenzar el bolo. Presentando su “Death Letter Jubilee”, con una brutal y perfecta base rítmica que permitía a las guitarras hacer su papel perfectamente respaldado, por no decir que tanto Dylan, David como Ben Azzi, guitarra, bajo y batería, no solo cumplían con su trabajo, además no pararon quietos, bailando, saltando e interactuando con el público constantemente. Y Mr. Ringel, brutal, que voz, que interpretación, que manera de transmitir. El vocalista se hace con las riendas del concierto y lo hace de sobresaliente. Quizá la falta de la armónica es lo más reseñable en cuanto a “negativo”, aunque el teclado hizo una labor merecedora de atención, incluso con momentos instrumentales maravillosos. Y es que cuesta verter palabras sobre la actuación de anoche de The Delta Saints en la sala El Sol y no hacerlo con elegíos y buenas palabras. Y menos un momento en los bises, “Out In The Sea” con Ringel solo con su guitarra enfrentándose a una sala llena, el resto del show fue de un sonido potente y con mucho peso, un rodillo de energía , groove y boogie que es marca de la casa y que incluso aplicaron a temas que en un principio son algo más “calmados” en sus versiones de estudio.
Que el tiempo, las discográficas y el mercado no estropee lo que con tanta calidad y gustos estos chicos van repartiendo por el mundo.