Revista Cine
The Driver (1978) de Walter Hill
Personajes solitarios, silenciosos, lacónicos, de turbio pasado e incierto futuro, atrapados, cada cual, en el presente de su obsesión terminal. Personajes sin nombre porque su nombre es su oficio. Son lo que hacen y nada más. Walter Hill cogió el maderamen del polar francés, Melville mediante, y con él construyó una partida de ajedrez titulada The Driver. Ryan O'Neal juega con negras aunque en realidad es el caballero blanco sobre ruedas; es el fuera de la ley con principios. Bruce Dern juega con blancas pero tiene el alma envenenada; es el policía sin escrúpulos dispuesto a todo con tal de ganar la partida. Isabelle Adjani no sabe jugar al ajedrez pero sí al póker. También a las damas. Al "Juego de las Damas", quiero decir... Al final no gana el más listo, el más rápido tampoco.
Una pena que Hill no supiese ponerle la puntilla y el final no esté a la altura. Si no estaríamos hablando de un clásico. Con todo, sólo por las secuencias de persecución y la actuación de Bruce Dern ya hay que darle la oportunidad.
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