Revista Cine

"The Naked Lunch". William Burroughs Vs. David Cronenberg. Dos visiones de una misma historia. Estudio David Cronenberg (2)

Publicado el 01 junio 2011 por Crowley
"Language is a virus”
 (William S. Burroughs)
PRIMER DISPARO:  
MECANOESCRITOR INCLASIFICABLE. 
BEATS, CUT-UPS Y SUEÑOS ALUCINÓGENOS EN TÁNGER.
escritor, ra. (Del lat. scriptor, -oris):
1. m. y f. Persona que escribe.
2. m. y f. Autor de obras escritas o impresas.
3. m. y f. Persona que escribe al dictado.
4. m. y f. ant. Persona que tiene el cargo de redactar la correspondencia de alguien.
 William S. Burroughs (1914-1997) es una de las figuras literarias más rompedoras, inclasificables, anárquicas y transgresoras que ha tenido el mundo de las letras en toda su historia. Es escritor, sí, eso es indiscutible, pero lo de ser narrador, entendido como tal, es más discutible, ya que su estilo, propio y característico, carece de cohesión y uniformidad, de tal modo que uno tiene la impresión de estar leyendo (magistrales) piezas inconexas escritas, tal vez, por el nihilista habitante de otro planeta diferente al nuestro, como si más que un narrador fuese un arquitecto improvisador de palabras, como si le bastase con derrochar yuxtaposición de ideas y metáforas sorprendentes y experimentales que descomponen la materia propia con la que está hecha el lenguaje que empleamos el resto de los mortales.
Deudor de un desprecio hacia el poder y el control, es el máximo exponente de la literatura sucia e indescifrable que, en una primera lectura de cualquiera de sus obras, el texto deja una sensación demoledora en quien acaba de consumir el libro. Y es esa incomodidad, ese inconformismo llevado al límite de lo permisible por la sociedad, lo que hizo que, al igual que otros grandes escritores como James Joyce (con el que se asemeja también en el hecho de replantearse la base misma, el pilar fundamental en el que se basa la creación literaria) o Henry Miller, su obra sufirera un rechazo y una persecución casi inquisitorial, siendo tachado de obsceno, pornográfico e inmoral.

La palabra como artefacto peligroso.

"¿Y por qué nadie preguntó "Qué es la palabra?. ¿Por qué hablas contigo todo el tiempo?".
Pero él sí se hizo esa pregunta.
Burroughs sabía bien un nuevo código del lenguaje sería lo único capaz de transmitir las nuevas ideas que bullían en su cabeza, haciendo reaccionar al lector con ellas. Eso, solamente sería posible escribiendo tanrápido como su mente fuera pensando (como los surrealistas y su concepto de escritura automática). Para él, escribir no deja de ser un acto físico más. Él escribe igual que come, que corre, que experimenta con las drogas, que practica sexo. Es por eso que no sólo indagó en qué es la palabra, sino que construyó su propio idioma, su propia forma de (re)escribir a base de retazos, interrupciones, repeticiones, descolocaciones, invenciones sonoras, lo cual le acerca más a la poesía en prosa que a la narración convencional. Coge nuestro lenguaje, el que empleamos todos los días, el que yo utilizo para hacerles llegar estas palabras, y lo destroza, lo pisotea rompiéndolo en cientos de partes que luego recocoloca a su antojo llevándolas hasta el extremo. Burroughs cual dios creador, trae así al mundo el concepto de Cut-Up.
Resulta innegable que, esta caótica forma de trabajo (más bien la ausencia de ella), inamovible y ajena a toda moda pasajera, fue lo que la denominada generación Beat tomó para sí como dogma (añadido, por supuesto, a su querencia hacia el orientalismo, el jazz o el be-bop). Si uno lee "El almuerzo desnudo", advertirá, no sin cierta extrañeza, que está ante un texto deslabazado, cuya metodología consiste en cortar y pegar en orden aleatorio el texto escrito, dotando al conjunto final de un halo de extrañeza hasta cierto punto, mágico.

Cartel oriental del film.


Interesado en la ciencia y en el ocultismo, apasionado de las armas, descubridor de prácticas bisexuales, viajero, amante de los parajes exóticos, mafioso y delincuente, adicto a la morfina, al mayún y a la heroína adulterada, obsesionado con el control mental y la telepatía, William Burroughs estuvo atrapado por la lectura desde pequeño y poco se podían imaginar sus padres, familia burguesa muy acomodada, que en su propio seno iba a surgir un ser tan marginal y transgresor como lo fue su hijo.
Esta pasión por la lectura, le llevará a escribir, en Méjico, huído de la justicia por su condición de morfinómano, y bajo el seudónimo de William Lee, los minimalistas libros "Marica" y "Yonqui", dos libros incómodos para un público, el norteamericano, cegado por su "American way of life".
Hemos de reconocer que, además de la incomodidad que suscitan sus textos a los estamentos menos permisibles e idealizados, sus textos encierran un atisvo de verdad innegable. En el fondo, subyace una visionaira y nada romántica visión del futuro que estaba por venir no muchos años después. Así, conceptos como "Poder", "alienación" y "control", están vigentes y de máxima actualidad en nuestros días. La "Interzona" que ideó como universo propio, en el que la imposibilidad de "vivir" o "pensar" está siempre patente, no es sino el triste reflejo de nuestra sociedad, pasmada y permisible, condescendiente y obediente . "Hablar es mentir y vivir es colaborar", escribió para referirse a su presente y para profetizar su pasado.. Y así es hoy día.
SEGUNDO DISPARO:
JUICIO CONTRA LA PROPAGACIÓN DEL VIRUS.
“Siento que la pasma se me echa encima, los siento tomar posiciones ahí fuera, organizar a sus soplones del demonio, canturreando en torno a la cuchara y el cuentagotas que tiré en la estación de Washington Square”. (Comienzo del libro)
La semilla de la que germinará posteriormente la hiperbólica novela "El almuerzo desnudo", está llena de fatalidad. El mismo  Burroughs lo confirma con sus palabras: "He llegado a la terrible conclusión de que nunca hubiera sido escritor si no fuera por la muerte de Joan."Asentado en Méjico, huído de la justicia, recordémoslo, colocado por la morfina a todas horas, durante uno de sus delirios alucinógenos, mata a su mujer de un disparo mientras emulaba a Guillermo Tell con su pistola.   "Vivo con una constante sensación de estar poseído y con la necesidad de escapar de ello, del control. La muerte de Joan me puso en contacto con ese invasor, el horrible espíritu, y me condenó a una lucha perpetua en la que no tengo ninguna oportunidad excepto escribir sobre mi huida". De la depresión que le sobreviene por tal catástrofe y de su estancia de cuatro años en Tánger, surigiría su obra cumbre.
En Tánger era conocido por la gente como "el hombre invisible", ya que presentaba un aspecto consumido y degradado hasta niveles enfermizos. Allí, escribe gran cantidad de fragmentos inconexos que serán, posteriormente, integrados a la novela que nos ocupa.
"Naked lunch" generó un escándalo inimaginable desde que se publicó, llegando a verse llevada a los tribunales en Los Angeles y Boston, como veremos un poco más adelante.
De todos sus libros de esta época tan caótica, sin duda alguna me quedo con este, "Naked Lunch", ya que ha sabido plasmar ese universo esquizoide de la droga, onírico y enfermizo mentalmente, como nadie lo ha hecho. Partiendo de un ensayo introductorio sobre la adicción a los opiáceos que sirve como prólogo, la novela mezcla realidad y ensoñación alucinada y la no-historia que contiene, delirante y desestructurada, podría resumirse, si ello es posible de decir en esta novela, como una paranoica batalla entre el poder y los parias y desamparados.
 El propio Burroughs, nos hace ver cómo es su novela con frases como esta: "No pretendo imponer relato, argumento, continuidad... En la medida en que consigo un registro directo de ciertas áreas del proceso psíquico, quizá desempeñe una función concreta... no pretendo entretener".
Uno no puede negar que la lectura de este libro exige, incluso al lector más experimentado, un grado de concentración y esfuerzo difícil de alcanzar, máxime si no se ha leído nunca nada antes de Burroughs. Yo les recomendaría leer "El almuerzo desnudo" después de haberse adentrado en el espasmódico universo de Burroughs con la lectura de los ya citados "Yonqui" y "Marica", las otras dos partes que componen esta trilogía no oficial ni reconocida de la decadencia del ser humano y la paranoia de la mente.

El Be-Bop, infuencia de la generación Beat.


A comienzos de 1963 un librero de Boston fue detenido y conducido a comisaría. Su delito: "vender una obra considerada como obscena y, por tanto, contraria a la ley". Esa obra era "El almuerzo desnudo", que tiene el "honor" de ser el último libro censurado en el mundo anglosajón.
El juicio no sólo salpicaba a Burroughs y a su obra, sino iconos de la contracultura de la época como Allen Ginsberg o Norman Mailer, que decidieron intervenir por voluntad propia.
Al respecto de este juicio, hay un libro que se erige como imprescindible para adentrarse en los resquicios de este esperpéntico proceso. "El exterminador hizo bien su trabajo", publicado por La Felguera.
A continuación, les transcribo algunos fragmentos del juicio:
JUEZ HUDSON: "Sr. Gingsberg, ¿admite que este libro es obsceno?.GINGSBERG: No, no lo creo.JUEZ HUDSON: Bien, ¿le sorprendería saber que el propio autor ha admitido que es obsceno y que debía ser necesariamente obsceno para poder transmitir sus pensamientos y obsesiones?.GINGSBERG: La frase a la que se refiere... JUEZ HUDSON: Bien, está en la página XII de la introducción: "Puesto que El almuerzo desnudo trata de este problema de salud, es por necesidad brutal, obsceno y repugnante. La Enfermedad suele tener detalles repugnantes no aptos para estómagos sensibles."GINGSBERGSi lo dijo, pero no creo que con ello pretendiera decir que es obsceno en el sentido legal del término, y ni siquiera obsceno a sus propios ojos a los de un lector, digamos, razonable. El  libro trata cuestiones que son muy básicas y, al mismo tiempo, aterradoras.

Burroughs, Ginsberg y Mailer.

IIEDWARD DE GRAZIA (abogado defensor): Sr. Ginsberg, ¿podría decirle al Juez Hudson si el libro "El almuerzo desnudo" ha tenido importancia o no, y si es así hasta qué punto, en su propia labor creativa?.
GINSBERG: Efectivamente, ha tenido una enorme importancia.
EDWARD DE GRAZIA : ¿Debido a su forma experimental o por alguna otra razón?.
  GINSBERG: Ha tenido un gran efecto e influencia sobre mí durante los muchos años que he leído y releído este libro, y otros libros, del autor. Esta vez, con este libro, se trata de un enorme avance en la verdadera expresión de lo que realmente sucedía en su cabeza, sin barrera alguna. Se trata de una confesión completa, lo escribe todo para que cualquiera pueda verlo. Su autor ha encontrado cómo hacerlo de la forma más económica posible. Descubrió una especie de método tipo collage para colocar todos esos elementos en orden. Pero lo más importante, lo que más me ha conmovido, es el enorme valor que requiere hacer una confesión así. No esconde ni omite absolutamente nada.
III
SR. FAIRFIELD (fiscal adjunto de Los Angeles) : Señoría, antes de decir nada acerca de la ley ¿puedo llamar la atención del Trubunal sobre otro aspecto del libro?.
 TRIBUNAL. Para eso es para lo que estamos aquí, señor, para que usted me proporcione toda la ayuda que pueda y para que el abogado de la defensa me ofrezca similar o distinta ayuda.
SR. FAIRFIELD : Antes de mencionar la ley, Señoría, quisiera señalar al Tribunal que las siguientes palabras se utilizan en el libro un total de 234 veces en 235 páginas. mejor deletrearlas que pronunciarlas ante el Tribunal...
TRIBUNAL:  Siga con ello y dígalas. Probablemente las oímos como mínimo una vez por semana.
SR. FAIRFIELD:  Joder, mierda, culo, coño, polla, cabrón, chupapollas. 234 veces en 235 páginas.
TRIBUNAL: ¿Quiere decir que aparecen exactamente el mismo número de veces?.
SR. FAIRFIELD:  No, Señoría, ese es el número total de veces que aparecen todas esas palabras.

Burroughs, Ginsberg y Carr.

 Finalmente, imperando la cordura, "El almuerzo desnudo" fue absuelto a pesar del "alto grado de lenguaje brutal".
En la década de los 80, en la que todo era posible, Burroughs se convirtió en un icono mediático. Grabó discos con gente como Bowie, Zappa, Tom Waits, Kurt Cobain... pintó cuadros que fueron empleados por gente como Sonic Youth para las portadas de sus discos, publicitó las zapatillas deportivas de una conocida empresa del sector, protagonizó cortometrajes, guionizó cortos animados y películas, fué endiosado por la generación punk y la electrónica más experimental...
De maldito y perseguido a ídolo de masas y admirado.
Así somos.
Afortunadamente, más allá de idolatrías pasajeras y modas caducas, su mensaje aún permanece intacto y vigente.
  TERCER DISPARO:
LA MAGISTRAL ADAPTACIÓN DE LO INADAPTABLE. 
 "Hasta mi reciente recuperación no comprendí lo que significaba exactamente lo que dicen sus palabras "ALMUERZO DESNUDO" un instante helado en el que todos ven lo que hay en la punta de sus tenedores."
(William Burroughs. Introducción de la novela)
De entrada, al espectador ocasional o alejado del cine de Cronenberg, pudiera parecerle que un libro tan anárquico como "El almuerzo desnudo", en el que la falta de una trama lineal consistente hace que no importe en qué página fije uno la vista para comenzar a leer, sería imposible de adaptar fílmicamente, máxime cuando un cineasta tan grandioso como Stanley Kubrick, que sí pudo adaptar la novela homónima de Burgess, "La naranja mecánica", tuvo que desechar la idea de transformarla en imágenes, al verse incapaz de ello.
Y eso pensábamos muchos hasta que vimos, con asombro, perplejidad y regocijo, la maravillosa e insuperable visión que filmó David Cronenberg; aunque, eso sí, una vez vista la película, uno no puede decir que se trate de una adaptación propiamente dicha. "El almuerzo desnudo" que nos trae Cronenberg es mucho más que eso. Es algo nuevo. Un ente casi único. Una experiencia irrepetible difícilmente posible de esperar de otro director (salvo en Lynch)
Si analizamos detenidamente los puntos que tienen en común tanto el libro como la película, no debería extrañarnos esa capacidad de trasladar en imágenes las desquiciadas palabras del otro, puesto que la obra de Cronenberg siempre ha estado muy ligada, en conceptos y espíritu, a la de William Seward Burroughs (y a la de Nabokov y J. G. Ballard, obviamente).
La semejanza de estilos en Burroughs y Cronenberg, al menos en esa primera parte de la filmografía del canadiense que nos llevaría hasta la fallida "ExixtenZ", a partir de la cual cambia el enfoque de las cosas, que no el mensaje, está más en lo temático que en lo formal. La iconografía bizarra del director, como sucede en la de Burroughs, está plagada de personajes mutados, aberraciones insectizoides, con sexualidad ambigua pero difícilmente contenida, con "mad doctors" (el Dr. Benway en este caso que, a diferencia de otros doctors del cine de Cronenberg, en esta ocasión sale airoso de sus experimentos) en busca de humanos con los que experimentar (cuando no es en ellos mismos. Véase, por ejemplo, "La mosca"), lo cual nos lleva a la obsesión que sienten ambos por los fármacos y las sustancias que alteran el organismo tanto a nivel físico como mental; intereses comunes también al mostrarnos corporaciones que tratan de alienar y manipular al ciudadano de a a pie y la irrupción en escena de personajes dotados de poderosos y peligrosos dones telequinéticos y telepáticos (recordemos que Burroguhs era un entusiasta de estas ramificaciones de la parapsicología). También, ambos autores, poseen una mirada un tanto peculiar hacia las mujeres; para Cronenberg son entes extraños portadores de virus y desencadenantes de desgracias, Burroughs, por su parte, siente fobia por ellas, lo que nos lleva a su patente homofilia y a la ambigüedad sexual del cine del director canadiense.
Bajo mi punto de vista, y junto a "Videodrome", con la que guarda numerosas similitudes, esta película, esta visita guiada el oscuro mundo de una mente drogadicta, claustrofóbica y onírica, supone la obra más personal y que mejor define las inquietudes del director. En ella, como si de un biopic ilusorio apocalíptico se tratase, la vida real de William Burroughs se confunde con la alucinada ensoñación del personaje Bill Lee, émulo del escritor magistralmente interpretado por un Peter Weller en estado de gracia y que nos recuerda poderoasamente a las ensoñaciones sufridas por Max Renn en la citada "Videodrome". Bill Lee es un exterminador de insectos (como también lo fue Burroughs durante una época de su vida) cuya mujer, Joan, emplea el polvo del insecticida con el que trabaja como sustancia con la que drograrse. Esta variación con respecto a la novela original, donde la sustancia en cuestión era la heroína (acto deliberado con el que, tal vez, tratara de no formar parte de debates públicos al respecto de ciertas sustancias), o el hecho de romper, narrativamente, con la aceleración del libro en pos de una introspección latente y necesaria, no debe interpretarse como una adulteración del texto de Burroughs o una forma, por parte de Cronenberg, de suavizar la crudeza de la historia. No, eso sería un error, ya que no es sino la forma que Cronenberg tiene de hacer suya la historia, de llevarla a su propio universo sin que pierda ni un ápice de validez y de la personalidad original. Accidentalmente, como ocurrió en la realidad, Joan muere a manos de Bill, lo que hace que este se derrumbe y se deje atrapar por las drogas, que le llevarán a los rincones más insólitos y difícilmente transitables de la mente de un ser humano. Un mundo llamado "Interzona". 
"La vida de Burroughs es un tema que me fascina, especialmente el proceso creativo y cómo este se relaciona con la vida."  
"El almuerzo desnudo" es una película que nos habla del nacimiento y gestación de una obra literaria. Cronenberg tenía un especial interés en mostrar el desgraciado accidente que acabó con la vida de Burroughs y que originaría el libro, ya que, sin duda, es la clave sobre la que se asienta la obra:
"La novela de Burroughs trata sobre un hombre que busca la redención por un acto que quizás es irredimible."
Este interés central hacia el escritor y su libro, se ve reflejado en la puesta en escena de la que hace gala Cronenberg, atípica en cualquier otra película de otro director, que se centraría en generar un mero relato de serie negra, mientras que el canadiense lo extrapola a su universo particular y lo convierte en la representación fílmica de un estado mental de extraña y "marciana" factura.
William Burroughs dice no tener recuerdos de haber escrito las notas que llevaron a la conformación de "El almuerzo desnudo". Así es la novela, la película, una ensoñación, un viaje alocado, esquizoide, a un mundo onírico del que, cuando despertemos, no sabremos si es real, si es imaginado o si nunca hemos estado allí..
Sin duda alguna, "Naked Lunch" es una de las obras más bizarras y desconcertantes de los 90, con ese aura de excentricidad ambigua, terrorífica a la par que reveladora, y es, también, una de las películas más destacables de la filmografía de su director y, por consiguiente, de la historia del cine.
Otra más de Cronenberg que sumar a esa lista.

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