“The Sting” (1973), es una comedia del director George Roy Hill, la cual está protagonizada Paul Newman, Robert Redford y Robert Shaw.
Chicago, años treinta. Johnny Hooker (Robert Redford) y Henry Gondorff (Paul Newman) son dos timadores que deciden vengar la muerte de un viejo y querido colega del gremio a manos del más poderoso gángster de la ciudad (Robert Shaw). Para ello urdirán un ingenioso y complicado plan con la ayuda de todos sus amigos y conocidos.A principios de los setenta, Paul Newman y Robert Redford eran dos de las más grandes estrellas de Hollywood. Su primera película juntos, el western del director George Roy Hill, “Butch Cassidy and the Sundance Kid” (1969), había sido todo un éxito de taquilla. Debido a la química existente entre los actores, el público estaba deseoso de ver nuevamente a Newman y Redford juntos en la gran pantalla. Dicha oportunidad vendría de la mano de un joven escritor llamado David S. Ward, quien sería el responsable del guión de “The Sting”. Ward desarrollaría el guión de la cinta luego de estar estudiando por un tiempo el submundo de los carteristas y los timadores. “Lo que me atrajo de los estafadores es que ellos hasta cierto punto se regían por la moralidad…debido a que no utilizaban la violencia, ellos ni siquiera roban, sino que utilizan la codicia de las víctimas en su contra. En cierta medida, ellos exponen la hipocresía y la codicia de gente que se supone respetable”, declararía Ward en una ocasión con respecto a lo que lo motivó a escribir la compleja historia de un joven estafador que junto a un timador con más experiencia intentan superar en inteligencia a un peligroso mafioso, y así vengar la muerte de su amigo.
Ward le entregó el guión al productor Tony Bill, quien encantado con la idea le ofreció al guionista llevar la historia a la pantalla grande, la cual inicialmente sería dirigida por el mismo Ward, convirtiéndose en su debut como director. Sin embargo, cuando el productor contactó a Robert Redford para que este interpretara el papel protagónico de la cinta, este se mostró reacio a la idea de que Ward dirigiera el film. Por lo complejo de la historia, el actor consideraba que se necesitaba un director más experimentado para llevar al proyecto a buen puerto, por lo que aceptó participar en el film siempre y cuando fuese otro el director. Al poco tiempo después, Redford llamó a su amigo el director George Roy Hill y le contó acerca del guión de “The Sting”. Tan pronto como Hill se unió al proyecto, dirigió sus esfuerzos a alivianar un poco el tono de la historia. Originalmente, David Ward había escrito una historia con ribetes bastante oscuros. Hill en cambio, quería convertir el relato en un pícaro homenaje a los viejos films de gangsters realizados en el Hollywood de los treinta.
Originalmente el papel del experimentado timador Henry Gondorff era bastante reducido. Si bien se había considerado al actor Peter Boyle para interpretarlo, un hecho cambiaría el destino del personaje. Un día Hill llamó a Paul Newman con la intención de arrendar una casa que el actor poseía en Beverly Hills. Como el director había rentado la misma casa cuando filmó “Butch Cassidy and the Sundance Kid”, Newman sintió curiosidad acerca de las razones que motivaban al director a arrendar el inmueble. Fue entonces cuando Hill le contó al actor que se aprestaba a filmar “The Sting” junto a Robert Redford. Buscando participar en el proyecto, Newman le pidió a Hill que le enviara una copia del guión. Pese a que al actor le encantó el guión, sentía que el papel requería a alguien de más edad para interpretarlo. Como Hill estaba consciente de los beneficios económicos que podría traerle la participación de Newman en la cinta, lo convenció de tomar el papel y le realizó algunos cambios al personaje para adaptarlo más al estilo del actor. Probablemente lo que más le entusiasmaba a Newman con respecto al film, era el reto que representaba trabajar en una comedía. Durante años, muchos de sus conocidos le habían aconsejado no involucrarse en el género debido a que no daría el ancho. Esta era su oportunidad de probar que estaban equivocados.
La cinta se ambienta en el Chicago de los años treinta. Johnny Hooker es un joven timador que trabaja en compañía de Luther Coleman (Robert Earl Jones), quien además de ser su compañero es su mentor. Para su fortuna (o su mala fortuna) timan a un hombre que lleva consigo una gran suma dinero, sin saber que este trabaja para el peligroso gangster Doyle Lonnegan. A raíz de esto, Coleman termina siendo asesinado, mientras que Hooker termina huyendo para salvar su vida. Recordando un consejo que recibió de Coleman antes de que este fuera asesinado, Hooker viaja en búsqueda de Henry Gondorff, un avezado timador que ha visto tiempos mejores. Hoy, retirado de las estafas y convertido en un alcohólico, ve con desconfianza la propuesta de Hooker, quien desea vengarse de Lonnegan mediante una compleja estafa. Sin embargo, el deseo de honrar la memoria de su viejo amigo y volver a sentir la adrenalina propia de una estafa, hace que Gondorff ponga en marcha un complejo plan para el que necesitará la ayuda de un gran número de sus viejos colegas. Esta es la base de “The Sting”, una película que si bien no presenta personajes ambiguos o extremadamente complejos (uno sabe que esperar de cada personaje salvo algunas excepciones), tiene una serie de vueltas de tuerca interesantísimas e inesperadas que logran imprimirle algo de suspenso y complejidad a la historia.
Pese a que los personajes no presentan grandes conflictos, de todas maneras resultan ser lo suficientemente interesantes como para causar una impresión en el espectador. En gran medida esto se debe a la estupenda actuación de la totalidad del elenco, en especial de los protagonistas. Paul Newman y Robert Redford demuestran con creces porque son considerados como una de las más grandes duplas cinematográficas de todos los tiempos. La química entre ambos actores es innegable, motivo por el cual su sociedad resulta ser tan exitosa. Robert Shaw por su parte, es un villano memorable. Como dato curioso, la cojera del personaje de Shaw nació a partir de un accidente que sufrió el actor, en el cual se lastmó el tobillo. Como dicho accidente amenazaba su participación en la cinta, decidió incorporar la cojera a su personaje. Uno de los puntos altos del film sin duda es su ambientación, la que estuvo a cargo del director de arte Henry Bumstead, y el director de fotografía Robert Surtees. Los escenarios son una parte importante de la cinta y de su particular encanto. En cuanto a la banda sonora, Hill seleccionó un estilo musical que resultó ser controversial por el hecho de que había estado de moda a principios del 1900 y no en la década del treinta; el ragtime fue una de las primeras formas musicales verdaderamente estadounidenses y fue una de las influencias en el desarrollo del jazz. Hill había escuchado unas composiciones del músico Scott Joplin, tras lo cual le pidió al compositor Marvin Hamlisch que las adaptara para el film. El tiempo le daría la razón a Hill, ya que la banda sonora de “The Sting” es todo un clásico.
La cinta está narrada a través de episodios, los cuales corresponden a cada uno de los pasos que debe seguir Hooker y compañía para llevar a cabo su plan. Con cada nuevo logro del grupo de timadores, se presenta alguna dificultad que deberán superar. Lo interesante es que cada uno de los segmentos del film esconde alguna sorpresa, lo que permite que la historia en ningún momento se torne predecible. En ese sentido, el director es lo suficientemente inteligente como para esconderle cierta información al espectador con el objetivo de tomarlo por sorpresa en algunos momentos del film (por lo que en cierta medida nosotros también somos víctimas de este grupo de timadores). Esto sumado al dinámico ritmo narrativo que Hill le imprime al relato, ayuda a que los 130 minutos de duración del film se pasen bastante rápido. “The Sting” obtendría diez nominaciones al Oscar, de las cuales ganaría siete entre las que se encuentran mejor película, mejor director, mejor banda sonora, mejor diseño de vestuario, mejor edición, mejor guión, y mejor dirección de arte. Aunque para algunos “The Sting” es una película algo sobrevalorada, la verdad es que a estas alturas ya es un entretenido clásico recordado tanto por ser la segunda y última colaboración entre Newman y Redford, como por su música y por su inteligente historia.
por Fantomas.
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