Desde el momento del inicio de su construcción en el año 1930, el Queen Mary estaba destinado a ser algo especial, en grandeza, en historia y elegancia. Fue construido en Escocia y era conocido como el casco 534. A pesar de los problemas económicos de la gran depresión que retrasó su construcción, Cunard Line no escatimó en gastos para crear el barco más grande, lujoso y más rápido durante sus primeros catorce años de vida.
" Hoy tenemos la feliz tarea de botar la más imponente nave que jamás se haya construido. Ha sido voluntad de la nación construirlo, y hoy en día podemos enviarlo y ya no es un número que aparezca en los libros, sino una nave con un nombre en el mundo, llena de belleza, fuerza y energía. Que a lo largo de su vida por los océanos sirva para fomentar la paz entre todas las naciones" - dijo El Rey Jorge V en la botadura del Queen Mary.
El 27 de mayo de 1936 el Queen Mary zarpó de Southampton en su viaje inaugural cruzando el Océano Atlántico, y debido a su extraordinaria belleza, a sus lujosos camarotes de primera, sus numerosos comedores, piscina de primera clase, salones de baile y bares, se apoderó de los corazones del público de ambos lados del Atlántico al representar el espíritu de una era conocida por la clase, elegancia y el estilo. Durante más de tres años la Reina transportó a grandes celebridades de Hollywood como Clark Gable o Bob Hope, a Winston Churchill o los Duques de Windsor hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. A partir de ahí, estando atracado en Nueva York, el Queen Mary fue transformado en transporte de tropas. Se pintó por completo de color gris camuflaje, y se le despojó de todo objeto lujoso. Quizás ahí se empezó a forjar su leyenda, ya que se le apodó "el fantasma gris" por su sigilo y camuflaje, y por ser uno de los objetivos más deseados por los submarinos alemanes. Fue capaz de transportar 16.000 soldados a 30 nudos de velocidad, hasta que una vez acabada la guerra, se volvió a vestir de esplendor de nuevo en julio de 1947 y reanudó su servicio regular a través del Atlántico. El 31 de octubre de 1967 el Queen Mary realizó su última travesía hasta Long Beach en California. Desde entonces es un hotel flotante y un restaurante de gran clase, y se ha convertido en un icono del condado de Los Angeles y de todo el sur de California.
Amplio salón en el camarote del capitán del "Queen Mary"
Camarote del jefe de máquinas
Vista general del puente de mando
Detalle del telégrafo
Carta marina original de la primera travesía transatlántica del QM
Rudimentario panel de detección de incendios y el vestido de la joven cuyo alma ronda en pena por los corredores de este transatlántico. Resulta difícil dormir en el Queen Mary sin que el fantasma de la fémina te despierte, al menos una vez en la noche. Este barco está lleno de leyendas misteriosas, y cada rincón u oscuro recoveco del mismo esconde innumerables misterios de difícil explicación. Por algo el Queen Mary es conocido como la nave encantada.
Las tres emblemáticas chimeneas del "Queen Mary"
Todos los mediodías hacen sonar la estruendosa bocina
Cuarto de comunicaciones del radiotelegrafista. Con los años se le fueron incorporando sistemas más modernos de comunicaciones, aunque el morse sigue permaneciendo
La despejada cubierta de popa. La imaginaba llena de tumbonas en los soleados días de navegación
Atrio de la galería comercial
La recepción del Queen Mary
La galería comercial
Acceso al Chelsea Chowder House& Bar
Escaparates de las tiendas de a bordo. En los diferentes establecimientos repartidos a lo largo del Queen Mary se puede encontrar desde souvenirs, a tiendas de ropa, librería, boutiques y objetos vintage...
Una de las tiendas de a bordo. Vintage a tope
Nos resultó muy curioso el funcionamiento del hotel Queen Mary. En muchos aspectos es igual que un crucero tradicional que estuviera navegando por los mares. Todo el personal está uniformado como lo estaría en un barco de crucero (con galones incluidos). Se realizan las labores de mantenimiento por parte de la marinería, de pintura de casco, baldeo de cubiertas,carpintería y ebanistería interiores, y hasta el servicio de limpieza entra en turnos de noche. Para rematar, nos llamó la atención que la cuenta de gastos nos la pasaran por debajo de la puerta en nuestra última noche a bordo del Queen Mary, al igual que hacen las compañías de cruceros tradicionales.
Nuestro camarote en el Queen Mary, un exterior Deluxe King Room...
... que conserva aún muchos de sus elementos originales como las salidas de aireación
...y con un cuarto de baño clásico y una ducha peculiar por su numerosa (y complicada) grifería
Salas de estar en los corredores de los camarotes
La mayoría de los elementos y mobiliario del Queen Mary siguen siendo originales, como lo es este piano
En el interior de este transatlántico se respira un ambiente diferente, propio de otra época. Y una de las cosas que más nos llamó la atención fueron los olores cuando caminábamos por los largos pasillos y corredores de los camarotes, un olor que nos recordó mucho al de los cueros y moquetas que se percibe en el interior de un coche clásico y con varias décadas de existencia.
Fantástica cubierta promenade, acristalada y protegida de las inclemencias meteorológicas, y donde cada mañana desayunábamos en el café situado al principio de la misma, el "Starboard Bakery". Un buen café acompañado de calóricos "muffins" y croissant de chocolate.
The Observation Bar, una maravilla del art deco donde tomarse una copa en un ambiente único
El Queen´s Salon, hoy en día usado para eventos y bodas....
...y pasillo de acceso a nuestro camarote cubierta A 160
Otra vista de la cubierta promenade
Paseando por las entrañas del Queen Mary. Pudimos movernos a nuestro aire por los interiores del transatlántico y conocer muchas de las salas que antaño estaban vetadas a los pasajeros.
Hall de ascensores cubierta B
Panorámica de las tiendas de a bordo
Salones del Observation Bar donde relajarse después de cenar
El restaurante Sir Winston´s, en la popa del Queen Mary...
...donde pudimos disfrutar de una cena memorable por las buenas viandas, por el servicio atento y por el entorno incomparable de esta joya flotante. Además pudimos acompañar las carnes con un vino de la bodega del ex-jugador de golf Greg Norman, que ahora también posee viñedos en California.
Fantástico filet mignon de cuatro dedos de grosor
...y espectacular T-bone
Amablemente nos obsequiaron con las tarjetas de acceso a nuestro camarote....preciosas. La estancia en el hotel Queen Mary ha sido inolvidable, y sin duda una de las mejores atracciones de Los Angeles.
Vídeo -tour por el Queen Mary