Revista Cultura y Ocio
The Soul Jacket, la banda gallega, editó el 26 de octubre Plastic Jail, su nuevo trabajo discográfico. ya adelanté aquí en su día el primer single y la cosa apuntaba muy alto, tremendo engrasamiento de la maquinaria y amplitud de paleta todavía más abierta, llegando a lugares inexplorados hasta la fecha. Se grabó en varias sesiones en los estudios Radar de su ciudad, Vigo, y a la vieja usanza, pero ante todo reinventando de manera soberbia esa suerte de estilo donde caben el Rhythm and blues, el rock and roll clásico y el Southern Soul, dejando un poco aparcado el country-rock que aparecía más en su álbum del año pasado (la ausencia de Hendrik Röver en este disco puede tener algo que ver).
En esta Cárcel de Plástico, hay mucho de lo que la banda transmite en sus conciertos, una maquinaria engrasada que suena como una apisonadora, sonido compacto y directo con referencias y guiños a John Lennon, los primeros Tom Petty & The Heartbreakers, incluso al Santana de la primera época. Digamos que por así decirlo, han vuelto a las raíces y a la esencia pura y destilando mucha clase.
Una de las cosas que más me gusta de esta banda es que si no te dicen de donde son, y los escuchas a ciegas sin haberlos catado antes, podrías decir que son de cualquier parte de Estados Unidos. Toño López sigue siendo el cantante, que es una especie de mezcla entre Joe Cocker y Chris Robinson, ahí es nada. Las guitarras las llevan Jorge Mizer y Guillermo Gagliardi, el Órgano Hammond corre a cargo de Xabier Vieitez, el bajo es de Jann Zerega y la batería la despacha Mauro Comesaña.
Comienza el álbum con el que fue el primer single, ese imponente Rainbow Pills, un cañón de tema donde hay guitarras crujientes, un saxo que está ardiente, un teclado tipo piano bar y donde la sección rítmica galopa de manera impresionante, además de esa voz de soul blanco, penetrante y atrayente conformando un rhythm and blues de altos vuelos. Keep on fighting sigue esa línea, quizás más aproximado al rock and roll setentero de mucha clase, y con ese sonido Woodstock que este grupo tiene en su esencia. Let the good times roll empieza con la voz de Toño en estado de gracia, para desarrollar un medio tiempo descomunal y donde el resto de la banda acompaña instrumentalmente de lujo con paradas y vueltas a empezar. Lying on the grass es quizás mi favorita, una canción de las que corren libres y para escuchar con la ventanilla del coche bajada, locura de rock and roll, una canción que en directo va a ser un bombazo. In a golden brown fue la otra canción que salía junto al primer single en un pequño ep de adelanto, más en tono acústico pero de una belleza estupenda.
Everybody runs vuelve a la senda rockera con prestancia, saxos y ritmos alegres dominan en una canción de una factura impecable. Better days are coming es la canción más larga del disco, pero que a mi me encanta, tema con inicio vertiginoso que luego para y vuelve a empezar y un desarrollo bestial donde el sólo de guitarra es de una belleza brutal y hay mucho groove. Fire es un tema corto, conciso, rápido y bien ejecutado. Merry go Round es el tema lento del álbum, pero de una enorme belleza, muy en onda Beatle del final. Plastic Jail cierra el disco, también con ese tono melancólico del final de los cuatro de Liverpool allá por el 69...
En definitiva un disco fundamental en los tiempos que corren, de quizás una de las bandas más en forma del país en la actualidad y cuyos parámetros musicales me sientan como un guante, además de que estoy deseando verlos de nuevo en vivo.Os dejo con el tema Lying on the grass en vivo en una sala de Ponteareas.