Anda que estamos apañaos, que coñazo de película. Para los que conocemos la historia de los Pelayo de primera mano como que resulta increíble, aunque nos venda esto que llaman historia. Empezamos mal ya que el título es patético (The Pelayos), una mezcla de inglés barato y patriotismo enraizado. Que no se os pase el cartel que está a caballo entre ” El padrino” y “Barrio Sésamo”.
La película no tiene ritmo para lo que debería de haber sido. Es muy fácil sacarle partido a una historia así, pero Eduard Cortés no ha sido capaz. También el estigma de los actores hace mucho. Un Lluis Homar que se me antoja cansino en un registro del cual lucha pero no consigue salir, y aderezan el reparto el bueno de Daniel Brühl, Miguel Ángel Silvestre o Vicente Romero entre otros. Como podéis ver, lo mejorcito de cada casa.
Recordad que Gonzalo García Pelayo ha sido la única persona en el mundo en poder ganar o mejor dicho saltar la banca de cientos de casinos. Joder que la historia es la polla, para que nos vendáis una mierda de película como esta. Seguro que esto pasa en “las amércias” y tenemos una obra maestra, pero aquí somos como somos y nos conformamos con nuestro minuto de gloria que ya es bastante. Que no se nos olvide que la dignidad vale lo que los derechos de autor marquen, con el consecuente pingüe beneficio que ello conlleve a pesar de ser la mofa del país. No le hecho la culpa de todo este descalabro al director o el guionista que adaptó la historia, si no, también a la familia García Pelayo que consiente este sainete de tres al cuarto.