The Ladykillers es una fantástica y original comedia de enredos en la que un gran Alec Guinness -con un acento y una siniestra caracterización al estilo Conde Orlok- y los cuatro miembros de su banda, planean un atraco en la casa de una entrañable ancianita, a la que da vida una impresionante Katy Johnson. Un papel lleno de humanidad e inocencia con el que es imposible no esbozar varias sonrisas. De la banda hay que subrayar a Peter Sellers, sus inconfundibles gestos -los mismos que años depués explotaría con Dr. Strangelove o en El guateque- y la personalidad tan particular que otorgaba a sus personajes, son otro punto fuerte del film. La verdad es que los personajes están muy bien construidos, ya que aunque cada uno de ellos tiene un perfil muy diferente, juntos forman un grupo muy pintoresco, y las situaciones, como la reunión de octagenarias o la visita nocturna del policía, son realmente tronchantes. El guión está muy pensado (como bien demuestra el paralelismo del principio y el final del film), los díalogos tienen chispa, la historia se complica y mejora con el paso de los minutos. El humor -100% británico por su puesto- aparece en numerosas ocasiones. El relato tiene en muchos momentos una puesta en escena muy teatral, por lo que son los personajes -incluídos los animales jaja- los que llevan el ritmo narrativo y logran que la película sea muy amena. En el año 2004 los hermanos Coen dirigieron un interesante pero inferior remake, protagonizado por Tom Hanks. Si no lo han visto, vean antes la original. Y si lo han hecho, pues véanla de todas formas. The Ladykillers es una comedia de las que ya no se hacen.