Revista Cine

The Mist (hay algo ahí fuera)

Publicado el 26 agosto 2010 por Crowley
The Mist (hay algo ahí fuera)
"Something in The Mist!!! Something in The Mist!!!"(Frase de la película)
Hace ya mucho tiempo, y me van a perdonar los seguidores del escritor en cuestión, que Stephen King no me engaña (bueno, confieso que el mes pasado volvió a hacerlo por última vez, y puedo asegurar esto categóricamente, con la (mega)novela "La Cúpula", donde las últimas páginas estropean todo el, por otra parte, hasta cierto punto interesante trabajo anterior ). Y digo engaña, porque esa es la sensación que me han dejado los finales de los libros suyos que he leído, la de incredulidad ante aquellas letras impresas, la de decirme a mi mismo "¡Vamos. No me digas!. ¡No es posible que me estés contando esto de verdad y pretendas que me lo crea!" (como me ocurrió también, añado, con el visionado de la muy fallida, en su tramo final, "Señales" ). King es, para mi, un escritor acomodado, aburrido y mediocre, que hace girar sus libros (de terror), sus historias, sobre unos mismos personajes e idénticas situaciones y fenómenos, pero que cuenta, inexplicablemente, con el beneplácito de gran parte del público de Best-Sellers.Por suerte para todos, esta película la rueda Frank Darabont y no Stephen King.
The Mist (hay algo ahí fuera) (algo se oculta en la niebla)
"The Mist" es un film que te sacude en la cara con inusitada violencia, sobre todo por ese portentoso, trágico, inesperado y cruel final que hace que uno se quede pegado a su sillón, con la sangre helada, los pelos de punta y la boca desencajada; no obstante, lo considero uno de los mejores finales que ha dado el mundo del cine (como ya dije en su momento AQUÍ) a lo largo de toda su historia.La acción transcurre, como no podía ser de otra manera viniendo de King, en Maine, donde el pueblo se ve asediado por una extraña niebla que trae consigo las más terribles consecuencias. Un grupo de personas descubre que permanecer en el supermercado en el que accidentalmente se encuentran, al que se aferran como si se acogieran a Sagrado, puede ser su única posibilidad de supervivencia.A pesar de contar una historia aparentemente sencilla, encierra en su haber multitud de aciertos y elementos desalentadores que ahondan en nuestro temor a lo desconocido, a la superchería, la superstición religiosa y las crisis de Fe, a la angustia vital de estar recluído en un lugar ajeno, a ser manipulados y a la intolerancia con el prójimo. Si esto ocurriese en la realidad, dudo mucho, de hecho me apostaría lo que fuese, que no nos comportáramos entre nosotros peor de lo que los enclaustrados protagonistas hacen entre sí; y a pesar del modo en el que actúan, se podría decir que la historia ha sido generosa con ellos y los ha dibujado más civilizados de lo que cabría esperar (respecto a esto, les recomiendo el film "Das experiment", que es desolador).The Mist (hay algo ahí fuera)(reunidos a la sombra del capitalismo)Si hay algo que prevalece en "The Mist", es el sentido de dualidad. Dualidad a la hora de representar mundos antagónicos que se ven obligados a convivir en un mismo tiempo y en un mismo lugar, como podemos advertir ya en el comienzo de la película. En el mismo, deviniendo de un pausado nacimiento de la luz que borra el fundido en negro que amenazaba la pantalla, surge una estampa que resume a la perfección estas dos realidades, la del mundo moderno y el mundo arcaico, laboral en este caso, pero extrapolable a todo el conjunto fílmico de "The Mist". A un lado vemos un espacio de trabajo puramente artesanal, romántico si me apuran, donde prevalece lo humano; al otro extremo, el ambiente es tecnológico, de este siglo, donde la máquina trabaja por ti. Dos formas diferentes de hacer un mismo trabajo, carteles de cine en este caso (que homenajean tanto a John Carpenter y su famosa "The Thing", como a Stephen King y su saga de "La torre Oscura" ). ¿No es acaso esta dualidad uno de los principales problemas de cierto espectro social postmoderno?. ¿No hemos convertido nuestros hogares acaso, en un estúpido afán elitista de otorgarles un aura de museo visual, en frías representaciones de lo que la moda más adelantada dicta?. ¿No olvidamos acaso un poco más cada día de dónde venimos en realidad, cuál es nuestra herencia familiar (como los protagonistas que se quedan mirando, distanciados, el arrasado árbol familiar) y de paladear el presente en lugar de preocuparnos por alcanzar un futuro incierto que de todos modos llegará aunque no nos guste?.
Otro de los aciertos del film que destacaría, es el de encerrar a los personajes en un recinto que nos es familiar a todos los espectadores y comprobar cómo, un lugar rutinario que frecuentamos cada día, al que no prestamos casi ni atención, se puede convertir en un santuario y en el único refugio salvador posible de ese horror lovecraftiano y primigenio que acecha a los protagonistas en el exterior de las paredes del supermercado. El terror a lo desconocido se enmarca en un lugar cotidiano para nuestras vidas, lo que lo hace aún más palpable y por ello, más terrorífico. Esto puede llegar a ser entendido, también, como un velado homenaje a las películas de ciencia-ficción de los años 50, aquellas que se hicieron en plena Guerra Fría, ya que un supermercado es uno de los símbolos y emblemas más punteros de todo sistema capitalista que se precie, y los monstruos que acechan en el exterior, ocultos en la niebla, pretenden acabar con dicha institución y quienes en ella se encuentran. El por qué las bestias no entran en el establecimento rompiendo los cristales, que actúan como invisible e infranqueable barrera protectora, es una duda muy interesante que nos plantea la película y nos llevaría de nuevo a los poderes políticos y el miedo que instauran en la población desintegrada tras el 11-S.
Y es debido eso, a la conmoción mundial del 11-S y al paroxismo de terror que nos inundó después de aquello, que los falsos profetas como la Sra. Carmody (uno de los aspectos más destacables del film) se erigen como dioses reencarnados y se hacen con el dominio de las almas asustadizas de la gente que está perdida en sí misma. Ella, la Sra. Carmody, loca ante los ojos del espectador y de alguno de los protagonistas, se hace con las riendas del destino de los demás, busca un chivo espiatorio sobre el que ha de caer toda la culpa para que pueda ser sacrificado y su palabra se convierte en "La Palabra" divina que todos respetan y que nadie dudará en cumplir, tildando de hereje a quien se oponga a ello. Un claro ejemplo de esto lo tenemos en la siguiente frase:
“Nunca es culpa de nadie. Pero lo niega. Él acusa, él señala con el dedo, este Judas entre nosotros. ¿Aún no se ha dado cuenta? ¿No lo ve? Es un castigo por ir contra la voluntad de Dios. Por ir contra sus reglas. [...] El juicio cae sobre nosotros. Los demonios del infierno están desbocados y brilla la estrella Ajenjo. Y es por su culpa”.
La Sra. Carmody ha desplazado al Dios de los cristianos para erigirse en una reencarnada diosa primigenia matriarcal, una de esas divinidades que regían la vida de las comunidades primitivas.
Y pese a su evidente locura, a su ceguera espiritual que le impide ver más allá de lo que ella misma dictamina y sentencia, creyéndose sus mentiras, sus profecías parecen cumplirse al pie de la letra y las criaturas la respetan en esa primera embestida contra los ciudadanos refugiados en el ultramarinos.
Digamos también que las comparaciones bíblicas, algo común en el trabajo de Stephen King, podrían también aplicarse a ese final al que he hecho mención al comienzo de este texto y es que nuestro protagonista bien podría ser un émulo del mismísimo Abraham. Pero uno al que su dios, más cruel y caprichoso si cabe, ha decidido darle la espalda.
¿Acaso en tiempos inciertos sólo hay lugar para que los profetas ultraderechistas y la superchería fanática y hasta cierto punto pagana se conviertan en los líderes que han de guiar nuestros temerosos pasos?. En realidad, en la película esto nunca se aclara y eso genera en el espectador muchas interrogantes sobre las que pensar durante tiempo.
The Mist (hay algo ahí fuera)(lo innombrable)"The Mist" es una de esas películas maravillosas de corte clásico pero vangüardista que por desgracia no abundan hoy día y es, al menos para mi, una de las mejores de los últimos tiempos en lo que a terror puro y angustia existencial se refiere. Un largometraje de explosivo final y que, una vez revisitado para la ocasión (en glorioso blanco y negro de la edición especial), me hace desear aún con más intensidad si cabe que se estrene por fin la ansiada adaptación televisiva del magistral comic de Robert Kirkman "The Walking Dead", que contará, por suerte para todos, con el buen hacer de Frank Darabont.

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