THE MAN WHO SAVED CENTRAL CITY (6 DE OCTUBRE DE 2015) -AVISO SPOILERS-
La gran diferencia entre los superhéroes clásicos de DC Comics -Superman, Batman, Wonder Woman- y los creados en los años sesenta en Marvel Comics -Los Cuatro Fantásticos, Spiderman, Los Vengadores- siempre fue que los primeros eran apreciados por el hombre común. Mientras Superman recibía alabanzas en los periódicos -gracias a Lois Lane- Spiderman era considerado una amenaza en el diario de J.J. Jameson. El primer episodio de la segunda temporada de The Flash sigue la línea editorial de DC: Central City rinde homenaje al corredor escarlata dedicándole un día en su honor y ofreciéndole las llaves de la ciudad. Pero Barry Allen (Grant Gustin) encara este honor de una forma que recuerda más a Peter Parker que a Clark Kent: no se siente merecedor del calificativo de "héroe". El gran conflicto de Spiderman en los cómics siempre fue que su lucha contra el "mal" ponía en peligro a sus seres queridos. Eso es exactamente lo que le ocurre a Barry tras la muerte de Ronnie Raymond (Robbie Amell), conocido también como Firestorm. The Flash es aquí, un héroe reticente.
La primera entrega de lo nuevo de The Flash no podría comenzar mejor. Los ingredientes que hicieron que la primera temporada fuera entretenida y fresca siguen aquí. Hay acción superhéroica más que suficiente: descubrimos cómo Flash desactivó la singularidad para salvar la ciudad; hay un enfrentamiento -aunque imaginario- con el Capitán Frío (Wenworth Miller) y Heathwave (Dominic Purcell); y el villano episódico, Atom Smasher (Adam Copeland), está a la altura -nunca mejor dicho- de los anteriores en la serie, que siempre dan mucha guerra. Pero además, los guionistas demuestran de nuevo que le dan importancia a los momentos humanos: el recuerdo del fallecido Eddie Thawne (Rick Cosnett); el mensaje póstumo de Harrison Wells (Tom Cavanagh); la ya mencionada muerte de Ronnie; y lo más importante, la excarcelación del padre de Barry (John Wesley Shipp), que cierra la trama más importante de la primera temporada y permite un auténtico nuevo comienzo para esta segunda. Todos estos momentos -a los que añado los flashbacks de la infancia de Barry- están contados con sentimiento, pero sin llegar a ser melodramáticos. Son escenas honestas que demuestran cariño por los personajes.
Luego está el fantástico lado friki de The Flash. El villano de este episodio, Atom Smasher tiene historia. Es un personaje creado en los cómics en 1983, pero su origen se remonta a la Edad de Oro de los tebeos de superhéroes. Albert Rothstein es el nieto del Atom original, creado en 1940, y luego reconvertido en el Atom que todos conocemos, Ray Palmer, creado en 1961, con la habilidad de reducirse de tamaño y que interpreta Brandon Routh en Arrow y próximamente en la serie Legends of Tomorrow (2016). Pero volvamos al Atom original, el de los años cuarenta, porque en aquella época formaba equipo, La Sociedad de la Justicia, con el Flash original. Este fue creado también en 1940, era también súper veloz, pero un uniforme diferente: llevaba un casco con alas como el Hermes/Mercurio mitológico. El nombre de ese Flash no es Barry Allen, sino Jay Garrick ¿Os suena? Así se presenta el misterioso individuo (Teddy Sears) que aparece en el cliffhanger de este capítulo.
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