Revista Cine
A comienzos de agosto la cadena de televisión estadounidense Cinemax, que pertenece a la HBO, estrenó su nueva serie original: The Knick. Y hace poco Canal Plus se encargó de traerla a España. Los principales atractivos de la serie son que todos los capítulos están dirigidos por el oscarizado realizador Steven Soderbergh y que su protagonista es Clive Owen. La serie nos traslada a la Nueva York de 1900, en concreto al hospital Knickerbocker, su protagonista es un cirujano que busca encontrar nuevos métodos con los que avanzar en el campo de la medicina, en una época en la que las técnicas empleadas se podrían considerar primitivas actualmente.
El doctor Thackery, personaje interpretado por Owen, es arisco, algo frío, adicto y con unos valores férreos. Refleja muy bien el tiempo en el que vive, con un racismo muy presente, como se puede observar con la llegada del nuevo doctor; y una sociedad muy dividida, con un estrato bajo que no puede superar enfermedades como la tuberculosis. Como se puede ver en la escena de la niña que traduce a su madre que le queda poco de vida, la niña permanece impasible, la gente tenía una esperanza de vida mucho más reducida que la actual y la medicina tenía que avanzar para poder superar esto. De ahí parece partir el tormento del protagonista, que trabaja por formar parte del avance, pero las técnicas contemporáneas a su labor no están lo suficientemente desarrolladas como para cambiar el curso de una sociedad que apenas tiene la posibilidad de envejecer más allá de los cuarenta.
Soderbergh consigue ambientar a la perfección la acción, con mucho movimiento de cámara y un montaje que puede resultar algo inusual, pero que siendo de Soderbergh se comprende fácilmente. En las operaciones se muestra todo muy explícito, tanto en el parto como en la extracción de parte del intestino de otro paciente se ve todo al detalle, las incisiones, los cortes, la sangre… Provocando que nos integremos en el público del semiciclo que rodea y vigila cada movimiento de los cirujanos. Las imágenes resultan muy chocantes, algo muy atrevido para ser el piloto de la serie, dejando claras las intenciones.
Precisamente los pilotos suelen ser capítulos no muy potentes, por la necesidad de tener que presentar a todos los personajes y comenzar a trazar las tramas, pero en este primer capítulo aunque te muestran el camino que puede tomar la serie no deja que te escapes ni un momento. Los diálogos concisos y algunos momentos, como el discurso de Thackery en el funeral de su compañero, componen un inicio muy prometedor. Además de la práctica de la medicina a comienzos del siglo XX, también se incide en el propio negocio de la medicina. Este negocio que todavía se mantiene en Estados Unidos, donde la sanidad no es lo suficientemente accesible como ya nos explicó Michael Moore en Sicko, queda reflejado por el encuentro entre el jefe del hospital y una figura política que dejan claro el interés económico que se esconde tras la salud de la gente, o mejor dicho de las desgracias ajenas, y la extorsión que es una práctica habitual en este ambiente. La secuencia en la que el conductor de ambulancia del Knick se enfrenta a otro para conseguir llevarse a un paciente convaleciente resume bastante bien este aspecto del negocio sanitario.
He leído alguna comparación con House, sobre todo por la similitud de sus protagonistas, en principio me parece mucho más interesante The Knick por el hecho de poder ver algo que desconozco y de lo que se puede sacar tanto partido como el mundo de la medicina hace un siglo, pero habrá que ver cómo avanza la serie para poder dar un veredicto. Por ahora, el comienzo no está nada mal, uno de los mejores estrenos de un año muy fuerte en el ámbito de las series, con grandes éxitos como True Detective y Fargo.