¡¿Cómo negar la fascinación que sentimos al ver por primera vez la película ‘The Great. Gatsby’?! Y no es por la hermosa sonrisa e inigualable encanto de Leonardo DiCaprio, sino porque que realmente es una obra de arte lo que logró Baz Lhurmann de la mano de su esposa, la diseñadora de vestuario Catherine Martin.
Sin duda los dorados años 20’s tuvieron encanto, pero la manera en que ellos lograron resaltarlo es casi mágica, pues una característica que distingue a Baz de otros directores es que le fascina explorar formas modernas de plasmar referencias históricas en sus filmes. ¡¡Otro claro ejemplo es la música!! definitivamente un elemento más que le dio un toque de modernidad inesperado y que a la mayoría nos encantó.
MEJOR EXPLICACIÓN DEL TALENTO DE ESTA PRODUCCIÓN, IMPOSIBLE!!!
Es precisamente la atención a los detalles lo que vuelve un deleite esta película, pues copia con precisión la estética de esta década.
Los años 20’s fueron una época de glamour donde surgieron las famosas ‘flappers’, el inicio de la mujer moderna y la gran renovación de vestuario ya que se redujo considerablemente el largo de los vestidos, se olvidó el corsé y comenzó el boom de detalles como flecos, holanes y pedrería para imprimirle mucho brillo a los atuendos. Surgió también un cambio notable en el maquillaje y el furor por complementos ‘glam’ como tocados, collares de perlas y joyería en exceso.
En cuanto a la paleta de colores, definitivamente los ‘roaring twenties’ la volvieron más femenina y fresca pero a la vez audaz, pues se utilizaron desde tonos pastel como azul cielo, lila, rosa y nudes, hasta dorados y plateados con pedrería que aporta luz y elegancia, detalle que fue magistralmente replicado en la película atrapando la atención de mujeres de diferentes gustos y estilos.
El encanto particular de esta película, es que el trabajo de vestuario no se ve limitado a una sola persona, sino que el talento de Catherine Martin se une a firmas de excelencia y reconocimiento mundial como Prada, Tiffany’s y Brooks Brothers, quienes de manera individual o mediante colaboraciones le dan vida a esta nueva versión de la historia de Gatsby.
El trabajo de Catherine se refleja en varios personajes, pero destaca principalmente en la hermosa protagonista Daisy (Carey Mulligan); además, también abarca una compleja colaboración con la firma Tiffany’s pues fueron ellos quienes se encargaron de la joyería del filme, destacando piezas con diamantes montados y exquisitas perlas.
Sobre dicha colaboración Catherine destacó en varias entrevistas que a pesar de ser una experiencia muy satisfactoria era algo completamente nuevo para ella pues, en su opinión, el diseño a esa escala requiere de un mayor cuidado en los detalles y la precisión.
Vestido compuesto por un forro nude y un vestido de ‘red’ elaborado con lágrimas de cristal valuado en 20 mil dólares.
En cuanto a la aportación de Miuccia, se enfocaron un poco más al vestuario de los personajes secundarios, sin hacerlo menos importante por supuesto. Esta colaboración consistió en reflejar la sofisticación y estética europea que estaba comenzando a influir en la clase privilegiada de E.U. y en quienes aspiraban a ella.
En el caso de Brooks Brothers, la firma de quien se dice que el propio Fitzgerald era cliente exclusivo, fueron ellos quienes se encargaron de los outfits para los hombres investigando en sus propios archivos documentales para reinterpretar y actualizar las características de esta década: tuxedos y trajes de color pastel con detalles inigualables de una sastrería exquisita. Para esta película proporcionaron 2291 artículos a partir de los cuales después lanzaron colecciones “Gatsby” de trajes, camisas y calzado.
Un dato curioso de esta película que sin duda te sorprenderá, es la cantidad de material empleado!!! El total de metros de encaje adquiridos, en Solstiss por cierto (un fabricante francés de telas exclusivas y de lujo), es de 1400 metros, destacando que se dividen en 210 clases diferentes… mientras que el total de medias y ligueros de la firma Fogal es de 1.080!!
Sin duda hubo glamour, elegancia y excesos, que literalmente saltaron del libro a la pantalla y también a la vida real.