Llegué a El jardín secreto de adolescente, como debe ser, y a través de la cuidada y elegante adaptación al cine de Agnieszka Holland, que en casa vimos encantados una mágica noche de reyes. Llegó después la novela y ahora, unos cuantos años después, le ha tocado el turno al original inglés en la maravillosa edición especial de Penguin, delicadamente bordada en su portada.
El caso es que, si bien las idas y venidas de la huérfana Mary en el frío y solitario caserón de su tío y en el redivivo jardín cerrado a cal y a canto diez años ha funcionan mejor cuando se leen de cría, y que, si bien la segunda mitad de la novela puede resultar un tanto cargante centrada como está en un Colin que pasa de más que mimado a repelente panteísta, lo cierto es que esta novela de Hodgson Burnett es un excelente ejemplo del poder de la fantasía o -¡de acuerdo Colin!- la Magia, frente al gris victoriano. Así que lean, lean.