No hace muchas semanas vi este ítem, que tengo de forma cochina en mi fondo discográfico (entiéndaseme, no en formato original) a precio amigo y justo cuando me decidí ir a comprarlo en los siguientes días, había regresado a su precio habitual, con lo que prosiguió como cuenta pendiente a saldar en un futuro (¿qué quieren que les diga? Me gusta comprar los cds a precios razonables). Con lo que de alguna manera, este post es una especie de desahogo al respecto.
Independientemente de esta circunstancia comercial personal, el que fuera el último disco del fabuloso trío liderado por Paul Weller, como guitarrista y cantante, que estaba escoltado por Bruce Foxton al bajo y Rick Buckler a la batería, es decir, The Jam, es un disco que no me disgusta, y al que sin embargo tradicionalmente se le han dado mil y un palos; vamos, que estamos ante un caso habitual de revisión del blog, ya que los que siguen “Discos, música y reflexiones” desde hace tiempo saben que me gusta echar capotes a discos que estimo injustamente infravalorados o despreciados.
The Jam eran un grupo que trabajaba mucho el formato single, y en unos tiempos en los que editar lps era casi norma anual, “Sound Affects” (revisado hace casi 3 años en el blog) era de 1980 y llegado 1982 todavía no había salido al mercado el nuevo trabajo de larga duración de los Jam. Entre medias hubo sitio para varios singles como “Absolute beginners”, que fue premonitoria de los nuevos sonidos empleados por The Jam, incluyendo muchos metales de viento, y que dispuso al mismo tiempo de uno de los videoclips más graciosos de la formación con el trío a plena carrera por las calles de una ciudad.
“The Gift” sería el resultado de la larga espera para esa época. Un disco grabado y trabajado en unos días en los que la mente inquieta de Paul Weller comenzaba a no sentirse a gusto en The Jam. Quizás esa dispersión interna del líder del grupo influyó de forma decisiva en uno de los puntos débiles del disco: su falta de consistencia en el carácter compacto de la obra. “The Gift” sin embargo, si lo analizamos canción a canción, no es un álbum tan horrible como apuntan muchos. Tiene varios temas destacables e incluso algún clásico entre sus minutos de duración. Pasemos a comprobarlo.
El primer tema de “The Gift” es “Happy together”. Estamos ante una apertura acelerada, que no sé por qué me da a mí que tiene algo de sentido irónico teniendo en cuenta el posterior devenir de la banda a los pocos meses. Weller se emplea con mucha fuerza al micro y se presenta una línea rítmica bastante contundente por parte del binomio de los otros 2 Jam, Foxton y Buckler a su bajo y batería respectivamente; de hecho, la fuerza de la base de las composiciones va a ser distintivo principal de este último disco de estudio de The Jam. Tras la animosa y potente apertura, se cambia radicalmente de palo para ofrecernos de la mano de “Ghosts” un pasaje bastante calmado. No estamos ante uno de los mejores momentos de The Jam en ritmos bajos, básicamente porque esta “Ghosts” no tiene el tono oscuro de otras joyas como “The butterfly collector”, pero a la larga sacarán en conclusión que no es un mal tema y de hecho en algún momento hay resultones repuntes de intensidad vocal a cargo de Weller. Un single extraído del disco fue “Precious”. Con un videoclip sencillo, pero igualitario en lo que a rabia y frenesí ofrecido por las expresiones faciales de Paul Weller con sus gafas de sol con respecto al tono de la pista, esta composición nos otorga nuevamente una dosis agresiva de secciones de metales de viento que poco a poco se están convirtiendo en los instrumentos abanderados de la obra. “Precious” resulta interesante y marca una evolución estilística increíble desde los primeros tiempos del grupo. Otra especie de pseudo single fue la canción que nos encontramos a continuación. De hecho en “Just who is the 5 o’clock hero?” podemos encontrar de alguna forma las reivindicaciones sociales que Weller ha tenido en conciencia casi siempre. En lo instrumental nos enfrentamos a un medio tiempo, en el que las secciones de viento suenan más relajadas y llevaderas que en otros temas en los que la aceleración marca su devenir. Estimo que quizás le falte algo de chispa o gancho. “Trans-global express” es la pieza más arriesgada de la obra. Estamos ante una especie de instrumental, ya que las únicas voces son unos coros atropellados de Weller, los cuales asemejan el ruido de un tren, que se erigen como pueden entre ese maremagnum de sonidos, donde las trompetas atronan en algunos pasajes. Solamente por la curiosidad merece la pena. La siguiente canción “Running on the spot” es quizás mi favorita a día de hoy. Tras haber quemado en exceso la escucha de “Town called malice”, esta pista tradicionalmente olvidada dentro de “The Gift”, es la que más gusto sonoro me causa al escuchar la obra. Estratégicamente se sitúa mediada la obra y su mayor virtud reside en el tono medio épico, alegre y algo trágico que entremezcla en sus notas.Otra instrumental es “Circus”. Menos complicada que “Trans-global express”, es un buen pasaje del disco, con una melodía estupenda. En definitiva fue un tanto que se anotó en la composición el bueno de Bruce Foxton, que es quien la firma. “The planners dream goes wrong” en mi modesta opinión es el tema más flojo de los que se incluyen en “The Gift”. Solamente por esas desacertadas notas de teclado, a modo de chanza o arreglo pachanguero, el tema está lastrado y en conjunto tampoco nos aporta nada nuevo. “Carnation” es una agria balada, vista en partes como “si me dieras un clavel fresco solamente rompería sus tiernos pétalos”. Decadencia sonora y un contrapunto a tanto sonido elevado o acelerado que nos encontramos en el álbum. El gran tema, y otro nº 1 como single para la formación, fue “Town called malice”. En esta pieza básica de la discografía del trío, tienen un papel relevante esa melodía de teclados, aunque estimo que el papel saltarín del bajo de Bruce Foxton es igualmente impagable. Mucho ritmo, y un buen ánimo melódico e instrumental frente al poso o regusto amargo que tiene la letra. Si no la conocen, algo que les ayudará a identificarla es que tenía un momento de relativo protagonismo en el film Billy Elliot. “The gift”, la canción que concede el título al disco, nos puede evocar en parte a los primeros pasos discográficos que dieron The Jam. De no ser por la producción, quizás podría haber estado incluida sin ningún esfuerzo titánico en “This Is The Modern World” o incluso en “In The City”. Dentro de este álbum lleno de melodías de teclado, más o menos pegadizas y en el que las notas de viento tienen su importancia, poder encontrarse una pequeña y ligera dosis de punk, aunque sea suave, es de agradecer. Creo que es un cierre cuanto menos significativo por su textura para el último lp de The Jam.
La banda en aquellos días era uno de los grandes conjuntos musicales de la new wave que se mantuvieron desde sus orígenes en los días del punk y que evolucionaron en la etapa “post” de dicho movimiento. Por ello, “The Gift” no sufrió en exceso para ser nº 1 indiscutible en la lista de álbumes más vendidos del Reino Unido y obtuvo una buena acogida comercial, aunque no tan excelente en lo que a crítica se refiere. Su portada es casi una recreación de algún pasaje del ya mencionado videoclip de “Absolute beginners”, con un tono colorido distinto sobre cada componente del grupo. Es curioso que haya un paralelismo tan notable con el “Synchronicity” de The Police de unos meses más tarde.
Luego, en mitad de la gira de presentación del disco, flanqueada por otros 2 singles tardíos “The bitterest pill (I ever had to swallow)” y “Beat surrender”, Paul anunciaba que dejaba el grupo y por ende que The Jam se iban a hacer puñetas, pues sin él el grupo no existía. Por ello, el “Beat Surrender Tour” fue una gira de despedida, tras la cual y pasar un tiempo de reflexión Paul Weller se dedicaría a una música pop más refinada y elegante con su buen amigo Mick Talbot en The Style Council. Foxton y Buckler prácticamente pasarían desapercibidos para el negocio de la música tras la disolución de la banda; no en vano, quisieron revivir hace poco a unos pseudo-Jam con el proyecto From The Jam, el cual les otorgó algún que otro serio rapapolvo.
Vuelvo a decir lo mismo que casi siempre. Con este artículo no estoy queriendo defender que “The Gift” sea el mejor disco de The Jam. De hecho no creo que lo sea, puesto que estimo superiores mil veces a “All Mod Cons” o “Sound Affects”, pero sí que pretendo romper una lanza a su favor. A pesar de que tenga momentos anodinos, también en su interior incluye piezas buenas como “Running on the spot”, “Circus” o “Happy together” u otras interesantes como “Trans-global express” o “Precious”. Ya por el simple hecho de que “Town called malice” esté en su listado, es preciso ir más allá a ver qué ofrece “The Gift” como lp además de este clásico del grupo. Como cierre por hoy he de apuntar necesariamente que ha sido el paso del tiempo lo que me ha hecho ver a “The Gift” con mejores ojos, o escucharlo con oídos más benévolos.