The killing (Atraco perfecto) es sin duda un incunable, aunque a mi parecer, es una película que poco a poco fue perdiéndose en las listas de películas que ver antes de morir, por su temática, por su forma y por enfrentarse a obras de mayor calado y renombre de su creador.
Dirigida y producida por Stanley Kubrick es posiblemente una de las obras cumbre de este director, aunque esté mas consideradas en sectores más ensombrecidos de la crítica cinematográfica, y sobre todo ensombrecida por la tremenda trayectoria de su director. Es más que una propia película, todo un manual de cine negro, desde los acelerados comienzos en el hipódromo, donde se genera una atmósfera en la que todo el mundo mira con esa mirada culpable y suspicaz, un narrador acelerado, como si nos contara una emociónate carrera en sus últimos momentos, y un modo narrativo que hemos visto caricaturizado en decenas de comedias y dibujos animados, donde esa voz que nos habla desde no se sabe dónde, y que explica lo que vemos, nos va comentando qué sucede en diferentes lugares de la ciudad.
Es un juego angular, un buen número de confrontaciones argumentales que terminan encajando a la perfección como un rompecabezas, que al final muestra la perfecta imagen de una obra maestra del cine. Precisión y perfección a la hora de contar una historia no ausente de complejidad, una trama que lo contiene todo, intriga, drama, suspense, amor, traiciones y confabulaciones, pero sobre todo desafío, desafío de los personajes que se plantean algo nunca realizado.
El modo en que está narrada, como si de un folletín se tratase, no es más que consecuencia del lenguaje de la época, y que Kubrick sabe usar en su beneficio de forma magistral, si bien puede parecer que el número de personajes es complejo, sabe combinarlos de forma magistral, con pausas en diferentes estados de los mismos que nos muestran su personalidad, su modo de vida y sus motivaciones para concluir con su objetivo. Sterling Hayden, Coleen Gray, Vince Edwards, Jay C. Flippen constituyen un elenco perfecto donde nadie parece destacar por encima del resto, como ocurre en la perfecta maquinaria de un reloj, como seguramente sería el propósito de su creador, amante del metalenguaje, del decir más de lo que se dice, de que podamos ver más allá de lo que simplemente estamos viendo, aunque nada de eso importa, porque pese a todas estas cosas, The killing (Atraco perfecto) se basta y se sobra para ser una historia maravillosamente narrada en imágenes.
The killing (Atraco perfecto) es sin duda una película única, pero que también podríamos considerar como precursora de las películas de atracos que veríamos en décadas siguientes, pero esto se hizo en el año 1956.