Revista Cine
The Haunted House Project
TÍTULO ORIGINAL: Pyega
AÑO: 2010
DURACIÓN: 84 min.
PAÍS: Korea
DIRECTOR: Lee Cheol-ha
GUIÓN: Kim Eun-kyeong
REPARTO: Sin Kyeong-seon, Jeon In-geol, Yoon E-na, Lee Hwa-jung, Hyeon Tae-ho, Shin So-yul.
¿Puede una cámara de video estar poseída por un fantasma?, la verdad es que lo hemos visto casi todo, muñecos psicópatas, neumáticos enfurecidos, casas que tienen sentimientos, camiones obsesivos, tomates asesinos, coches que hablan, juguetes que torturan a otros juguetes, cabinas telefónicas desagradecidas, etc , siendo estos elementos los verdaderos protagonistas. En la película que analizamos hoy esto no es exactamente así. Se trata de un último recurso para poder finalizar esta estrambótica cinta, que no es, ni más ni menos, que un falso documental en la línea de la, en su momento, original El Proyecto de la Bruja de Blair.
Un empresario coreano decide montar, 42 años antes, una fábrica de galletas en la provincia de Gyeonggui y trasladarse allí con su familia. A esta gente le gusta trabajar mucho, tanto que construyen su vivienda al lado de la fábrica. Como no tiene tiempo ni para jugar a la petanca, el amo se busca una amante cercana, su secretaria. Por miedo a que se vaya de la lengua decide asesinarla y tirarla a una charca, y aquí empieza lo truculento. El fantasma de la secretaria mata a toda la familia y se queda allí para siempre, no siendo muy receptiva con los recién llegados.
Como es lógico, lo explicado anteriormente no lo vemos en la película, y que nos enteremos de todo esto es un mérito que hay que atribuirle. Lo que vemos a partir de aquí ya es el presente. Una productora decide investigar casas encantadas y envía a un equipo para un trabajo de campo en “nuestra” mansión. Guión poco trabajado, con algunas lagunas y un ritmo irregular con momentos de autentica tensión, fácilmente realizables en este tipo de films, junto a otros un poco tediosos.
Entretenida, con decorados excelentes y unas interpretaciones un poco irregulares, consigue hacernos pasar un buen rato si no buscamos una obra maestra.
Firma: Josep M. Luzán.