Qué ganas tenía de reseñar este libro. No solo me ha encantado, sino que me ha hecho muchísima ilusión haberlo podido leer en inglés (y entenderlo, claro, jeje). Creo que incluso me ha gustado un poquito más que El jardín olvidado, que es el único que había leído de Kate Morton hasta ahora. Bueno, os cuento cuatro cositas escasas para no destripar nada del argumento, que sé que muchos están deseando que salga ya a la venta en español.
La historia comienza en 1961, en Suffolk (Reino Unido) cuando Laurel es una adolescente que sueña con abandonar la pequeña casa familiar para irse a cumplir su sueño: ser actriz. Todavía está haciendo planes e intentando buscar la manera de decírselo a sus padres, cuando un día un hombre aparece rondando la casa y Laurel es testigo de cómo su madre, tras haber intercambiado un par de palabras con ese hombre, le apuñala en la mismísima puerta. Nunca volverán a hablar de ese suceso en la familia, pero Laurel nunca lo olvidará.
En el año 2011, la misma Laurel, ya una mujer que ha sobrepasado los sesenta años, actriz de éxito en su país, vuelve a la casa familiar para celebrar el 90 cumpleaños de su madre, Dorothy, que padece Alzheimer y está ingresada en una residencia, aunque sus hijos la visitan y están con ella de continuo. Laurel ha estado un poco apartada de la vida familiar y no está tan unida a sus hermanos, lo cual no quiere decir que no les quiera; y ahí están, otra vez reunidos por causa de acontecimientos en los que es mejor no pensar. Poco a poco, en conversaciones con sus hermanas, Laurel va descubriendo fotos, libros, comentarios que en principio no tienen sentido y otros recuerdos del pasado de Dorothy sobre los que nunca les ha hablado, y el misterio del hombre asesinado por su madre volverá a rondarle. Así que decide investigar sobre sobre su pasado y descubrir quién era aquel hombre y qué relación tenía con su madre.
Y en 1941, durante el bombardeo de Londres, es donde conoceremos a la joven Dorothy -o Dolly-, una muchacha desbordante de imaginación y de sueños que, al igual lo que hizo Laurel, su propia hija, años más tarde, decide aventurarse y vivir su propia vida alejada de una familia que no entiende que ella no quiere una vida anodina y programada de antemano. Dorothy conseguirá un empleo como asistenta y dama de compañía de una mujer mayor, y así conocerá poco a poco a su vecina Vivien, una mujer de la alta sociedad londinense a la que Dolly admira, y cuyo marido es un escritor que la elogia en cada página de sus novelas. Además Dorothy tiene una relación con un chico encantador, Jimmy, que se gana la vida como fotógrafo de guerra, intentando ahorrar para poder finalmente casarse con ella y darle la vida que se merece, y también manteniendo a su pobre padre, un anciano con demencia que todavía espera todos los días al lado de la ventana a que vuelva su esposa, que se marchó con otro hombre cuando Jimmy era un niño.
Esta novela se desarrolla solo en estos dos tiempos, vamos saltando de uno a otro, aunque no en capítulos alternativos. Al principio Laurel solo recuerda aquellas cosas que sucedieron en su infancia, pero luego realizará una búsqueda más activa de las respuestas para los espacios en blanco de su memoria. Además le ayudará uno de los hermanos que, de alguna manera, también fue testigo de ese asesinato, aunque ocurrió cuando era un bebé todavía. Por otra parte, los capítulos de Dorothy serán mucho más exhaustivos y detallados y vamos conociendo cada paso que da, su historia de amor con Jimmy, su trabajo de asistenta y en el Servicio Voluntario Femenino, y su peculiar personalidad, que la lleva a inventarse mascaradas e interpretar de vez en cuando otros personajes y otras vidas, como si fuera un juego para evadirse de la realidad, desbordando a todos con su imaginación.
Morton divide la historia en cuatro partes; Laurel, Dolly, Vivien y, de nuevo, Dorothy, aunque no quiere decir que solo sean capítulos de esos personajes, sino que predominan los capítulos desde su punto de vista, aunque también estarán presentes los demás. Además, y aunque no tenga una parte expresamente para él, Jimmy estará muy presente en este pasado que Laurel trata de rescatar, y estoy segura de que todos los lectores se enamorarán de este muchacho tan responsable, tan trabajador y tan sensible. A mí, por lo menos, me hubiera encantado conocerle.
La trama al principio avanzará lenta, pero sin que el interés decaiga ni un solo instante, y habrá momentos en que se volverá algo oscura, por decirlo de alguna manera (he leído en algunas reseñas que tiene un estilo gótico, y creo que también es una palabra adecuada). Porque no hay que olvidar que un asesinato será el desencadenante de toda la historia y que el lector se tiene que debatir entre perdonar a Dorothy o condenarla por ello. Como en su anterior novela, es una gozada de leer; te lleva a la mismísima habitación donde se encuentran los personajes y te hace vivir aquellos momentos en un Londres en el que la muerte se mezclaba a diario con las ganas de vivir. Para mí, el punto culminante ha sido la historia de amor entre Jimmy y Dorothy; ese toque romántico que quizás faltaba en El jardín olvidado. Y para terminar, os confesaré que acabé llorando como una Magdalena al final del libro; es que es muy emotivo, ya lo veréis.
Vamos, una lectura deliciosa.
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Todavía no me han podido facilitar los datos bibliográficos y, por cierto, desde la editorial me han dicho que puede que no se mantenga el tíutlo de El secreto de Dorothy.
Título original: The secret keeper Autor: Kate Morton Editorial: Suma de letras Propósito personal: No lo cumple Reto sagas familiares: 9/10
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