Fotograma de The Queen (2006), de Stephen Frears.
Una melodía elegante, solemne, hierática cruzó de un lado a otro el reino de las islas cuando la Reina, en su lecho de muerte, miró directamente a los ojos del ciervo y, dejándose resbalar en el líquido vítreo de sus ojos de infinita inocencia, se adentró en la nada.
(LUN, 630)