The Square
Año:
2017
Fecha de estreno:
10 de Noviembre de 2017
Duración:
142 min
País:
Suecia, Alemania, Francia, Dinamarca
Director:
Ruben Östlund
Reparto:
Claes Bang, Terry Notary, Elizabeth Moss, Dominic West
Distribuidora:
Avalon
Hubo una época en la que los filmes españoles cosechaban reconocimiento internacional. Los grandes festivales se disputaban las nuevas películas de Luis Buñuel, Carlos Saura o Montxo Armendáriz. Hoy en día, la representación de la filmografía patria en certámenes de calado es prácticamente anecdótica, aunque a veces exitosa (Verano 1993, Mimosas). Por lo tanto, nos tenemos que conformar con que gigantes españoles del séptimo arte corten la baraja en esos circos de exhibición cinematográfica. Este año fue el turno de Pedro Almodóvar de ostentar el prestigioso puesto de presidente del jurado del Festival de Cannes, cuya ganadora siempre es una cita ineludible. En esta ocasión la afortunada fue The Square, reválida de un director que aspira a revitalizar el ambicioso y artístico cine europeo, y que no duda a la hora de mofarse del onanismo que impera en su entorno.
El título de la cinta alude a una instalación artística, de forma cuadrangular, que invita a sus participantes a entrar en un espacio de armonía humanitaria. Una proposición que sería tildada de buenista por muchos columnistas coetáneos, y que básicamente reflexiona sobre la desconexión emocional que nos distancia cada vez más como individuos. Esa idea contrasta con la actitud del protagonista, director del museo sueco que acoge esa obra y hombre contemporáneo por excelencia, que responde de forma impulsiva a un evento humillante, el cual pone en jaque su estabilidad moral. Precisamente sobre la moral reflexiona el cineasta Ruben Östlund (responsable de la aclamada Fuerza mayor), ya que el personaje interpretado elegante y magistralmente por Claes Bang ejemplifica la irreversible y a veces invisible separación por clases, el hermetismo íntimo y la desconfianza generalizada que nos definen como sociedad.
Secuencias largas y situaciones provocativas componen una película francamente estimulante, que no sólo evidencia la esencia inerte de algunas obras presuntamente revolucionarias, totalmente abstraídas de la realidad de su tiempo, sino que empuja al espectador a ser testigo directo de su ineficacia. El enfoque satírico y visceral de Östlund funciona con precisión milimétrica, aunque a veces entumezca en exceso al espectador. En definitiva, merece la pena entrar en este cuadrado, una experiencia cinematográfica que dignifica la valía de un galardón como la rutilante Palma de Oro.8/10