Se utiliza una aguja similar a la lanera, con la que estamos tan familiarizadas, pero más larga y puntiaguda. El hilo era un lino un tanto encerado de grosor medio. Y como tercer elemento el taladro. Sí, señoras y señores, sin taladro no sois nada en el mundo de la encuadernación. Puede que para las muestras pudiéramos haber empleado un punzón, pero no para hacer los agujeros de las tapas junto con sus decenas de folios. ¡Taladro en mano, encuadernadores! 

Conocéis mi amor por coser el papel. El flechazo no fue distinto, ¡encuadernar cosiendo papel! Hay que ser muy cuidadoso con el procedimiento. Recordad que es estilo japonés, así que los pasos exactos son primordiales para que acabe bien cosido. Elegimos el modelo hojas de cáñamo y quedamos encantadas con el resultado. 
A todo esto, no puedo olvidar dónde tuvo lugar el taller. Fue en la entrada de una antigua casa cerverina. Invadimos un territorio de techos infinitos, gran escalinata y una ventana mágica desde donde nos acogió la noche. Imposible no guardar un buen recuerdo de lo aprendido, de la compañía y de la postal que nos queda para siempre en la retina.
