Fuego camina conmigo.
The Killing vendría a ser una nueva confirmación de que la televisión americana está empezando a adquirir un peligroso vicio ya visto, con anterioridad, en el cine: el del remake. Si hasta el momento se habían prácticamente limitado a hacer nuevas adaptaciones de antiguos títulos americanos (V, Sensación de vivir, El coche fantástico, Galáctica), adaptándolos a nuestros tiempos, con The Killing se han ido a la otra vertiente del remake, la de versionar títulos extranjeros trasladándolos hasta tierras americanas (modelo que ya habíamos visto con la versión americana de Betty la fea y que seguirá con la adquisición por parte de la productora de Spielberg de la serie de TV3, Polseres Vermelles). En este caso se trata de adaptar una serie danesa llamada "Forbrydelsen", de gran éxito en su país, del que este remake parece haber copiado el mal gusto de su protagonista por los jerseys. Lo cierto es que, si bien uno, de por sí, no puede evitar mostrar cierta reticencia hacia este tipo de remakes americanos, también se tiene que ser justo y reconocer cuando estos productos funcionan. The killing funciona. Y mucho.
La serie gira alrededor de tres ejes centrales: 1) La pareja de policías protagonistas. Ella, obsesiva con su trabajo, se verá atrapada entre la espada y la pared, obligada en tener que elegir entre el caso que tiene entre manos y el hombre al que ama. Él, quién en principio debía ser su sustituto pero que termina ejerciendo de compañero, un misterio más dentro de la trama. 2) La familia de la víctima. Durante toda la primera temporada asistimos a la rabia, al dolor y al sentimiento de impotencia de los padres de la víctima, así como del resto de sus familiares. Sus ganas de venganza pueden jugar un papel determinante en la historia. 3) Los dos candidatos a la alcaldía: El asesinato salpicará directamente la campaña de las municipales de Seattle, ciudad donde transcurre la acción, debido a que el cuerpo de la chica se encuentra en el interior de uno de los coches de campaña de uno de los candidatos. El crimen se terminará convirtiendo, desde ese instante, en una pieza más del tablero político.
Si van a cualquier librería de su ciudad y contemplan durante un breve instante las estanterías, comprobarán con cierta rapidez que las novelas negras con asesinatos, crímenes y misterios están a la orden del día (son los que están justamente detrás de los libros con dragones en sus portadas). Si para colmo los autores de los indicados libros son del norte de Europa, eso es como tener un bonus de puntuación. Así pues la televisión, que no suele perder comba en estos asuntos, rápidamente se ha puesto manos a la obra para intentar captar a esa legión de lectores, ofreciéndoles un producto adecuado a sus gustos, con una trama que no se resuelva en apenas cuarenta minutos y centre prácticamente su totalidad en la resolución del caso mientras un trajeado y pelirrojo policía suelta sentencias absurdas mientras mira fijamente al infinito justamente antes de colocarse unas aparatosas gafas de sol.
No obstante, una vez puestos a buscar los referentes de The Killing resulta prácticamente imposible que no le venga a uno, a la cabeza, Twin Peaks. Las similitudes así lo exigen: atractiva joven encontrada muerta, ahogada; peculiares agentes que investigan el caso; ambientación hostil; la serie no escatima minutos para mostrar el sufrimiento de los familiares; trama que se va complicando a medida que avanza; nuevos personajes secundarios a cual más misterioso... Por suerte aquí no hay enanos bailarines, ni sueños alucinógenos, ni cameos de David Lynch, porque, a la hora de la verdad, The Killing, pese a las semejanzas iniciales, demuestra jugar en una liga bien distinta a la del gran clásico de principios de los '90.
¿Qué nos ha quedado claro después de ver la primera temporada de The Killing? Que en Seattle siempre llueve. ¿Qué no nos ha quedado claro después de ver la primera temporada de The Killing? Pues, precisamente, quien mató a Laura Palmer Rosie Larson. Y es que creía que, antes de que finalizara esta primera temporada, nos dirían quien se había cargado a la chica (y luego, ya si eso, seguiría la segunda temporada con la ventaja de los espectadores sobre el resto de personajes de la historia). Pero no. Llegados al último episodio, después de una magnífica recta final, la trama sigue quedando abierta (más que nunca si cabe) y con todo el pescado por vender.
Independientemente, The Killing está hecha con un gusto exquisito, con un ritmo pausado pero constante, deteniéndose en los detalles, aumentando el grado de intriga y, a pesar de resultar pretendidamente fría y de que a veces se pueda tener la sensación de que la trama avanza excesivamente lenta, consigue enganchar al espectador con facilidad, a medida que uno se va sumergiendo en la oscura ambientación de la serie. El único reproche que se le puede hacer a la trama es que, a menudo, se empeña en crear callejones sin salida. Que está bien andarlos, no digo yo que no, pero que una vez llegas al final te das cuenta de que no ha servido para nada y no puedes evitar sentir cierto punto de frustración.
Resumiendo: Recomendable primera temporada de una serie muy negra, con todos los alicientes del género y un misterio que va aumentando en tensión a medida que se acerca al final.