Revista Cine

The Hunger - 1983

Publicado el 21 septiembre 2014 por Jimmy Fdz
The Hunger - 1983
Director: Tony Scott
  El buen Tony Scott, hermano de Ridley pero que aún así se hizo su propio nombre a lo largo de su carrera, con cintas que me hicieron gozar como "The last boy scout" -con un Bruce Willis decadente y tremendo- o "True Romance". Como se dice comúnmente, un hombre de acción, disparos y persecuciones. Sabía cómo manejarse en ello, no seré yo quien lo niegue, pero ésta película sin duda que va por derroteros muy distintos a los que acostumbró a la gran audiencia, y me imagino que quienes hicieron de ésta una película de culto, quizás, luego se pudieron haber visto defraudados con la filmografía posterior de Tony. Pero en fin, yo considero a "The Hunger" la opera prima de Scott, pues aunque unos diez años antes hizo otra cuyo nombre no recuerdo, realmente dudo que se le pueda llamar un feature film como tal; además dura unos 55 minutos, así que mejor llamémosle mediometraje. Todo lo que diré por ahora es que Scott tuvo una, cuanto menos, interesante y atractiva manera de debutar en el cine.
  No es mucho lo que se puede adelantar de la historia, al menos de una manera convencional. Digamos que Catherine Deneuve y David Bowie son una pareja de extrañas costumbres, especialmente a la hora de alimentarse. ¿Por qué será? Pues porque son vampiros. Y por cierto, a Bowie le está pasando algo raro, fisiológicamente hablando. Paralelamente, Susan Sarandon es una doctora que investiga el sueño y la longevidad. Todos los caminos están destinados a cruzarse alguna vez.
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  Pues sí, debo decir que "The Hunger" es una película que me ha tomado un poco desprevenido, pues no sé realmente cómo referirme a ella, no sé muy bien cómo apreciarla. Mejor diré que es un tanto inclasificable, pues se mueve por distintos terrenos, y que va de uno a otro regularmente. Se podría decir que es cine de vampiros, pero este tipo de cine, sabemos, también contiene otros tipos de cine, que por lo demás son más grandes: romance, misterio, ¿thriller?, ¿ciencia ficción? Hay películas que pueden contener todo lo anterior, pero con zombies o gigantes o brujas o lo que sea. En este caso son vampiros... sólo dos de momento. De hecho, ni siquiera como cine de vampiros se le puede llamar, pues lo de los vampiros es bastante genérico y utilizado casi a ciegas: de vampiros sólo tienen que chupan sangre para sobrevivir, pues, corríjanme si me equivoco, éstos caminaban de lo más bien por las calles de New York a plena luz del día, y sin quemarse ni freírse ni explotar. Claro, me dirán que es porque se intenta darle un giro a la mitología vampírica, pero aún así esa pretensión no logra sustentar tanta falta de cultura, justamente, vampírica. Por ésto, de vampiros poco y nada; es más una etiqueta para atraer espectadores y llamar la atención, y no es que yo sea un nazi vampiro que exija que cada historia de chupasangres siga de manera sublime y al pie de la letra "las reglas de ser vampiro" -que están hechas para romperse, pero dentro de cierto margen, ¿no?- que alguien inventó alguna vez -no soy Guillermo del Toro, que con toda su pretensión y verborrea de que los suyos son los vampiros definitivos, aún no logra que su "The Strain" vaya más allá de ser un simple entretenimiento narrado en base a clichés para mayores de catorce-, pero tampoco es la gracia pasarse por el culo aspectos esenciales. Incluso al presentar esta vuelta de tuerca vampírica, el guión -decente desde el punto de vista del relato- no da la talla a la hora de explicar, aunque sea en algo, todo este entuerto, pues más allá de sus pistas vagas que llevan a Egipto, no alcanzan a justificar dicha ruptura con la mitología de los vampiros. De hecho, estoy seguro que muchos ni siquiera se van a dar cuenta de este detalle, y sabrán que los tipos son vampiros porque chupan sangre y nada más.
  ¿Era tan necesario este giro, esta vuelta de tuerca, esta ruptura? No realmente. Es más bien un capricho que entorpece el relato -aturde ver vampiros bajo la luz del sol... al menos no brillan-, pero afortunadamente no tanto como para hacer del visionado una tortura. Bajo esta mirada, "The Hunger" es una mala película de vampiros, aunque no es una mala película per se.
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  Pero, más allá de lo anterior, y siguiendo la estela de que "The Hunger" es una película inclasificable por moverse en tantos terrenos, no estoy particularmente molesto o irritado con el resultado final, pues si no me parece una obra maestra, tampoco pienso que sea un esperpento, una basura o una ofensa. Le falta vampirismo, sí, pero tiene muchos aspectos interesantes que se pueden apreciar bien, uno de ellos es la deslumbrante estética desplegada durante sus noventa minutos. No sólo la secuencia inicial está de lujo, sino que el resto también, especialmente cuando la cámara se pone suave y elegante, casi flotando  con la banda sonora y las pulsiones de los personajes. Y acá un pequeño anexo: no es que los personajes sean espectaculares ni estén particularmente bien desarrollados o dibujados, pero cumplen sus roles, saben seguir bien el flujo natural de los hechos -aunque yo prefiero cuando los hechos siguen a los personajes, pero no siempre la cosa puede ser así- y la película no se estanca en ningún momento. El ritmo y el tempo me parecen adecuados, y la fotografía contiene esa oscuridad y misterio inherente a los personajes -los vampiros, quiénes más-, dando como resultado la ya alabada estética, deslumbrante y que te engancha a la película: sin duda que en "The Hunger" todo el apartado visual es un anzuelo al que uno fácilmente puede picar.
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  Ahora bien, estar atento durante los noventa minutos no es tarea difícil, pues la vista está encantada sin mayor complejos, pero: ¿realmente se nos está contando una historia? Hay un relato, pero pensando mejor todo, me queda la sensación de que la trama da lo mismo, que es mínima y anecdótica, pues lo realmente importante es la estética, la atmósfera.
  Entonces: ¿de qué trata "The Hunger"?
  ¿De vampiros viviendo sus maldiciones personales? ¿Soportando el castigo de la vida eterna? No sé qué lectura se le puede sacar a esto, y ciertamente la mía -la que creo tener- es muy diferente a la que Susan Sarandon tiene, pero dudo que se le pueda sacar algo muy profundo a la película. No me gusta mucho decir esto de las películas, pero con respecto a "The Hunger", sí que es pertinente y adecuado decir que es un bonito envoltorio vacío por dentro. Sueño, longevidad, eternidad, amor, romance, moralidad, sangre, dependencia, etc. Nada se le puede aplicar: en cierta forma, "The Hunger" trata de nada, pues nada sucede y nada queda, salvo un par de coqueteos y besos y "descubrimientos": cosas superficiales, una exploración somera y equivocada del vampirismo. Claro, me dirán que después de la mitad suceden muchas cosas, indudablemente en el clímax, pero todo aquello no significa nada. Sería banal e insustancial buscarle mensajes profundos a una película que le da importancia únicamente a su plástica, su visualidad -lo cual no es del todo condenable; varía de película a película la impresión final-.
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  De  todas formas, a pesar de lo insustancial del relato -construido correctamente, no lo negaré-, su parte estética es tan genial que logra salvar la función, cautivar durante toda la película -o casi toda, pues el clímax no me pareció genial ni memorable, aunque sí extraño y pesadillezco, como si esto diera algunas luces de qué significa todo: el pasado encarando a una mujer que reniega de él, que lo olvida-. Sólo así me explico que no me haya sentido estafado en ningún momento, ni durante ni después del visionado. Quizás, tan sólo quizás, esto es un decir, pura especulación, "The Hunger" apostó más por ser una experiencia sensorial, no en un sentido metafísico ni trascendente, porque a la película no le alcanza para ello, pero sí bajo el punto de vista de que la historia es lo de menos y es mejor quedarnos con las sensaciones de los personajes, compartir y sentir lo que ellos mismos están sintiendo: empatizar desde lo sensual, no desde lo argumental. Como digo, la gracia no es buscar grandes filosofadas ni cosas por el estilo, sino flotar a la altura de los personajes, estar en la misma frecuencia, compartir el mismo espacio sensitivo. Por la simplicidad de los personajes y lo que ellos viven, sumado al genial apartado estético, esto se logra cabalmente, y por eso, para mí, la película funciona.
  En este caso, más vale la pena saber que no se encontrarán con una gran historia sino con una gran atmósfera, y no hay nada de malo en que no haya un conflicto central propiamente tal -o incluso que éste esté pobremente desarrollado- mientras la experiencia sea interensante. En definitiva, no soy el fanático supremo de esta película, y tampoco soy su más acérrimo opositor, pero sí me permito decir que disfruté mucho con "The Hunger" como conjunto -menos el final, que se nota impuesto por los genios productores-: me dejé llevar y lo pasé bien. Vampiros más, vampiros menos, "The Hunger" se mueve más por el deseo.
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