Lo siento, Nathan.
Y lo siento por la sencilla de razón de que un día creí en ti, un día ansiaba poder conocerte, admirarte por tu trabajo, asistir a tu concierto, tener tu material, pero no tardé mucho en cambiar de opinión cuando me di cuenta de que las cosas no iban por el camino que tenían que ir, cuando se descubrió cómo eras en verdad. No te importan los fans, no te importa su felicidad, solo tu interés y tu dinero a costa de las personas que realmente amamos Tomb Raider.
Tras esta pequeña introducción, quiero exponer cada motivo por el que hace un año y medio me convertí en un absoluto detractor de este proyecto guiado únicamente por intereses, ambición y dinero.
The Tomb Raider Suite empezó siendo un concierto en Londres que Nathan McCree, compositor de las bandas sonoras de los primeros tres Tomb Raider, presentó como una exclusiva mundial para poder revivir cada pieza musical de la primera trilogía de la franquicia, ahora remasterizadas e interpretadas por una maravillosa orquesta en uno de los teatros más importantes de la capital inglesa.
Durante los meses previos al concierto, después del anuncio oficial del mismo, el equipo de prensa de The Tomb Raider Suite contactó con todos y cada uno de los sitios fan oficiales de Tomb Raider para ver si podíamos ofrecerles cobertura internacional en nuestros portales con tal de llegar a más público. Yo acepté encantado, la emoción por el proyector era más que palpable y me encanta comunicar, sobre todo acerca de Tomb Raider, por lo que no negué la propuesta. Creo que la mayoría de sitios fan oficiales aceptamos porque queríamos ayudar a que todo se hiciera realidad.
Sin embargo, yo no tardé en hartarme.
El concierto fue una experiencia maravillosa que me encantó vivir en compañía de amigos y conocidos, todo sea dicho. Fue un espectáculo grandioso, digno de mención, y yo mismo “colaboré” como prensa (accediendo también al área VIP, que solo era el piso superior del teatro en el que tú mismo tenías que pagar comida y bebida después de gastar más de 150 euros en una entrada VIP) para EDEN Films, productora del proyecto, para redactar un posterior artículo, siguiendo así la estela que habíamos durante la campaña promocional de The Tomb Raider Suite.
Allí, le pedí a Nathan McCree un autógrafo, el cual me dedicó después de regalarme también una cara de asco. Aunque no crecí con sus juegos, ni con su música, la conozco y la he escuchado decenas de veces (por eso fui al concierto). Era fan de Nathan, pero dejé de serlo muy pronto, y esa cara fue el principio del fin.
Una vez pasada la resaca del concierto, se anunció un Kickstarter que apoyara el proyecto para poder lanzar copias físicas en CD, vinilo, etc., de las bandas sonoras remasterizadas, haciendo que todo el mundo pudiera acceder a las mismas y tenerlas de por vida, una idea más que interesante y bien vista, pero solo en los primeros minutos. De nuevo, el representante de McCree nos empezó a enviar correos diarios para hablar sobre la campaña del Kickstarter en nuestras páginas web y blogs, llegando al punto de que mi bandeja de entrada no tenía más que correos de un señor llamado Will, el anteriormente mencionado representante.
Nunca hemos sabido quién proporcionó los correos electrónicos personales de cada uno de nosotros, pero bien se puede decir que no nos gustó mucho que lo hicieran sin antes preguntarnos, y mucho menos para avasallarnos a hacer un trabajo que no estamos obligados a hacer, porque colaboramos con Crystal Dynamics y Square Enix, no con terceras partes si no acordamos hacerlo. La emoción de participar en la promoción terminó cuando, prácticamente, nos obligaban a ello.
Yo trabajo por vocación, pero hasta un punto.
Mucho menos nos gustó el asunto cuando vimos la cantidad que Nathan McCree quería recaudar con el Kickstarter: más de 200.000 euros (190.000 libras), una locura. Uno de los principales motivos fue que Square Enix se ofreció a poner el dinero del estudio de grabación, pero la ambición de McCree iba más allá, él quería grabarlo en los estudios de Abbey Road, cuyas tarifas no son precisamente económicas dado el prestigio del estudio.
Además, para poder participar en la recaudación de fondos y conseguir, como poco, un CD, había que pagar más de 30 euros (alrededor de 30 libras), un precio desorbitado cuando un CD de intérpretes más que reconocidos cuesta la mitad. Igual con los vinilos y otros materiales promocionales que incluyó como regalos. Eso sí, por partes. Cada semana incluía algo nuevo y, si habías patrocinado un paquete, sea cual fuere, se quedaba obsoleto si querías más, con precios que superaban los 100, 200 y 300 euros. Así hasta 3000. Yo no participé porque sabía que, después de recaudar el dinero, habría la posibilidad de comprar todo lo que ofreció en el Kickstarter. Y así fue, incluso todavía más barato, ¡muchísimo más barato que al principio!
Una vez el Kickstarter finalizó, los envíos y el lanzamiento del disco se estimaron para el mes de noviembre de 2017, pocos meses después de su inicio, el 26 de mayo de 2017 (que además es la fecha de mi cumpleaños). Parecía un momento temprano, poco tiempo para llevarlo todo a cabo, pero parecía que el equipo de producción lo tenía todo bajo control y dio esperanzas.
Pero nada de eso fue real, solo los continuos retrasos, y a día de hoy seguimos sin noticias acerca del lanzamiento del disco. Después de diez largos meses, y cuando el propio Nathan anunció que el 1 de agosto se empezaría a enviar y lanzar todo, vemos que es mentira una vez más. Esto ha desencadenado el justificado enfado de la gente, pero en lugar de intentar mediar el conflicto y dar soluciones (como lanzar la copia digital, que tampoco lo hace), se dedica a hablarle mal a la gente, dando muy malas contestaciones completamente irrespetuosas e, incluso, a llamarnos “gilipollas”. Sí, tal y como habéis leído. Ya sea a través de las redes sociales o del muro del proyecto de Kickstarter. También, comentarios machistas como “agarraos las bragas”, entre otros.
Para más colmo, organizó un buffet en San Francisco y lo canceló una semana antes del mismo, haciendo que la gente que había pagado entradas, vuelos y noches de hotel se quedase sin poder devolver absolutamente nada. Esto causó todavía más descontento entre la gente y, ahora, entre retrasos y cancelaciones, Nathan está más echando humo que nunca, alegando incluso que hay una campaña de desprestigio en su contra. No, lo que estamos es hartos de tus mentiras y de que te aproveches de nuestro dinero. O del de la gente que ha pagado, así como del interés que tenemos hacia la franquicia. Incluso, hay teorías que afirman que se le devolvió todo el dinero a los afectados desde la cuenta del Kickstarter, es decir, con el dinero de los contribuyentes.
Otro punto a añadir, es que conocí a un miembro del equipo en Londres, quien me aseguró que el proyecto iba sobre ruedas y que nos encantaría el trabajo final de The Tomb Raider Suite, lo cual avivó un poco mis ganas de saber más, porque sus palabras parecían reales y ella era y es una persona maravillosa. Sin embargo, todo volvió a caerse cuando abandonó el proyecto semanas después. Sin saber el motivo.
Así seguiremos hasta no sabemos cuándo. Posiblemente, el lanzamiento de The Tomb Raider Suite sea considerado milagro una vez salga, por fin, para toda la gente que ha pagado mucho dinero y sigue con las manos vacías desde hace un largo año.