Los preparativos se llevan más de la mitad del metraje, prácticamente tres cuartos, un prólogo largo para ir abriendo boca al espectador que ve por dónde puede ir la acción casi de inmediato. Porque de eso trata la motivación del guion, crear expectativas y hacernos esperar a que se cumplan y, hábilmente, llevarnos a su terreno. Y lo bueno, aunque se haga de rogar llega por fin, no les quepa duda, y no se aburrirán mientras dura la mecha, que arde y arde sin clemencia, porque la tensión crece entre ocurrencias e incertidumbres. No se puede negar que lo tarantiniano tiene gran relevancia, el admirado Quentin se hace notar asiduamente en muchas pantallas, unas veces para mal y otras para bien, como en esta ocasión. Así que no lo duden, véanla y ya nos contarán.
Puntuación @tomgut65: 7/10