Revista Cine

The Hobbit

Publicado el 24 diciembre 2012 por Nacho_c

Ayer estuve en el cine viendo “El Hobbit”. Tenía muchas ganas de ver la adaptación del libro infantil de J. R. R. Tolkien, porque es un libro infantil, no nos engañemos si luego vemos algo que no nos esperábamos. Y además a eso se suma el toque de humor inherente con el que caracterizó a Gimli en “El Señor de los Anillos”. En este caso es extensivo a todos los enanos.

Como película a mí me gustó. Me lo pasé bien, no se me hizo larga ni pesada ni sentí esa odiosa sensación de que la acción está metida con calzador porque es lo que espera ver la gente. Se estira la historia para hacer una trilogía y lo hace a base de exliplicar cosas del universo Tolkien, pero la verdad es que lo que te cuenta está entretenido.

De todos modos me he decantado por escribir un post sobre “El Hobbit” por lo que ayer me encontré técnicamente, que es exactamente lo que esperaba.

Por un lado, la experiencia 3D. Rodado con el sistema estereoscópico de James Cameron el efecto que consigue está un poco por encima del de Avatar. ¿Por qué? Pues porque creo, y ahí está lo verdaderamente nuevo que aporta esta película, que estamos viendo algo que ya no es cine.

Venimos con una cultura audiovisual que nos ha hecho entender las reglas de un lenguaje basado en unas limitaciones técnicas muy marcadas. Dentro de esos límites la imaginación ponía autovías hacia lo nuevo pero sin salirse de las reglas del juego. Ahora mismo esos límites se han roto.

Por otro lado está la técnica HFR (High Frame Rate) de rodaje a 48 fotogramas por segundo. Al principio pensé que la imagen estaba acelerada, así que imagínate qué desilusión nada más empezar, pero luego el ojo se acostumbra y no se aprecia nada raro.

Si sumas estas dos técnicas es por lo que digo que no estamos ante cine. Es algo distinto. Es una experiencia de inmersión en una realidad que antes no había visto. Y esto va a requerir sus propias reglas narrativas, de montaje y de rodaje. Olvidémonos del montaje picado o de jugar con el foco para conseguir profundidad de campo. En muchos planos parece estar todo a foco y eres tú el que fija el ojo en el término donde quieres mirar.

Tuve la sensación de ser espectador de otra realidad. No de ver una película, sino de tener una ventana abierta donde en el otro lado había personajes tan de carne y hueso como yo en un mundo increíble. El día que podamos ve estas películas con el sonido holofónico será increíble. Para que podáis saber de lo que hablo pinchad aquí y escuchad con cascos.

Hay un par de planos de gloria de Thorin. Verdaderamente llegó hasta mí todo lo que Peter Jackson quería transmitir con esos planos. Muy utilizados en “El Señor de los Anillos”, y ahora sí, viendo a un héroe casi mitológico ante mis ojos.

Hoy no es día de entrar en mucho contenido técnico porque este post sería interminable, así que os dejo un link con un libro interactivo donde nos hablan de los diferentes ámbitos de la producción. Muy bien hecho y el contenido es realmente interesante. Echadle un vistazo, es gratis y para tablets.

Otro tema del que se puede hablar es de cómo percibe cada cerebro el 3D, ya que hay gente que directamente no lo ve mientras que a mí me entusiasma. O de si 12€ es un precio razonable por dos horas y media de película. Esto nos llevaría a la planificación de la explotación comercial, de si es el tiempo mínimo que considera el espectador donde la inversión de ese dinero le merece la pena, de si para ser rentable hay que hacer una trilogía donde haya un cierto público cautivo, etc etc. Pero como no es el objeto de este blog y para eso están abiertos los comentarios cada uno que aporte su opinión.

Os dejo con una de las secuencias de la película que merece la pena resaltar por la música, la planificación y la sensación de inmersión que se vive en el cine.

The Hobbit Dwarves


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